domingo, 31 de mayo de 2015

Cajón de Sastre

La Orquesta Vegetal de Viena
     Por Ignacio Santa María

     Ahora te vamos a hablar de una orquesta muy diferente a cualquier otra que conozcas. Fíjate qué cosas tan raras: la mayoría de los componentes de esta orquesta no son músicos; además, cuando van a dar un concierto no llevan encima sus instrumentos, sino que los fabrican justo antes de subir al escenario; y lo más raro de todo: las piezas para fabricar un instrumento las compran… ¡en una verdulería! 
     Se trata de la Orquesta Vegetal, un conjunto que consigue hacer música utilizando verduras: zanahorias, puerros, apios, alcachofas, calabazas, cebollas… que, una vez que pasan por sus manos, se convierten en flautas, trompetas, clarinetes, maracas, tambores… Para conseguir esta increíble transformación se sirven de taladradoras, cuchillos y serruchos con los que construyen con todo detalle sus instrumentos musicales o, más bien, sus instrumentos vegetales.
     La Orquesta Vegetal se formó en 1998 en Viena, la capital europea de la música. La cosa empezó como una broma entre amigos pero pronto se convirtió en algo más. En la orquesta hay diseñadores, artesanos, y ¡sí: algún músico también! A lo largo de estos 17 años han dado cientos de conciertos por muchos países.
     Un día de concierto en la Orquesta Vegetal
     Cuando la Orquesta Vegetal celebra un concierto, acuden ese mismo día por la mañana a comprar verduras. ¡Utilizan 70 kilos de verdura fresca en cada concierto! Después se pasan más de cuatro horas fabricando sus instrumentos. En esta fase, más bien parecen un grupo de cocineros: todos alrededor de una mesa, con sus delantales, partiendo verduras con sus cuchillos y herramientas. 
     Después dan el concierto, que dura una hora y media. En ese tiempo repasan un repertorio en el que hay de todo: rock, heavy, yazz, tecno y ritmos étnicos. Eso sí, todo con el particular sonido de las verduras. ¡Hay qué ver: cuatro horas de preparación para una hora y media de concierto! Y, para colmo, estos instrumentos ya no sirven para ninún concierto más, porque la verdura, cuando pierde su frescura, ya no suena igual. Y ¿qué hacen entonces con todas las verduras que sobran   al final del concierto?Pues preparan un caldo caliente y lo sirven      a los espectadores para que lo degusten. Qué forma tan original de terminar,¿no?
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