domingo, 1 de diciembre de 2019

PORTADA


Queridos lectores: Acaba de salir el número 75 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus noticias con dos sencillas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y reales. Y segunda: que las envíes a mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Cuento contigo.

Navidad 2019.

Que el anhelado lazo de la felicidad en todos los órdenes de la vida ate la tuya y la de los tuyos con un nudo tan fuerte en estos días navideños que el nuevo año sea incapaz de deshacerlo.

Feliz Navidad y feliz 2020.

María Jesús.

CONTENIDO

LA VITRINA: Balance de libros leídos durante este año.
MESA CAMILLA: Días de juerga y fiesta.
CAJÓN DE SASTRE: Origen de la palabra vegano.
EL ÁLBUM DE LA Lengua: En olor de multitud, no en loor de multitud.
LA BUTACA: Hermoso gesto.
CARTA a… Nuestra princesa de Asturias.
COSAS DE GARIPIL: El potaje de chinitas.

Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.

Volveremos a encontrarnos en el próximo número.

María Jesús.

Seguidores de Honor:
Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.
Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.



LA VITRINA

¡Hola! He aquí los libros que he leído este año que ya cabalga por su último mes. Unos desfilaron por esta sección para invitarte a su lectura; otros no tuvieron esa oportunidad. Pero todos quieren que sepas que existen por si en alguna ocasión te interesa conocerlos.

2019:

Título: Circo Máximo. Autor: Santiago Posteguillo.
Título: El monarca de las sombras. Autor: Javier Cercas.
Título: En el corazón de los fiordos. Autora: Kabus, Christine.
Título: El silencio de la ciudad blanca. Autora: Eva García Sáenz de Urturi.
Título: Zoya. Autor: Steel, Danielle.
Título: La casa de las hermanas. Autor: Link, Charlotte.
Título: Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido. Autora: Paloma Sánchez Garnica.
Título: La cultivadora de rosas. Autor: Link, Charlotte.
Título: El nombre que ahora digo. Autor: Antonio Soler.
Título: El árbol de las moras. Autor: Deveraux, Jude.
Título: La hija de la luna. Autora: Toti Martínez de Lizea.
Título: La calle de la judería. Autora: Toti Martínez de Lizea.
Título: La elegancia del erizo. Autor: Muriel Barbery.
Título: El guardián entre el centeno. Autor: Salinger J. D.
Título: La espía. Autor: Claudio Coello.
Título: Las rosas de piedra. Autor: Julio Llamazares.
Título: El médico sefardí. Autor: G. H. Guarch.
Título: La maldición de la reina Leonor. Autor: José María Pérez González (Peridis).
Título: 1921, Diario de una enfermera. Autor: Montero Eligio R.
Título: Melocotones de viña. Autora: Lola López de la calle.
Título: La flor del surinam. Autora: Linda Belago.
Título: La hilandera de Flandes. Autora: Concepción Marín.
Título: Patria. Autor: Fernando Aramburu.
Título: El color de los sueños. Autora: Sepetys, Ruta.
Título: El diamante de Jerusalén. Autor: Gordon Noah.
Título: Flores negras. Autora: Siscar, Lara.
Título: La sed. Autora: Mercedes Ballesteros.
Título: La vendedora de huevos. Autora: Linda D. Cirino.
Título: Cacereño. Autor: Raúl Guerra Garrido.
Título: Bandoleros. Autor: José Javier Pasamontes Orgaz.
Título: La rosa del viento. Autora: Corina Bomann.
Título: La doctora de Maguncia. Autora (seudónimo de Sarah Lark): Ricarda Jordan.
Título: El retrato de Dorian Gray. Autor: Oscar Wilde.
Título: Aroma de café amargo. Autora: Sandra Benítez.
Título: Yo, Julia. Autor: Santiago posteguillo.
Título: La novia gitana. Autora: Carmen Mola.
Título: La red púrpura. Autora: Carmen Mola.
Título: Las hijas de la villa de las telas. Autora: Anne Jacobs.
Título: Los cipreses de Córdoba. Autor: Yael Guiladi.

MESA CAMILLA

Días de juerga y fiesta

En este país podemos quejarnos de muchas cosas, pero de días festivos, de ningún modo. No solo contamos con nuestras fiestas locales, autonómicas y nacionales, contamos también con los folclores que organizamos para resucitar viejas tradiciones en nombre de la cultura, de la salud, de la solidaridad, y de lo que haga falta con tal de que llamen a juerga. Pero como no nos basta con las nuestras, de forma consciente o inconsciente, hemos decidido celebrar también las que nos llegan de fuera, sobre todo si vienen de Estados Unidos.

Empezamos con Papá Noel. Pensamos que el hombre no iba a ser bien recibido, pero nos equivocamos, las grandes superficies le abrieron las puertas de par en par y antes de que caigan los primeros ampos de nieve se coge el trineo para llegar aquí antes que a sus países de origen, y nada de traerles a nuestros niños unas golosinas para endulzarles la interminable espera de los Reyes Magos, en su afán de destronarlos arrampla con los juguetes que les han pedido los niños y Sus Majestades se las ven y se las desean para complacerlos. Luego vino desde Estados Unidos el ya famoso oHalloween que celebramos por todo lo alto el 31 de octubre. Otra de las celebraciones que hemos acogido en los últimos años es el Holi que consiste En celebrar la primavera con un festival de origen hindú en el que las personas se visten de blanco y tras teñir su ropa de mil colores se colocan en pelotón para lanzar al aire polvos de colores que caen sobre ellas mismas y sobre el resto de participantes. Tampoco tenemos que desplazarnos ya hasta Munich (Alemania) si queremos celebrar la Oktoberfest, que no es otra cosa que la fiesta de octubre o fiesta de la cerveza, porque empezó celebrándose en Zaragoza y ya se celebra en varias ciudades. Y la última que nos llegó de Estados Unidos y se ha puesto la primera es la que acabamos de celebrar: hablamos del Black Friday o viernes negro, un viernes de noviembre en el que todas las tiendas ofrecen descuentos. Esta tradición, más que para la diversión, fue pensada por las firmas comerciales para el consumismo, pero sin apenas darnos cuenta nos hemos encargado de convertirlo en un día de fiesta o de juerga, y hasta pedimos el día libre en el trabajo para disfrutarlo, y se colapsa el tráfico, y se forman colas interminables, y nos damos codazos en todas las secciones de las grandes superficies para conseguir la ganga prometida y que no aparece, bueno, en todas menos en las de alimentación, porque ese día cosas como las lentejas, el pan y el café no le interesan a nadie, y más que rebajarles el precio, conviene subírselos para cifrar más. Y de seguir así acabaremos celebrando hasta el 4 de julio para celebrar con los estadounidenses su Día de la Independencia.

Menos mal que nuestras ganas de juerga son tantas que adoptamos las fiestas y tradiciones de los demás sin renunciar a las nuestras.


CAJÓN DE SASTRE

¿Cuál es el origen de la palabra vegano y quién fue su creador?

Por Germán Wille para LA NACIÓN.

En tiempos en que los movimientos veganos volvieron a ocupar un lugar central en el mundo de las noticias por su aparición accidentada -con rebencazos gauchos incluidos- en el escenario de la Exposición Rural, puede resultar pertinente conocer algo de la vida y de la obra de Donald Watson, una persona que, si bien no podría decirse que fue el primer vegano, fue seguramente el creador de ese término que hoy está en boca de todos.

Watson nació en el pueblo de Mexborough, en el condado inglés de Yorkshire del Sur en el año 1910. En su adolescencia era un muchacho enclenque y debilucho, miembro de una familia donde comer carne era una práctica más que habitual. Las visitas familiares a la granja de su tío George era un paseo común en aquellos años, hasta que un día, algo que el adolescente vio allí le cambiaría la vida para siempre.

Mientras recorría los dominios de su tío George, el joven pensaba que todos los animales del lugar brindaban algo de sí al hombre: los caballos, fuerza para el arado, o transporte; las ovejas, lana para abrigo; las vacas, leche; las gallinas, huevos y el gallo, su voz, que funcionaba como un despertador natural. Pero habían animales que estaban allí y que no brindaban, aparentemente, nada: los cerdos.

Grande fue su disgusto cuando se enteró que la utilidad del noble porcino estaba en su carne. Y lo supo, de la peor manera, al ver cómo escogían, atrapaban y luego mataban a la bestia, delante de sus ojos.

El sacrificio del marrano -cuyos chillidos desesperados quedaron grabados por años en los oídos del muchacho- cambiaron por completo su perspectiva acerca de la alimentación y de la vida en general. "La escena idílica de ese lugar era un engaño, ya que no era más que un corredor de la muerte donde los días de cada criatura estaban contados. Ese día decidí que las granjas, y los tíos, tenían que ser reevaluados", dijo Watson en una entrevista del año 2002, en la que hizo un repaso de su vida.
Primera decisión: ser vegetariano.
Así fue como, a los 13 años, y a partir del año nuevo de 1924, el adolescente Donald Watson decidió no comer nunca más carne. Cuando murió, a los 95 años, en noviembre de 2005, llevaba 81 años sin comer ni un solo bocado de alimento cárnico.

A la edad en la que Watson se volcó al vegetarianismo también abandonó la escuela y otro de sus tíos le enseñó el oficio de carpintero. La docencia en el arte del trabajo de la madera se convertiría en el medio de vida de este joven, al que todavía le faltaba dar un giro más profundo en su manera de alimentarse.

Enemigo de la violencia en cualquiera de sus formas, Watson fue objetor de conciencia y no participó de la segunda guerra mundial. Sus dos hermanos fueron también objetores, y además siguieron a Donald en sus hábitos como vegetariano, abstemio y no fumador. Tan poco habituales eran estas conductas en aquella época, que la madre de estos hermanos dijo una vez que "se sentía como gallina que había incubado un grupo de huevos de pato".

Nace el término Vegano

Después de 18 años de vida vegetariana, Donald Watson descubriría otro modo de crueldad que, a su criterio existía contra los animales, aunque no incluyera su muerte. Fue cuando percibió la explotación a la que eran sometidas las vacas lecheras.

Según se consigna en el obituario de Watson que publicó la BBC, el todavía vegetariano aborreció la manera en que los terneros eran separados de su madre a pocos días de nacer y la forma en que la vaca se criaba y alimentaba de manera poco natural para producir la leche.

Así fue como, excluyendo de su dieta los huevos, la leche, y la miel, todos productos derivados de los animales, Watson se convirtió en vegano antes de que existiera una palabra para definir su condición. Entonces, la tuvo que inventar.

De este modo el término que creó, vegano (vegan, en inglés), quedó conformado por las primeras y las últimas letras de la palabra vegetariano (vegetarian). La formación de esta palabra no es casual. Simboliza el principio y la finalidad de un hábito. Según el sitio de la Vegan Society, el vocablo expresa que el veganismo tiene su raíz en el vegetarianismo y va en busca de la culminación lógica y exitosa de un camino cuya razón de ser es lograr la buena salud sin hacer sufrir ni morir a ningún animal.

"La palabra vegano fue aceptada de inmediato y se convirtió en parte de nuestro idioma y ahora está en casi todos los diccionarios mundiales, supongo", decía el propio Watson en la citada entrevista realizada en diciembre de 2002 y publicada en la edición del 2003 del sitio The Vegan Summer.

La primera Sociedad Vegana

En el año 1944, Watson, junto a su esposa Dorothy y un grupo de amigos fundan la Vegan Society en Leicester, Inglaterra, la primera organización vegana en el mundo. Tiempo más tarde comenzó a escribir y publicar un humilde diario trimestral The Vegan News, de apenas doce páginas engrampadas con ganchos pero que ya comenzó con una suscripción de 500 personas.

En su primera edición, el mismo Watson escribía en The Vegan News: "La indiscutible crueldad asociada con la producción de productos lácteos djó en claro que el lacto-vegetarianismo no es más que un punto intermedio entre el consumo de carne y una dieta civilizada y verdaderamente humana. Creemos, por lo tanto, que durante nuestra vida en la tierra debemos tratar de evolucionar lo suficiente como para hacer "el viaje completo".

A partir de entonces la publicación crecería y multiplicaría a sus lectores, y luego aparecerían otras publicaciones -hoy sitios Web- que mantendrían a los veganos del mundo informados y alerta a las novedades de su doctrina de vida.

Últimos años y el legado de Watson

Tras su jubilación, Watson pasó los años finales de su vida -que fueron muchos- en una casa de la localidad de Keswick, condado de Cumbria. Allí disfrutó de un jardín con huerta propia, donde producía su compost con hojarascas y restos de vegetales. Genio y figura, el hombre revolvía esta mezcla terrosa con un rastrillo en lugar de pala y con sumo cuidado, para no dañar a ninguna lombriz de la tierra.

Su ancianidad saludable, que se prolongó hasta los 95 años, eran para él el certificado de lo buena que era su forma fe vida: "A los 93 años -dijo en una entrevista de 2004 que rescata la BBC- y nunca habiendo tomado medicinas ortodoxas o marginales, soy prueba de que después de una infancia débil en una familia que come carne, el veganismo funciona".

Consciente de que la doctrina que él había iniciado tomaría más fuerza con el tiempo, cuando le preguntaron cuál había sido su máximo logro, el inventor del término vegano contestó: "Sentir que fui instrumental para comenzar un gran movimiento nuevo que no solo podría cambiar el curso de la humanidad y el resto de la creación, sino mejorar las expectativas del hombre de sobrevivir por mucho más tiempo".

Sin temor a su propia muerte, que llegó finalmente el 16 de noviembre de 2005, Donald Watson vaticinó en la misma entrevista cómo sería su propia partida de este mundo: "Habrá un funeral. Habrá un puñado de personas y estarán los espíritus de todos los animales que nunca he comido. En ese caso, ¡Será un gran funeral!"

EL ÁLBUM DE LA LENGUA


EN OLOR DE MULTITUD, MEJOR QUE EN LOOR DE MULTITUD

En olor de multitud(es) es la expresión preferible para indicar que alguien
cuenta con la admiración de muchas personas, mejor que en loor de
multitud(es).

En los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como «Kubica, en
loor de multitud en Polonia» o «El artista fue recibido en loor de
multitudes al llegar a su tierra».

Como explica el Diccionario panhispánico de dudas,* la locución en olor de
multitud (o de multitudes) es relativamente reciente y se originó por
analogía con en olor de santidad y otras similares, frecuentes en textos
medievales y clásicos, en los que la palabra olor se usa de forma
metafórica, pues se entiende que la cualidad a la que se alude se exhala
como un aroma.

Con ese mismo sentido de ‘rodeado de, envuelto por’ se empezó a usar ya en
el siglo XX en olor de multitud.

El hecho de que el término olor, en su acepción no metafórica, diera lugar a
«interpretaciones jocosas» de la expresión, hizo que en las últimas décadas
algunas personas lo sustituyeran por loor (‘elogio’ o ‘alabanza’) en una
forma de ultracorrección que, según la misma obra, conviene evitar.

La construcción en loor de es correcta y frecuente, pero ha de ir seguida
del sustantivo que expresa la persona o cosa a quien se dirige la alabanza,
no quien la realiza («Predicó en loor del difunto»). Así, en sentido recto,
en loor de multitud significa que alguien alaba a la multitud, no que
alguien recibe sus alabanzas.

De este modo, y aunque algunos diccionarios de uso ya dan por bueno el uso
de en loor de como equivalente de en olor de, resulta preferible emplear la
segunda en ejemplos como los anteriores, que habría sido mejor redactar de
la siguiente manera: «Kubica, en olor de multitud en Polonia» y «El artista
fue recibido en olor de multitudes al llegar a su tierra».

Fundación del Español Urgente.

LA BUTACA

Acabo de leer esta noticia y me parece un gesto tan hermoso que no resisto la tentación de enviarla a 30 días.

Un niño de 9 años le quiso aumentar el sueldo a su maestra con su regalo de cumpleaños.

10/11/2019 - 22:27 Mundo Web

Estados Unidos.

Parker Williams, niño de 9 años, y alumno del tercer grado en la escuela Gorrie Elementary, de la ciudad de Tampa (Florida, EE.UU.), obtuvo 15 dólares como regalo de cumpleaños y, en lugar de comprarse algo de su gusto, decidió dárselos a su maestra, generando gran sorpresa entre sus compañeros.

El pequeño, adjuntó el dinero dentro de un sobre, y a través de una carta expresó:

“Querida señora Chambers, no creo que a los maestros se les pague lo suficiente por lo que hacen, entonces, ¿aceptará este regalo?”, escribió Parker.

Posteriormente, fueron los propios progenitores, quienes supieron del gran acto que había realizado su hijo, al encontrar una nota, con la respuesta negativa por parte de la docente: “No puedo aceptar esto, pero aprecio el gesto, Parker. Estudiantes como tú son la razón por la que enseño”, fue la respuesta de Mary Hall Chambers, que acompañó la respuesta con una carita sonriente.

A pesar de que la maestra no se quedó con el regalo, el niño contó que lo hizo sentirse muy bien.

Finalmente fue el padre del pequeño, Darrell Williams, quien compartió el gesto de su hijo en su cuenta de Facebook, dónde los internautas no tardaron en alabar la bondad de Parker.

Desde Pamplona informó para 30 días Silvia.


CARTA A...


Al margen de estar a favor de la monarquía o de estar en contra, -cada cual es muy libre de pensar como entienda conveniente siempre que no defienda sus ideas recurriendo a la violencia, a la discordia, al enfrentamiento-, y sin entrar en cómo se vayan desarrollando los acontecimientos, hoy por hoy una cosa es cierta: usted, doña Leonor de Borbón y de Ortiz, como primogénita de los reyes Felipe VI y Leticia Ortiz, es la heredera al trono de España, y para reinar se está preparando, y muy bien por cierto.

Hemos podido comprobarlo estos días, cuando con catorce años recién cumplidos se ha estrenado en actos públicos con dos brillantes discursos: el pronunciado en la entrega de los Premios de la Fundación Asturias primero y el pronunciado en la entrega de los Premios de la Fundación de Girona después. ¡Qué delicia de niña que empieza a ser mujer! Su serenidad, su ternura, su dulzura, la madurez, el respeto y la responsabilidad que destilaban sus palabras pronunciadas en castellano, inglés, árabe y catalán nos han cautivado a todos. Justo es felicitarla, tanto a usted como a los reyes, sus padres, y a sus educadores.

En estos días en los que los españoles nos hemos tenido que enfrentar a las cuartas generales en cuatro años, en estos días en los que los españoles hemos podido comprobar que sus estúpidos discursos, sus absurdos programas, sus repetidas falacias sólo han conseguido empeorar las cosas, en estos días en los que los españoles solo tenemos razones para sentir vergüenza de nuestros políticos y rogar a todos los dioses que no tengamos que volver a las urnas por quinta vez, el único consuelo, la única alegría, la única esperanza han sido sus palabras de concordia, de entendimiento y bellos compromisos con los que Su Alteza nos ha alegrado los noticiarios.

No sabemos qué pasará mañana, mañana no sabemos qué pasará. Nuestros políticos siguen más dispuestos a crear problemas que ha resolverlos. Pero hoy por hoy, una cosa es cierta: Su Alteza es la heredera del trono de España, y los discursos con los que nos ha devuelto la ilusión estos días, además de para felicitarla, son para sentirnos orgullosos de usted.

Ojalá no cambie nunca y algún día podamos verla reinar en paz.

COSAS DE GARIPIL


¡Hola! Acaba el año y con este cuento navideño quiero darte las gracias por las visitas que me has hecho a lo largo de los doce meses. De corazón, gracias. Espero seguir contando con tu visita.

El potaje de chinitas

Érase una vez un pequeño pueblo dividido en dos barrios: el de arriba y el de abajo. Ambos estaban separados por una ancestral enemistad, una cuesta muy empinada y la iglesia, que hasta en Navidad estaba vacía, pues, los del de arriba no iban a misa por no ver a los del de abajo, y viceversa.

Un día de nochebuena, el viejo párroco, harto de esperar un milagro de Dios y de predicar en desierto, decidió hacer un gran potaje e invitar a todos a cenar. “Los que comen del mismo plato, -pensó- acaban dándose la mano”.

Con este convencimiento cogió la olla más grande que había en la casa parroquial, la rasó de agua bendita y la acercó al fuego, pero su cepillo recibía tan pocas limosnas de los más ricos y tantas súplicas de los más pobres que, cuando el agua rompió a hervir, sólo encontró para añadirle las chinas que iba quitando de las legumbres que comía. Mientras el agua hervía y hervía, él removía las chinas con un palo, como para evitar que se le pegaran al hondón, como para obligarlas a espesar el caldo, y el ruido de las chinas superaba al del agua. Al cabo de media hora dejó de marearlas, cogió una cucharadita de potaje y lo probó. "El agua puede tragarse, pues, al fin y al cabo, está bendecida, -se dijo con visible desencanto- pero las chinas ni se ablandan ni pierden el sabor a tierra". Y en busca de productos que le dieran más sustancia, se echó a la calle con bonete y sotana.

—Me estoy cociendo un potaje de chinitas para cenar esta noche, pero me queda tan insípido que si me diera unas tiras de tocino para añadirle, se lo agradecería en el alma —dijo en una de las casas del barrio de arriba.
—Tenga los recortes del jamón del año pasado —respondió la dueña—, y que le sienten bien.
—Me estoy cociendo un potaje de chinitas para cenar esta noche, pero me queda tan insípido que si me diera unas zanahorias para añadirle, se lo agradecería en el alma —dijo en otra de las casas.
—Tenga este fardel que acabo de traer del huerto —respondió la dueña—, y que le sienten bien.
—Me estoy cociendo un potaje de chinitas para cenar esta noche, pero me queda tan insípido que si me diera unas aceitunas para añadirle se lo agradecería en el alma —dijo en otra.
—Tenga unos puñados de verdes y otro de negras —respondió la dueña—, y que le sienten bien.
Y con esta retahíla siguió llamando de puerta en puerta hasta que sacó algo de cada familia.

Al llegar a casa preparó las dádivas y las picó en la olla que quedó a medias. Y para colmarla del todo, se fue con las mismas al barrio de abajo.

—Me estoy haciendo un potaje de chinitas para cenar esta noche, pero me queda tan ralo que si le sobraran unas patatas para acompañar, se lo agradecería en el alma —dijo en una de las casas.
—Tenga una cesta de las más coloradas que tengo —respondió el dueño—, y que le aprovechen.
—Me estoy haciendo un potaje de chinitas para cenar esta noche, pero me queda tan ralo que si le sobraran unos fréjoles para acompañar, se lo agradecería en el alma —dijo en otra de las casas.
—Tenga unos kilos de los más tiernos —dijo el dueño—, y que le aprovechen.
—Me estoy haciendo un potaje de chinitas para cenar esta noche, pero me queda tan ralo que si le sobraran unos huevos para acompañar, se lo agradecería en el alma —dijo en otra.
—Tenga esta docena que acabo de sacar del nidal —respondió el dueño—, y que le aprovechen.
Y con esta retahíla siguió llamando de puerta en puerta hasta que sacó algo de cada familia.

En cuanto llegó a casa llenó la olla con los socorros y la dejó cocer a fuego lento un par de horas. Al cabo de las cuales la retiró con sumo cuidado, la llevó en volandas hasta la iglesia, la soltó en medio del altar y la rodeó de cucharas, tantas como vecinos había en el pueblo, ni una más ni una menos. Y en cuanto cayó la noche y cada cual se metió en su casa para cenar se subió al campanario y tocó a rebato las campanas.
Al oírlas, todos creyeron que la iglesia ardía en llamas, y temiendo que las lenguas de fuego se alargaran, se desviaran y lamieran sus respectivos barrios, dejaron la mesa puesta y pusieron pies en polvorosa.

Los primeros en llegar fueron los del barrio de arriba, y al ver sus dádivas entre las dádivas de sus enemigos, cogieron cada uno una cuchara y se lanzaron cual buitres a rescatar de la olla tiritas de jamón, taquitos de zanahorias, aceitunas... para que cuando ellos llegaran no cogieran nada, absolutamente nada de lo suyo. Después llegaron los del barrio de abajo, y al ver que sus enemigos zampaban y zampaban de la olla donde nadaban sus socorros, cogieron cada uno una cuchara y se tiraron cual lobos a sacar cuadritos de patatas, vainas de fréjoles, aritos de huevos... para que ellos no se llevaran nada, absolutamente nada de lo suyo. Pero fue tal el saca y mete de cucharas que todas se mezclaron y todos comieron de lo de todos.

En cuanto la olla quedó vacía, el cura se instaló detrás del órgano, y el recital de villancicos remató el milagro: de un arranque, sin elegir entre unos y otros pareja, todos los brazos se entrelazaron. Y cuando al alba, hinchados de comer y de bailar, ellos salieron agarrados de la iglesia, el viejo párroco, paciente y feliz, empezó a recoger las chinitas que habían ido tirando entre los bancos, para hacer con ellas, cada nochebuena, un potaje que les recordara a todos que sólo cuando los dos barrios se unían era Navidad.

María Jesús Sánchez Oliva.

Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
“Garipil” (1995).
Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
“Letanías” (1999).
Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
“El rosario de los cuentos” (2003).
Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
“Cartas de la Radio” (2007).
Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas en un programa de radio por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
“Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas)” (2014).
Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.
“Los días perdidos” (2018).
Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. Primer “Premio Tiflos” 2013.

Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:

garipil94@oliva04.e.telefonica.net

Estaré encantado de responderte.

Gracias por tu visita y hasta el próximo número.