viernes, 6 de diciembre de 2013

Portada

 Queridos lectores: Acaba de salir el número 19 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus crónicas a: mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia.

    Mensaje navideño

    Avanza diciembre y en unas semanas nos pondrá en la Navidad. Son días de estar con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo, y de hacer cosas que no hacemos habitualmente. Por esta razón no volveremos a encontrarnos hasta finales de enero, pero antes de despedirnos, quiero desearos lo que deseo para mí: paz, salud y trabajo. Ojalá que el nuevo año sea generoso con todos.
    Abrazos. 

    Contenidos:

    La Vitrina: Hoy decimos adiós a uno de los españoles que más ha hecho por la música clásica. Y como cada mes, mi recomendación literaria. Es un libro que leí hace años y tanto me gustó que lo tengo en mi lista de libros para volver a leerlo.
    Mesa camilla: Los españoles celebramos hoy el 35 aniversario de nuestra Constitución. Más que un día de fiesta, es, o debería ser, un día de reflexión. Quedas invitado a hacerlo.
    Cajón de Sastre: Parece que pronto los españoles podremos casarnos y descasarnos ante notario. Si quieres conocer los pos y los contras, lee el artículo que encontrarás aquí.
    El Álbum de la Lengua: Aquí encontrarás los cambios para escribir los números cardinales.
    La Butaca: Laura nos da una noticia que llevaba años esperando. Felicidades.
    Carta a… Las líneas de hoy van dirigidas a los mendigos. Ellos no tendrán la oportunidad de leerlas, pero yo sí tengo razones para escribirlas.
    Cosas de Garipil: Garipil me ha pedido permiso para interrumpir los relatos de “Letanías” y leeros un relato navideño. Como es de razón, se lo he concedido.

    Si has visitado alguna de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.

    Seguidores de Honor:
    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013. 

La Vitrina

Tenía preparado otro artículo para este número, pero antes de ser publicado nos llega la triste noticia: Fernando Argenta ha muerto. Está de luto la música, los amantes de la música clásica lloran su muerte, los que no la aman porque no la conocen, han perdido seguramente la oportunidad de conocerla. ¡Qué lástima! Era demasiado joven… Extraigo de Internet estos datos para decirle adiós y en nombre de todos los amantes de la música clásica y en mi propio nombre darle las gracias.
    Descanse en paz.

Fernando Martín de Argenta Pallarés 
Nacimiento
4 de julio
 de 
1945
Bandera de España 
Madrid,
España 
Fallecimiento
3 de diciembre
 de 
2013
(68 años)
Bandera de España 
Boadilla del Monte,
España 
Nacionalidad
español 
Alma máter
Universidad Complutense de Madrid 
Ocupación
periodista,
músico,
presentador,
escritor 
Padres
Ataúlfo Argenta
Juanita Pallarés

Fernando Martín de Argenta Pallarés (Madrid, 4 de julio de 1945 – Boadilla del Monte, 3 de diciembre de 2013), conocido como Fernando Argenta, fue un 
periodista,
músico
 y 
presentador
 de 
radio
 y 
televisión
español,
hijo del director de orquesta 
Ataúlfo Argenta.

Biografía.

Madrileño de nacimiento, estuvo muy ligado a 
Castro Urdiales
 (Cantabria),
ciudad natal de su padre.

Cursó estudios superiores de música en el 
Real Conservatorio Superior de Música de Madrid,
actividad que compatibilizó con la Licenciatura en Derecho por la 
Universidad Complutense de Madrid.
En su juventud fue miembro del grupo de rock 
Micky y Los Tonys,
el cual abandonó en 
1965
 para cumplir el 
servicio militar.

En 
1976
 comenzó a trabajar en 
Radio Nacional de España
 emisora en la que dirigió el programa 
Clásicos populares,
que trataba de acercar la 
música clásica
 al gran público de una forma amena y desenfadada y que se mantuvo en antena con notable éxito y prestigio hasta el 
31 de julio
 de 
2008.
Junto a él presentaba y codirigía el programa 
Araceli González Campa,
quien se prejubiló a principios de 
2008.
El programa dejó de emitirse por la prejubilación de ambos presentadores, tras 32 años de emisión.

Entre 
1986
 y 
1989
 dirigió 
Radio 3
 y posteriormente 
Radio 1
 de 
Radio Nacional de España.
Además fue presentador y organizador habitual de conciertos y óperas infantiles, además del programa de 
La 2
 de 
TVE
Musiquísimos (1987).
Desde 
2000
 y hasta su prejubilación en 
2008
 dirigió y presentó el programa 
El conciertazo
 en 
TVE,
espacio en el que presentaba conciertos de 
música clásica
 para niños con puestas en escena y elementos de 
danza
 y 
ópera
 en los que se explica el significado de la música.

Presentó y condujo multitud de conciertos en toda España e Hispanoamérica. El 15 de enero de 2011 dirigió la OFIL -Oviedo Filarmonía- en los conciertos
de conmemoración del décimo aniversario de la Fundación Magistralia.

 El 16 de abril del 2011 fue invitado de honor en el concierto “La magia de las leyendas y la naturaleza” con motivo del décimo aniversario del grupo orquestal

Ensemble XXI
 en la localidad aragonesa de 
Monzón,
Huesca.

Fernando Argenta recibió numerosos galardones profesionales, entre los que destacan 
Premio "El Chupete"
 al Mejor Comunicador Infantil 2009 dos 
Premios Ondas,
un premio del 
Festival de Televisión de Montecarlo
 o el 
APEI
 de radio; y varios títulos de honor desde que se jubiló en 
2008.

Fue patrono de la Fundación Magistralia, con quien realizó actividades para la difusión de la música clásica. Le fue concedida la 
Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes
 y fue miembro habitual del jurado de los 
Premios Príncipe de Asturias
 de las Artes. También escribió varios libros de temática musical.

Fernando Argenta falleció en Boadilla del Monte el 3 de diciembre de 2013, a la edad de 68 años.

    Y para terminar, el libro que te sugiero para este mes: Grandes almacenes, de Cecil Roberts.

Mesa camilla

Hoy es un gran día para los españoles: celebramos el 35 aniversario de nuestra Constitución. Como cada año mi homenaje particular ha sido leerla desde el principio hasta el final. Es verdad que habría que reformar algunos puntos que atañan a la Corona, al Congreso, al Senado, a otras instituciones y hasta es posible que a la Ley Electoral. No es justo que por ser gobernantes estén exentos de cumplir con las leyes que rigen para los ciudadanos y gocen de privilegios que les permiten hacer y deshacer sin contar con el pueblo. Pero me parece más urgente articular medidas eficaces que les obliguen a dejar de traicionarla.
     Hoy más que nunca nuestra Constitución está triste. Los derechos que otorga a los españoles están siendo pisoteados con tal saña que algunos ya no se pueden ejercer. Solo le queda una esperanza: que los españoles nos olvidemos de las ideas, de los partidos, de sus discursos, repasemos sus artículos y conscientes de lo que nos jugamos todos a una sepamos decirles ¡basta! Donde y como hay que decirlo. Defender nuestra Constitución no es otra cosa que defender nuestro bienestar, nuestra cultura, nuestra libertad, en definitiva, nuestros derechos como seres humanos, y esto es una obligación que tenemos todos los españoles.
     Para poder hacerlo, es imprescindible conocerla, y mucho me temo que la mayoría de ciudadanos no la han leído todavía.  Lo ideal sería que los niños la aprendieran en la escuela, pero esto es soñar despierto, a los políticos no le interesa. Por esto me parece necesario que los padres se la lean a sus hijos, que se hable de ella en casa, en las reuniones de amigos, en los centros de trabajo. Es hora de tomarnos en serio este asunto y reaccionar civilizadamente ante los atropellos que constantemente recibe si no queremos volver al pasado.

Cajón de Sastre

 Bodas y divorcios ante notario

    El matrimonio y el divorcio serán procesos más ágiles y económicos para las 
parejas, con un coste de 95 euros
     Autor: JOSÉ IGNACIO RECIO
     Fecha de publicación: 8 de noviembre de 2013

     El Anteproyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria abre una nueva vía para 
casarse o divorciarse ante notario. Al mismo tiempo que descongestionará los 
juzgados, esta nueva posibilidad hará que ambos procesos sean más ágiles y 
tengan un menor coste económico para las parejas, ya que, a partir de ahora, se 
podrán formalizar por la misma tarifa: 95 euros. El siguiente artículo describe 
esta nueva forma para obtener el enlace o la ruptura matrimonial y qué 
requisitos son necesarios para el proceso de divorcio ante notario.
 
    Bodas y divorcios rápidos y baratos

     Uno de los momentos más desagradables para las parejas es afrontar su proceso de divorcio. Es traumático por el componente emocional que conlleva la desaparición de los lazos de unión entre marido y mujer, pero no menos por las elevadas cuotas que genera este cambio en el estado civil de los contrayentes. Incluso en las modalidades más económicas como son los divorcios exprés, las tarifas pueden llegar hasta los 500 euros, aunque menos elevado que a través del proceso convencional, donde un divorcio de mutuo acuerdo tramitado en un despacho de abogados cuesta entre 700 y 1.000 euros, a lo que habría que añadir los honorarios del procurador que estarían estipuladon en cerca de 250 euros. 
      Incluso en las modalidades más económicas como son los divorcios exprés, las 
  tarifas pueden llegar hasta 500 euros En el Anteproyecto de Ley de Jurisdicción 
Voluntaria, estas cantidades no serán tan gravosas para las parejas, al 
autorizarse que tanto matrimonio como divorcio puedan realizarse ante notario 
pagando un arancel de 95 euros, una cantidad más barata que la cobrada por los 
consistorios por la celebración de uniones civiles. 
    El potencial de personas afectadas por la nueva regulación es bastante similar, 
si se atiene a los datos provisionales del pasado año proporcionados por el 
Instituto Nacional de Estadística (INE). En ellos se constata que se produjeron 
168.835 enlaces, de los cuales 104.309 fueron civiles y 61.070 religiosos, 
mientras que los divorcios fueron casi los mismos que las bodas civiles, con un 
total de 104.262 procesos de ruptura. 
    Otra de las principales consecuencias que generará esta medida social impuesta 
por el Gobierno será la agilización en las listas de espera en el Registro Civil 
y que podrán acortarse los días para conseguir el nuevo estado, tanto en el caso 
de los matrimonios como en los divorcios.
 
    Requisitos y documentos necesarios para divorciarse ante notario

     En el caso de los divorcios, acogerse a la nueva modalidad no será tan sencillo como en apariencia se pueda creer, ya que habrá una serie de requisitos que cumplir: 
  No deben existir hijos menores de edad, ni personas con discapacidad.
 
     El proceso debe ser de mutuo acuerdo entre la pareja
 
    Para que el divorcio sea tramitado ante notario, siempre bajo mutuo acuerdo de 
ambas partes, se deberá aportar además una serie de documentos: 
  Certificado de matrimonio: este documento será proporcionado de forma gratuita 
  por el Registro Civil de la ciudad donde se celebró el enlace, que se expedirá 
  en un plazo no inferior a los siete días desde su solicitud. 
  Certificado de nacimiento de los hijos, en caso de que los hubiese, y que 
  también se expedirá sin coste alguno en el Registro Civil. 
  Poder general para pleitos: es un documento por el que se otorgan poderes al 
  abogado y al procurador, para que puedan actuar en el juzgado en defensa y 
  representación de los cónyuges. Se formaliza en la notaría por unos 50 euros. 
  En los procesos en que se pidan medidas de carácter patrimonial, habrá que 
  aportar también otro documento que permita evaluar la situación económica de 
  los cónyuges. 
  En algunos casos se exige incluso el certificado de empadronamiento o 
  residencia de los esposos. 
  Propuesta de convenio regulador, que debe estar firmado por ambos cónyuges.

El Álbum de la Lengua

 Los números cardinales superiores a treinta
    ANTES
    Lo normativo era escribir en una palabra los cardinales compuestos hasta el veintinueve incluido (dieciséis, veintidós), y el resto en tres palabras: treinta y nueve, cuarenta y dos, etc.
    AHORA
    En la Ortografía de 2010 por primera vez se admite la escritura, aunque aún es minoritaria, en una sola palabra de los cardinales superiores a treinta en las decenas, al pronunciarse átono el primer componente. Ejemplos:
 Treintaicuatro 
     Cincuentaidós
  setentaicinco 
 noventaiocho.
    No se ha tenido en cuenta este criterio en los múltiplos de mil, que se siguen escribiendo en dos palabras: tres mil, ocho mil, etc. 

La Butaca

¡Hola! Tengo 32 años y acabo de encontrar mi primer trabajo. ¡Aleluya! No sé si será para poco o si será para mucho, pero de momento es una buena noticia.
    Desde Salamanca informó para 30 días Laura.

Carta a...

Hace frío, mucho frío. Como de costumbre noviembre nos trae las temperaturas más bajas del país. En esto sí somos los primeros. Las noches son largas, las heladas intensas, los débiles rayos del sol no consiguen acabar con la escarcha durante el día y vosotros seguís en la calle, durmiendo entre cartones, en el banco de un parque, al resguardo del aire en cualquier rincón… esperando a que amanezca para iros a hacer cola a las puertas de algún comedor de pobres. Los que habitualmente acudíais al de Garrido, ya no tenéis que despabilaros para ir: os lo han cerrado. Dicen que con esto de la crisis se había multiplicado el número de demandantes de comida y preparabais en la cola escándalos de mil diablos, que os matabais entre vosotros por ser de los primeros, que ninguno se conformaba con ser de los últimos. Normal. ¿Quién no se mataría por un plato de sopa calientedespués de una noche de las nuestras a la intemperie y seguramente años sin comer tres veces al día? Pero no me atrevo a juzgar a los que han tomado esta decisión. Supongo que la explicación tiene más de disculpa que de razón. Sostener estos servicios cuesta dinero lamentablemente, y las asociaciones privadas, generalmente, no disponen de tantas ayudas económicas como de buena voluntad. Lo justo sería que se tuvieran que cerrar todos estos comedores por falta de comensales. Por el hecho de nacer, todos, hasta los seres más indignos, tienen derecho a comer. Pero como de momento es un derecho que no todos los ciudadanos pueden ejercer, deberían ser las instituciones públicas las que se ocuparan de estos centros, y dotarlos de personal que los mantuviera limpios, con duchas adecuadas, con camas en condiciones. Pero de momento tendréis que conformaros con seguir buscando comida Dios sabe dónde, las instituciones están gobernadas por hombres, por políticos para los que no sois rentables. Al contrario, solo les dais problemas, sois los feos de esta película que llamamos sociedad, los esclavos de cualquier vicio, los que oléis mal, los sospechosos de causarnos daño, y para colmo no os preocupáis de ir a votarlos cuando llaman a elecciones. ¿Cómo, que no sois tan peligrosos como pensamos al veros, que también hay ciudadanos que se meten con los mendigos y nadie se rasga las vestiduras? Ya lo sé, como sé que detrás de no pocos de vosotros hay una familia que paga muchos impuestos, que sufre ante la imposibilidad de no poder rescataros de ese mundo y no poder ni quejarse, porque para ese mundo de hielo vosotros no sois víctimas de un sinfín de circunstancias, sois seres depravados, indignos, pero así son las cosas en este país, así las hacemos, así las toleramos. Robar un monedero con calderilla te convierte en un ladrón para toda la vida, pero robar millones, muchos millones, te convierte en un señor hasta después de muerto; agredir a alguien aunque sea de palabra te puede convertir en un delincuente peligroso, pero acabar con hombres, mujeres y niños en un atentado, te puede convertir en héroe con todos los honores; ser pobre es un delito tan grave que puedes acabar en la cárcel ante la imposibilidad de pagar los cientos de euros que te echa el alcalde de multa, pero hacerlos tiene tanto mérito que hasta puede llevarte en volandas a la Moncloa y convertirte en presidente del gobierno. ¡Qué lástima, ¿verdad?, qué lástima!

Cosas de Garipil

 ¡Hola! Mes a mes hemos llegado al último del año, el de diciembre, el de la Navidad. Por esto os recibo hoy ante este árbol navideño cuyas luces son de mis tres colores: verde, rojo y amarillo. A sus pies encontraréis cada cual vuestro regalo, y mientras abrís el paquete para descubrir mis buenos deseos, os leo este relato navideño. Me ha parecido más propio de estas fechas que los de Letanías. ¿De acuerdo?

 2007. Navalmoral de la Mata (Cáceres). Certamen de Relatos Navideños. RadioNavalmoral. (Cadena COPE) y Central Nuclear de Almaraz. Segundo Premio. Entregado el 5 de enero de 2008 en la biblioteca de la Fundación Antonio Concha.
 
    Las buenas almas

     Molinillos, por aquellos días, era un pueblo de pocas casas y mucha gente. Sólo la casa del Sapaña tenía dos moradores: él y su novia. Estaba ubicada en las afueras del pueblo, justo en el camino que conducía al bosque, un bosque donde los árboles centenarios se peleaban por encontrar espacio para estirar sus ramas, un bosque donde los gritos de los animales salvajes prohibían el paso a la raza humana. Sólo el Sapaña, que tenía más miedo de la raza humana que de los animales salvajes, conocía sus recovecos palmo a palmo.  Aunque muy descuidada, era una casa como las demás, pero ante los peligros del bosque, sus dueños decidieron abandonarla, y como nadie quería heredarla, se la apropiaron ellos. 
    En Molinillos, por aquellos días, no había familias ricas, pero tampoco las había pobres; todas tenían un corral con vacas, cabras, gallinas, cerdos… un huerto para sembrar legumbres y árboles frutales. El Sapaña sólo tenía un hijo, un hijo que se quedó sin madre al nacer.  También él se quedó huérfano siendo niño, y como no tenía padres, a la hora de repartir la tierra, sus abuelos no lo tuvieron en cuenta. Y para poder vivir,tuvo que dedicarse a apañar.
    De Molinillos, por aquellos días, los hijos no tenían que salir fuera para ganarse la vida, todos aprendían el oficio de sus padres y seguían sumando eslabones a una cadena de generaciones que parecía interminable. También el hijo del Sapaña aprendió el oficio de su padre. Salían a apañar por las noches, los dos juntos y cuidando no ser vistos. Cada noche apañaban en un lugar distinto y sólo lo justo para comer al día siguiente.  Las noches de invierno eran maravillosas. La gente se metía pronto al amor de la lumbre y podían moverse con mayor libertad. Las de verano, por el contrario, eran terribles. Después de cenar la gente se sentaba en los poyos de las casas a tomar el fresco y no podían salir. Cuando salían, ya de madrugada, no tenían que encender el candil para cortar los tomates sin hacer daño a la tomatera, y era un alivio, pero la luna, desde el cielo, parecía mirarlos con los ojos de todos los habitantes del pueblo y temblaban de miedo. Pero todas las noches salían, todas menos la noche de nochebuena. Esa noche el padre le decía al hijo:
     -Esta noche VIENE Dios al mundo y no debemos salir a apañar.
      -¿Tienes miedo de que nos vea robar?  -preguntaba el hijo.
     -No, no –respondía el padre-. Nosotros no robamos, apañamos, además, Dios no se enfada con los que roban para comer, se enfada con los que, además de su pan, se comen el pan de los demás.
     -Entonces… -se asombraba el hijo- ¿por qué no salimos si tengo hambre como todas las noches?
     -Porque una nochebuena que fui a la iglesia con mis padres –decía el padre- el cura dijo que esta noche Dios venía al mundo, a visitar a todos los hombres, y como es el que multiplica los panes y los peces para que nadie se quede sin ración, no vamos a  pasar calamidades en balde.
     Pero pasaban los años y como Dios no iba a visitarlos todas las nochebuenas se acostaban sin cenar.
    Una madrugada de julio, cuando ya tenía quince años, Sapaña hijo fue a buscar a su padre para salir a apañar y se lo encontró muerto en su saco de paja. Con un nudo en la garganta se fue a casa del cura.
     -Quiero que mande doblar las campanas, que le diga una misa a mi padre y me deje enterrarlo en el cementerio. En el bosque no puede descansar en paz: al igual que a mi madre, los lobos le sacarán los huesos -le suplicó más que le pidió.
     -Eso, un representante de Dios en la tierra, ni puede, ni debe hacerlo –dijo el cura-. Tu padre vivió en pecado con tu madre que, por su culpa,  sólo por su culpa, se unió a él en contra de la voluntad de los suyos, de los que tuvieron que negarle el permiso para casarse porque quería hacerlo con un hombre que jamás pisaba la iglesia, y aunque muchas veces le pedí que se arrepintiera, nunca pasó por el confesionario. Pero sí puedo bautizarte. Y salvo que reniegues de Dios como ellos, cuando mueras podrás descansar en el campo santo, como descansan todos los cristianos.
     El Sapaña, por toda respuesta, le rompió el jarro del agua bendita de una patada, y dejándolo de rodillas ante sus santos, salió disparado. Al llegar a casa cogió a su padre, lo enterró en el bosque, junto a su madre, y siguió haciendo lo único que sabía hacer: apañar para vivir por las noches, y para no morirse de soledad, vigilar las tumbas de sus padres por el día.
    Fueron pasando los días y llegó por fin el de nochebuena. Recordó que aquella noche no podía salir a apañar, tenía que quedarse en casa, esperando la visita de Dios. Pero le dio tanto miedo quedarse solo que se envolvió en una manta y se fue al pueblo. Aunque con mucha vergüenza, llamó en todas las puertas.
     -Vengo a sentarme a la lumbre mientras cenan ustedes, para oírles hablar, para oírles reír… para no ver los fantasmas que han llegado a mi casa.
     En todas le respondieron que imposible, que era noche de cristianos, y para que viera la bondad de sus corazones, le daban un flan, un plato de arroz con leche, unas rosquillas de miel… Pero a todos le hizo lo que le hizo al cura: romperles de un puñetazo el recipiente de la golosina y salir corriendo
    Al año siguiente las buenas almas de Molinillos temieron que el Sapaña volviera con ansias de venganza. Para librarse de su cólera, cerraron las puertas a cal y canto. Al filo de las doce, cuando ya los platos, las fuentes y los vasos  estaban vacíos, oyeron una trompeta que desgranaba un villancico tan dulce, tan cálido y entrañable que, muertos de curiosidad, se echaron a la calle. Siguiendo el sonido de la trompeta llegaron a la iglesia. La sorpresa les dejó paralizados. Ante la puerta, a pie firme, estaba un ángel, el ángel que interpretaba los villancicos, tenía una túnica celeste, un velo que sólo le dejaba libres los ojos y unas alas de plumas blancas sobre los hombros, en una mano llevaba un cirio encendido, y en la otra, la trompeta.
     -Es el Ángel de Dios que viene a anunciarnos la llegada de su Hijo amado -dijo el cura. Y todos se santiguaron, se pusieron de rodillas, escucharon el concierto con absoluta devoción y sólo cuando el cirio empezó a dar las boqueadas y el ángel les bendijo y se retiró, volvieron a casa
    Pasó un año. Llegó la nochebuena. Las buenas almas de Molinillos cenaron más temprano y, convencidas de que volvería,  salieron a recibir al ángel. A las doce en punto vieron una luz blanca, zigzagueando a lo lejos. Era el ángel que por buenos cristianos volvía a darles su concierto de villancicos y a echarles su bendición. Y la escena se repitió al año siguiente, y al otro, y al otro… Ni siquiera el año de la gran nevada el ángel faltó a su cita, y, año tras año, las buenas almas de Molinillos, le pedían salud para los suyos y le daban las gracias por sus bendiciones.
    Pasó el tiempo. El cura era ya muy viejo. Ya eran padres los que eran hijos cuando el ángel fue a visitarlos por primera vez. Llegó la nochebuena de aquel año y nadie faltó a recibirlo, pero amaneció el nuevo día y el ángel no apareció.
      -¿Qué le hemos hecho, padre? –preguntaron las buenas almas al cura- No hemos matado a nadie, a nadie le hemos robado; todos seguimos siendo buenos cristianos.
     -Todos no -reflexionó el cura-, el Sapaña sigue en pecado, y sólo porque la paciencia de Dios es infinita, el ángel no se ha cansado antes de venir. Y las buenas almas lo vieron claro. Por un pecador, no podían condenarse todos. Tenían que echar al Sapaña del pueblo. Bien pensado, era justo que Dios se enfadara. Ni siquiera vivía en su casa. Era una casa robada, como todo lo que comían que, aunque todos callaban por miedo a su cólera, todos lo sabían.
    El día de Navidad, al salir de misa, las buenas almas y el cura de Molinillos se encaminaron a la casa del bosque. Al llegar a la puerta se toparon con dos calaveras, dos calaveras que los animales habían desenterrado durante la noche, dos calaveras que imploraban un palmo de tierra para descansar en paz. Volviendo los ojos de horror, todos las rodearon. ¡Tan tan!, golpeó alguien la puerta, pero nadie respondió. ¡Tan tan!, la golpearon varios a la vez, pero sólo respondió el silencio. Por fin se adelantó alguien y la tiró de una patada.
     -¡Pase, padre, pase usted primero, que si paso yo…!
     No tuvo que terminar la frase para perder el miedo. Ante sus ojos, ante los ojos del cura y los de sus buenas almas, el Sapaña yacía muerto. Tenía una túnica celeste, la cabeza cubierta con un velo que todavía no le tapaba la cara, unas alas de plumas blancas sobre los hombros, una trompeta colgada al cuello, un cirio en la mano izquierda y en la derecha un mechero para encenderlo y marcharse al pueblo para dar su concierto a cambio de compañía.

    María Jesús Sánchez Oliva.

     Gracias por tu visita y Feliz Navidad. Y si quieres contactar conmigo, ya sabes:
    garipil94@oliva04.e.telefonica.net 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Portada

 Queridos lectores: Acaba de salir el número 18 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus crónicas a: mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia.

    Disculpas

    En primer lugar, mis disculpas por el retraso. Unos días en la isla de Tenerife me impidieron ser puntual.

    Agradecimiento

    Gracias a Estela, aunque de momento no los visitará como es natural a su edad, se ha sumado ya a los seguidores de los dos blogs. ¡Mua!

    Avance del contenido

    La Vitrina: En primer lugar unas palabras de despedida a modo de homenaje para Manolo Escobar, y al final, mi recomendación literaria para este mes.
    Mesa camilla: Extranjeros son todos los ciudadanos de otros países, ¿pero recibimos igual a un inglés que a un marroquí? Si te apetece reflexionar, toma asiento. Solo son unos minutos.
    Cajón de Sastre: En esto de las herencias cada cual debe de analizar su caso y tomar sus decisiones, pero aunque solo sea para saber lo que se dice en una conversación al respecto,vale la pena estar medio informado al menos. Interesante artículo el que te dejo aquí.
    El Álbum de la Lengua: Seguro que en alguna ocasión has dudado si poner el prefijo ex junto o separado del nombre, entre otras cosas porque era fácil encontrarlo mal puesto en muchos escritos. Aquí está la aclaración.
    La Butaca: La noticia de este mes es un ejemplo de superación y nos llega desde Galicia.
    Carta a… Su Alteza el príncipe Felipe.
    Cosas de Garipil: Garipil nos deja hoy un relato basado en hechos reales y escrito hace algunos años.

    María Jesús

    Seguidores de Honor:
    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013. 

La Vitrina

 Así nos dieron la triste noticia los medios de comunicación el pasado 24 de octubre:
 
     Muere Manolo Escobar a los 82 años

    El corazón del popular cantante Manolo Escobar ha dejado de latir este jueves a sus 82 años. El artista almeriense había permanecido hospitalizado en la clínica de Benidorm tras una recaída que sufría.

   Y aunque nadie la había olvidado, así nos recordaron todos su vida:

    Un amante de su familia
    Nació el 19 de octubre de 1933 en Almería. Fue el quinto hijo de los diez que tuvieron Antonio García y María del Carmen Escobar, a la que dedicó su canción Madrecita María del Carmen.
    Comenzó su carrera en el año 1957. Vivía en Barcelona y se hacía llamar Manolo Escobar y sus guitarras, grupo en el que le acompañaban sus hermanos Salvador, Baldomero y Juan Gabriel. Comenzaron a cantar en la radio copla andaluza y canción española, su música y estilo cambiaron muy poco desde entonces.
    Manolo Escobar convirtió buena parte de su repertorio en reconocidos himnos españoles. Canciones como el Porompompero, Mi Carro, Que Viva España, La minifalda continúan, tras varias décadas, apareciendo en las reuniones y celebraciones. Su discografía guarda una buena cantidad de obras maestras, como Viva el Vino y las Mujeres.
    La fama en los concursos de las verbenas le facilitó a Manolo el poder introducirse en otro espectáculo de la época: el cine-variedades. Escobar apareció también en 21 películas algunas dirigidas por Sáenz de Heredia, o Luis Lucia.
    Contrajo matrimonio en Colonia (Alemania), con Anita Marx y fueron padres de una niña adoptada, Vanessa, a la que dedicó la canción Mi pequeña flor.
    A principios de los 90 se instaló en Benidorm (Alicante), en un chalet al que puso el nombre de Porompompero, que fue asaltado en la madrugada del 18 de septiembre de 2011 mientras él y su familia dormían. Le fueron sustraídos varios Discos de Oro, la Medalla de la Orden al Mérito en el Trabajo y la insignia de oro y brillantes del FC Barcelona.
    El 17 de noviembre de 2012, anunció su retirada del mundo del espectáculo tras más de 50 años sobre los escenarios, por el cáncer de colon que sufría. Tras llevar varios días ingresado, este jueves Manolo Escobar ha fallecido en una clínica de Benidorm a los 82 años.

    Unas palabras a modo de homenaje:

    “Cuando oí la noticia lloré –me decía una amiga-. Era como si se me hubiera muerto alguien de la familia”. El mismo sentimiento nos embargó a todos los españoles. Normal. La voz de Manolo Escobar lleva varias generaciones acompañándonos en nuestras fiestas, en nuestras excursiones, en nuestras celebraciones. Han pasado muchos años, han cambiado los gustos en esto de la música, pero todos nuestros niños saben que a Manolo Escobar le robaron el carro una noche cuando dormía, y si los papás les ponen villancicos en casa por Navidad, tienen que ponerles los peces que beben y vuelven a beber en el río de Manolo Escobar. En los bailes de los hoteles no puede faltar el Viva España de Manolo Escobar y hasta mi móvil anuncia las llamadas con su Porompompero y pone a cuantos lo oyen en pie.
 
    ¿Pero fue Manolo Escobar un gran cantante realmente?

    Sinceramente creo que hubo voces mil veces mejor que la suya, y en cuanto a las letras de sus canciones, de más valor literario y de más fuerza social. Basta fijarnos en algunas de las más famosas para descubrir que son, en general, temas simples, banales, intrascendentes, y algunos hasta rayando en el machismo y otros comportamientos mal vistos socialmente. Pero ni los más entendidos pueden negarle el mérito de haber conseguido lo que no ha conseguido ningún cantante en este país: ser el que más discos ha vendido aunque es posible que nunca haya figurado en las listas que recogen estos datos, que sus primeras canciones siguieran siendo solicitadas por el público, que fuera el más cantado por el pueblo en vida,y el que seguirá siendo cantado después de muerto.

      ¿Por qué siendo Manolo Escobar un artista popular acabó siendo el artista más singular?

    El éxito de Manolo Escobar obedece sin duda a dos cualidades indiscutibles: su alegría como artista y su sencillez como persona.

    Su alegría:

    Las canciones de Manolo Escobar trasmiten sobre todo alegría. Irrumpió en el panorama musical en un momento en el que España solo tenía razones para llorar: si miraba hacia atrás, le sangraban las heridas de la guerra civil, si miraba hacia adelante, no veía el camino para salir de tantas miserias. La alegría de sus canciones hizo el milagro de hacerla cantar a pesar de todo y por encima de todo. Contaban mis mayores que algunas familias de la época se empeñaron por comprar un aparato de radio para oír a Manolo Escobar.

    Su sencillez:

    Manolo Escobar procedía de una familia humilde. Como tantas familias españolas de aquellos días, la suya se trasladó de Andalucía a Cataluña en busca de un futuro mejor. Cantaba porque le gustaba cantar y lo necesitaba, sin pretender que sus canciones sirvieran para algo más que para divertirse y divertir a los de su entorno, pero la alegría que contagiaba lo catapultó sin darse cuenta a la fama y la fama al dinero. Lo normal en estos casos es que las personas se olviden de sus raíces, se endiosen, se avergüencen de su origen y pasen de los de su clase, pero Manolo Escobar siguió siendo una persona sencilla, agradecido siempre a su público, educado ante los medios de comunicación, respetuoso con sus compañeros de profesión en las entrevistas, entrañable con su familia en las revistas del corazón, nunca cambió de estilo y supo vivir de su voz y de sus canciones simplemente.

    Por todo lo dicho y cuanto queda sin decir por obvias razones en su favor, más que despedirlo con el clásico “Descanse en Paz”, debemos hacerlo con el más que merecido “¡Viva Manolo Escobar!”

    Y antes de marcharme, mi recomendación literaria de este mes:

    La Reina descalza, de Ildefonso Falcones Sierra.
    Para los que ya han leído sus novelas La Catedral del Mar y La Mano de Fátima, no hace falta reseña, y para los que no las han leído, basta con una sugerencia: que las lean. No se arrepentirán. 

Mesa camilla

 Los españoles presumimos de recibir con los brazos abiertos a los extranjeros, pero ¿esto es así en todos los casos?
    En los últimos años nos hemos visto invadidos por ciudadanos de Marruecos y otros países de religión musulmana. Todos sabemos por qué y para qué deciden estas personas cambiar de país. El resultado de este fenómeno ha sido más positivo que negativo para el nuestro aunque nos cueste admitirlo, pero esta es otra historia, de momento lo que corresponde es analizar si los recibimos igual que a otros extranjeros o no.
    Es evidente que estos ciudadanos nos caen mal a los españoles por no decir muy mal. Nos molestan, sobre todo, sus costumbres, sus fiestas, sus tradiciones, que se reúnan entre ellos y sobre todo tenerlos de vecinos y que sus hijos compartan colegio con los nuestros. Todos son sucios, mal educados, delincuentes, y no nos cortamos un pelo a la hora de criticarlos. Sobra recordar los conflictos sociales que se han montado porque una niña no se quitaba el velo para ir a clase o porque un ayuntamiento decide hacer la paella de las fiestas sin carne de cerdo, aunque para mayor vergüenza, la paella siempre se hubiera hecho con carne de pollo. Los españoles que han visitado Marruecos o cualquier país de religión musulmana siempre acaban sus críticas con un refrán a modo de conclusión: “Allá donde fueras, haz lo que vieras”, en clara alusión a que para entrar en una mezquita les invitaran a quitarse los zapatos o cubrirse la cabeza y haciendo ver que en sus países nosotros tenemos que seguir sus costumbres
    Nada más lejos de la realidad. Tanto en Marruecos como en otros países árabes, los turistas españoles, podemos disfrutar de hoteles y comodidades mil veces mejores que en cualquier país de Europa, y nadie nos prohíbe comer carne de cerdo, y nadie se mete con nuestra forma de vestir, y nadie se ofende porque a la hora de sus rezos nosotros sigamos a lo nuestro en lugar de acompañarlos. Es cierto que al entrar en la mayoría de las mezquitas –no en todas, por cierto- nos piden que lo hagamos con los pies descalzos y la cabeza tapada pero esto no da validez a nuestro refrán.
     Si nos sacudimos la pereza mental que sufrimos con frecuencia ante cualquier debate social de semejante jaez –de ahí nuestra tendencia a recurrir a los refranes para hacer valer nuestra opinión- veremos que esto es más digno de alabanza que de crítica.
    Las mezquitas no son monumentos para ser visitados por los turistas, son centros de culto religioso y de oración, los lugares donde los musulmanes convencidos acuden para cumplir con las normas impuestas por su religión, y si nosotros no entramos para cumplir con su dios, ¿qué demonios pintamos allí? Bastante hacen con dejarnos entrar para que encima pretendamos que nos dejen hacerlo con los pies calzados y la cabeza y lo que no es la cabeza al aire.
     Quiero dejar claro que no estoy defendiendo estas prácticas religiosas, pero esto se resuelve como se resolvió en nuestro país: propiciando la cultura, el conocimiento, el bienestar, de ningún modo con el rechazo social.
     Pero no es esta actitud lo que nos resta más puntos como personas civilizadas, lo que nos deja poco menos que a cero es nuestra tolerancia con extranjeros de otras nacionalidades.
    Pese a formar parte de la Unión Europea y al cambio económico, social y cultural que ha experimentado nuestro país en las últimas décadas, para los ciudadanos del resto de los países europeos, digan lo que digan las crónicas oficiales, seguimos siendo ciudadanos inferiores. Les cuesta quitarnos las etiquetas de impuntuales, gritones y mangantes, minimizan nuestro idioma por no decir que lo marginan y en absoluto les importan nuestras tradiciones. De hecho, si la señora Merkel ha ganado las últimas elecciones, es porque prometió a sus alemanitos cerrarles el grifo de las ayudas a los españolitos que, de no haberlo hecho, las habría perdido, pues aseguraban estar hasta el moño de sus chanchullos, de sus irresponsabilidades y de sus pocas prisas por trabajar cuando cobraban el paro. Y los españoles, ni nos enfadamos por ello, ni por ello los despreciamos. Al contrario, los recibimos con todos los honores, los tratamos como a reyes y los despedimos agradecidos para que vuelvan. Para comprobarlo si alguien lo duda, basta con pasar unos días en nuestras zonas  más turísticas, (Canarias, Baleares, Costa Brava, Costa del Sol, entre otras. Estos lugares se  llenan de ciudadanos alemanes, ingleses, franceses y de otros países europeos que, aunque yo discrepo, serán en sus respectivos países tan educados como la fama dice, pero aquí andan, nunca mejor dicho, como Pedro por su casa. Podemos verlos borrachos mañana, tarde y noche, dejar las playas sembradas de botellas, correr por los pasillos del hotel pegando gritos, arremeter contra el mobiliario urbano, retirar comida del buffet para un regimiento aunque tengan que dejarla en el plato por falta de espacio en el estómago, y entrar a cenar a última hora aunque ya hayan entrado a la primera, y los españoles, ¿quién lo diría?, nos olvidamos del “Allá donde fueras, haz lo que vieras”, les aplicamos el “Allá donde fueras, haz lo que quieras” y, además de reírles las gracias entre comillas, se las premiamos de mil formas y maneras. En las cafeterías, entren quienes entren primero, los camareros sirven primero a estos extranjeros, después, a los españoles; en las actividades que se organizan en los hoteles para los clientes, los animadores cantan, hablan y bromean en inglés, en francés y en lo que haga falta menos en español; en no pocos lugares, las informaciones escritas, aparecen primero en inglés y demás idiomas, en español, al final. Por si les parece poco, hasta les ponemos nombres ingleses a nuestros establecimientos, y para que no se sientan marginados, a no pocos de nuestros platos, que en sus países de origen, aunque los kilos que tienen que cargar sus pies digan lo contrario, comerán para vivir, pero aquí viven para comer y hay que informarles para que sepan lo que piden. Es decir, los extranjeros no son ellos, somos nosotros. ¡Qué lástima!
     Pero así son las cosas: nos quieren, los despreciamos, nos desprecian, los queremos. ¡Qué extraños somos los seres humanos! 

Cajón de Sastre

  Heredar sin arruinarse

    Cuanto más se divida la herencia y más cercano sea el grado de parentesco con el 
fallecido, más gastos se ahorrarán los herederos.

    Autora:  BLANCA ÁLVAREZ
    Fecha de publicación: 16 de agosto de 2013

    Desde el inicio de la crisis se han duplicado las renuncias a las herencias. Al 
menos, a tenor de los datos del 'Estudio de Hábitos de Planificación Financiera' 
de OPTIMA Financial Planners. En él, se detalla que el aumento de renuncias a la 
herencia, desde 2007, es de un 110% y solo en 2012, de un 23%. En 2013, la 
mayoría de comunidades autónomas ha eliminado las bonificaciones que aplicaban 
al respecto. Y teniendo en cuenta que la Administración "no tiene sentimientos", 
el único que puede reducir los gastos y los conflictos que genera una herencia 
es quien otorga testamento. Por ello, como se señala en el siguiente artículo, 
conviene que en vida tome medidas y haga todo lo necesario para que el traspaso de 
su patrimonio sea lo menos costoso posible.
 
    Algunas medidas para reducir los gastos de una herencia

     Cuando fallece un familiar, a la tristeza por su pérdida se une, en muchos casos, la angustia ante la marea de trámites legales y papeleo que supone gestionar los bienes 
heredados. Además, puede convertirse en un gasto de considerable envergadura, 
como atestigua el hecho de que desde el comienzo de la crisis se hayan 
multiplicado las renuncias a herencias. Y, como colofón final, puede hacer 
añicos las familias mejor avenidas, como señala Alejandro Ebrat, abogado, 
experto en asesoramiento jurídico tributario y autor del libro 'Todo lo que 
necesitas saber sobre herencias y donaciones'. Para evitar conflictos y tratar 
de pagar la menor cantidad de impuestos posible, se pueden tomar una serie de 
medidas, entre las que se encuentran las siguientes: 
    Dejar los bienes a los parientes más cercanos: 
    Hay unas cantidades mínimas a partir de las cuales se paga el Impuesto sobre 
Sucesiones y Donaciones, que puede representar entre el 7,5% y el 34% del 
valor neto de los bienes recibidos. Son las reducciones sobre la base 
imponible (el importe o valoración económica de los bienes). Las reducciones 
más altas corresponden a los cónyuges, después a los hijos, los nietos, 
parientes colaterales... Cuanto más lejano sea el pariente, menos reducción se 
le aplica. Por ello, conviene hacer el mayor número de adjudicaciones a los 
parientes más cercanos. 
    El impuesto de Sucesiones y Donaciones se liquida mediante la presentación del 
modelo D650. El impreso se adquiere en las delegaciones de la Hacienda 
Autonómica, donde también se entrega tras cumplimentarlo y pagar la cuota 
correspondiente. Se tiene que presentar en la delegación del lugar donde el 
fallecido tuviera su residencia habitual y hay un margen de seis meses desde 
el fallecimiento para hacerlo. 
    Dividir la herencia, cuanto más mejor: 
    El Impuesto de Sucesiones y Donaciones es progresivo. Esto quiere decir que 
cuanto más se recibe, más se paga. Por ello, es conveniente dividir la 
herencia, a través del testamento, y nombrar cuantos más herederos, mejor. En 
vez de darlo todo al cónyuge y en su defecto a los hijos, es mejor dividir la 
herencia entre todos a partes iguales, y limitar la disponibilidad de quien se 
desee. Por ejemplo, para que unos hijos no puedan vender propiedades hasta que 
haya fallecido el cónyuge. 
    Hacer donaciones en vida: 
    Conviene analizar detalladamente la tributación de las donaciones respecto a 
la de las herencias, pues en ocasiones sale mejor donar en vida que esperar a 
la herencia. Conviene donar la parte que por herencia no está exenta, y 
calcular la repercusión de otros impuestos como el IRPF (Impuesto sobre la 
Renta de las Personas Físicas). 
    Si se tiene miedo a que quien recibe la donación la dilapide o la pierda, se 
pueden hacer donaciones reservándose la capacidad de disponer del bien donado, 
algo que da mucha capacidad de maniobra. 
Además, si se hacen donaciones, hay que tener en cuenta que las empresas 
individuales, las acciones de empresas, etc., están exentas del Impuesto si 
cumplen determinados requisitos, por lo que conviene mejor esperar a la 
herencia que donarlas en vida, ya que apenas habrá que pagar. 
    Mejorar la parte de un heredero con invalidez: 
    En algunas comunidades autónomas, si quien hereda un bien tiene un grado de 
invalidez igual o superior al 33%, tendrá una reducción importante. Se aumenta 
aún más cuando el grado de invalidez supera el 65%. 
    En caso de tener en la familia cercana a alguien con estas características (y 
completamente fiable) se puede aprovechar estas reducciones. ¿Cómo? Mejorando 
la parte del inválido, de modo que disminuya la factura fiscal por heredar. 
    Planificar el testamento según el bien que se otorga 
    Hay que pensar antes de hacer testamento, y echar cuentas. Cuanto más 
planificado esté, menos se pagará. 
    Cuando la herencia es la vivienda habitual, lo más práctico es dejársela a 
quien tenga que pagar más impuesto (porque está casi exenta de pago). 
En cambio, si casi todo lo que se va a legar es dinero o son bienes a los 
que no se aplica reducción, lo más sensato es adjudicárselos a los herederos 
que tengan reducciones mayores de Impuesto (los menores, las personas con 
minusvalías...), que tienen que pagar menos. 
    Detallar a quién se adjudica cada bien: 
    Individualizar el testamento es también una medida esencial, que permite 
ahorrar dinero y problemas. Consiste en entregar bienes concretos a personas 
concretas. Para que no haya diferencias muy grandes, se compensa en dinero a 
los más perjudicados. 
    En caso de que toda la herencia sea pro indiviso, todos serán propietarios del 
total, y ningún heredero puede disponer libremente de los bienes, salvo que se 
llegue a pactos. 
    La valoración de la herencia
    El valor real de la herencia es el que se utiliza para calcular la cuota 
tributaria. La ley recoge una serie de criterios para determinar el valor real: 
Los bienes inmuebles se valoran por el mayor entre tres valores: el catastral, 
el de adquisición o el valor comprobado por la Administración. 
    El dinero que se percibe por un seguro de vida tributa íntegramente si los 
beneficiarios son los hijos. Si lo percibe el cónyuge, la mitad; y la otra 
mitad, en el IRPF. 
    Las cuentas bancarias reflejarán el valor a la fecha del fallecimiento. 
    Si se hereda un usufructo vitalicio, este es objeto de liquidación del 
impuesto. Se valora según la edad de quien lo recibe, restando la misma de 89 
y aplicando el resultado como porcentaje a un tercio de la herencia. 
    La ropa, muebles y los objetos personales se valoran en un 3% del valor total 
de la herencia.

    La riqueza es inofensiva, pero no ser capaz de renunciar a ella es mortífero. 

El Álbum de la Lengua

 El prefijo ex
    ANTES
    No había un criterio claro sobre la forma de escribir el prefijo ex con el significado de 'que fue y ya no es' (ni para los demás prefijos).
    En los Diccionarios académicos unas veces aparecía unido a la base léxica y otras, separado de la base con un guion o sin él. Así, por ejemplo, en el DRAE de 2001 se registran palabras en las que el prefijo aparece unido a la base léxica, como excombatiente y excautivo, y también se incluyen en la definición del prefijo ejemplos con el prefijo separado de la base, como ex marido, ex ministro.
    Es en el DPD donde se dice expresamente que todos los prefijos deben escribirse adosados a su base léxica, y solo si esta base es un nombre propio o una sigla, el prefijo se escribe seguido de guion, pues una letra mayúscula no puede quedar dentro de una palabra: anti-Alemania, pro-OTAN. Pero en el caso del prefijo ex- con el valor de 'que fue y ya no es', la norma que dicta el DPD es su escritura separada de la base léxica y sin guion intermedio. Ejemplos:
• ex alumno • ex marido • ex empresa • ex monárquico
    Este criterio se recoge también en la NGLE y en el Manual.
    AHORA
    En la Ortografía de 2010 se dice que el prefijo ex- debe escribirse, como cualquier otro prefijo, adherido a la base léxica. Ejemplos:
• exnovio • exempresa • exministro • exalumna
• exequipo • exmarido • exjugador • excompañero
    No obstante, el prefijo se escribe como palabra independiente, o sea, separado, si su base es pluriverbal, es decir, si consta de varias palabras, como ocurre con las locuciones y otro tipo de grupos sintácticos. Ejemplos:
• ex alto cargo • ex capitán general • ex número uno • ex primer ministro. 

La Butaca

 Tengo 18 años, soy ciega total, estudiante. Una de mis metas era la de andar sola por la calle. Me moría de ganas por ir a clase y volver sola, pero me sentía incapaz de vencer tantas dificultades: exceso de tráfico, semáforos sin sonorizar, pasos de cebra sin ninguna indicación en relieve, etc, etc, etc.
     Aproveché las vacaciones de verano para aprender el camino acompañada. Tan difícil me parecía que estuve a punto de tirar la toalla, pero todos me animaron a seguir adelante, sobre todo las personas que habían pasado por este trance antes que yo.
     Gracias a ellas lo hice y el pasado martes ocho de octubre, aunque muy nerviosa y temblando de miedo, de  vergüenza y de todo lo que se pueda temblar, fui a clase y regresé sola por fin.
     ¡Bravo por mí! 
    Desde Coruña informó para 30 días Anabel. 

Carta a...

 El pasado 25 de octubre hizo entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2013. Todos los medios de comunicación calificaron su discurso de espléndido y brillante. Tenían razón, el discurso fue espléndido y brillante, pero con todos mis respetos, no en todos sus mensajes acertado. 
    Si mal no recuerdo hizo hincapié en el carácter optimista de los españoles y nos pidió optimismo ante los difíciles momentos que atravesamos, y ante tal petición, créame, resulta poco menos que imposible permanecer indiferente y estar de acuerdo con los periodistas.
    Supongo que es usted consciente de la situación actual de España, es decir, de la crisis, de la razón de su origen, de sus funestas consecuencias, pero por si no es así –desde su privilegiada atalaya suelen minimizarse estos problemas-, vaya por delante una breve explicación.
    En este momento se cuentan por miles los españoles que pierden su trabajo con una familia a su cargo y muchos años de servicio, los negocios familiares que se ven obligados a cerrar por falta de clientes que retiran el paro, las leyes absurdas y las subidas de impuestos, los autónomos que no pueden hacer frente a las cotizaciones, los que encuentran trabajo con contratos que ya no pueden llamarse ni basura porque solo tienen dos opciones: o renunciar a él, o poner dinero, los recortes en salarios, en pensiones, en sanidad, en educación, en las prestaciones de desempleo y bajas médicas, y en otros servicios que están a punto de acabar con la clase media que tanto nos costó conseguir. Nos vemos ante un país que ha sido saqueado por todos sus gobernantes, digo bien, por todos, porque, el político que no está preso, lo están buscando, y el que ni está preso ni lo están buscando, debería entregarse: los sueldos que se asignan y las gabelas y sinecuras que se suman por su cuenta y riesgo ya son de por sí un robo a mano armada. Por si fueran pocos a desvalijarnos, se sumaron a la lista miembros de la Casa Real, de su propia familia, de los suyos. Y ni unos ni otros parecen dispuestos a devolvernos ni un solo céntimo.
    Ser optimista ante este panorama sería pues de irresponsables pues el optimismo solo nos llevaría a ignorar la realidad, y cuando un problema se ignora, difícilmente se intenta poner remedio. Más bien debería habernos pedido paciencia, paciencia, mucha paciencia, y serenidad para saber defendernos de ellos sin enfrentarnos entre nosotros. 

Cosas de Garipil

 ¡Hola!
    Disculpa mi retraso de este mes: mi autora volvió a marcharse de viaje en octubre y como de costumbre se llevó la llave de mi salita, pero ya estoy contigo, dispuesto para leerte otro de sus relatos. ¿Empezamos? Forma parte también de su libro “Letanías”.

    Los extranjeros

    Al abrir los ojos aquella mañana de domingo Belsa sintió que entre las brumas del sueño se diluían sus temores, aquellos temores que como colmillos de lobo habían roto sus nervios en las últimas semanas. Suspiró con esa tranquilidad que derrama en el ánimo la idea de que un problema ahueca por fin el ala. Tras las finas paredes del piso no se oía el tintinear de los collares de lluvia al desenhebrarse y rodar sus perlas por los rojizos tejados, por los coches estacionados en la calle, por los árboles desnudos y por las persianas bajadas al ras de las repisas. Le dolían los huesos de dar vueltas en busca de la hora del sueño que encontró de madrugada, pero la ilusión le dio un empujón y la echó de la cama.
    La alegría se opuso a su costumbre de entrar en el baño, en la cocina, en el cuarto de sus hijas, y sumisa ante sus órdenes se dirigió al salón y abrió el balcón de par en par.
    El paisaje que asaltó sus ojos se le antojó un milagro, un resorte capaz de poner en pie todas sus sentadas esperanzas. Ni la huella de una mancha oscura en el manto azul del cielo; el sol había empezado a encender sus velas y los múltiples pabilos iban iluminando los cercanos encinares; el aire se había quedado dormido entre las tibias
 sábanas de los veinte grados de temperatura, y a lo lejos, las montañas, se habían cambiado la pamela de copos blancos por una diadema de revoltosos pajarillos.
    Decididamente febrero era el mes más loco del año, pero bendita locura. Más de quince días se había pasado haciéndole a las borrascas muecas de desprecio para espantarlas, pero ni por ésas, antes de irse una, ya había llegado otra, y al encontrarse, inundaban la tierra juntas.
    Miró con ternura su vieja furgoneta. Vieja, sí, pero no porque llevara durmiendo allí, a las puertas de su casa, más de tres años, sino porque la habían comprado de segunda, de tercera o ¿quién sabía si de cuarta mano? A juzgar por sus achaques los romanos escribirían su edad con un par de equis por lo menos, pero daba igual, lo importante era que, aunque a trancas y barrancas, iba y venía de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta, de rastro en rastro.
     De acuerdo que de vez en cuando, siempre en el momento más inoportuno, le daba la fatiga en medio de una carretera y se paraba a descansar, pero todo quedaba en un susto de muerte. En aquellos trances, Lope, se vestía de cirujano, ¡cuántos oficios enseñaba la necesidad!, y con el bisturí hurgaba en el ovillo de sus tripas metálicas hasta que daba con el quid y la obligaba a caminar exhalando unos quejidos de dolor que se amortiguaban con las ganas de llegar a casa.
    ¡Pobre furgoneta! Estaba desahuciada de todos menos de ellos. Los mecánicos, en los talleres, no se molestaban en darle ni una aspirina, pensaban que eran mejores dejándola morir que dando de sí su vida; los técnicos, en las inspecciones, se empeñaban en jubilarla, opinaban que no era válida para andar por el mundo; los motoristas la cosían a multas para que se fuera al cementerio de una vez. Pero se hacía la tonta porque para sus amos era toda su fortuna, algo imprescindible, sobre sus hombros cansados viajaba la tienda ambulante con la que se ganaban la vida, al ritmo de sus torpes pasos conjugaban a diario la necesidad de comer y el afán de vivir con dignidad, además, aquel mismo mes había pagado su última letra. Estaba contenta por ello, tan contenta que hasta su claxon sonaba con más alegría. Sus faros no se pondrían ya tan rojos de vergüenza cuando le diera un colapso. Le resultaba tan violento que alguien pagara todavía por su corazón descompensado, por sus venas atrofiadas, por su piel picada de viruela... que el sentimiento de carga no la dejaba levantar cabeza. Estaba segura de que en adelante gozaría de mejor salud. ¡Claro que sí! Sus amos dispondrían de más recursos y le comprarían los remedios que tantas veces le habían tenido que negar.
    También a Belsa se le había quitado un gran peso del corazón: una letra menos al mes es para los pobres como una rebaja en la condena para los presos.
    La clara mañana pareció tamizar todas las angustias de Belsa y se dijo para sus adentros que no tenía razones para verlo todo tan negro, allí estaba su furgoneta, su trabajo, y el día era realmente espléndido. A través de las ventanillas vio los artículos almacenados haciéndole guiños de complicidad: joyas de fantasía, juguetes, artesanías...
    Tres años llevaba soñando con aquel vasto y variado surtido. Su puesto en el rastro de la ciudad sería por fin uno de los mejores. No en balde se habían gastado en aquella mercancía los ahorros de tres años, ahorros conseguidos a golpe de privaciones, de cazar rebajas, de aplazar letras aunque devengaran intereses, pues, para comprar a buen precio, era preciso comprar por junto, para vender más, era necesario tener para elegir, y para vivir con cierta decencia, había que vender muchas baratijas de veinte duros.
    Unos días antes se habían desplazado a Madrid para hacer la inversión, aquella inversión que los sacaría de apuros. El mercado allí era más amplio y la competencia en
 los precios favoreció sus intereses. Claro que había valido la pena el viaje, aunque lo que no va en lágrimas, va en suspiros. El último billete lo necesitó la furgoneta. Para una vez que no le dio un telele, alguien le birló la rueda de repuesto, y, por si las moscas, fue sustituida por otra que ya tenía unos kilómetros de sobra. No era el zapato ideal, ya lo sabían, pero el billete no alcanzó para uno nuevo.
    Habían puesto la denuncia, pero para perder el tiempo: las agresiones a los extranjeros perdían gravedad en las ventanillas oficiales.
     Extranjeros... Ellos eran extranjeros. ¡Maldita palabra! Si Dios había creado una tierra para todos los hombres, ¿por qué éstos alzaban fronteras, y tras ellas, marginaban a unos, privilegiaban a otros, según los intereses de los más fuertes económicamente?
    Se rebelaba ante tantos intereses creados, ante tantas injusticias legalizadas, ante tantos problemas evitables, porque ella sabía mejor que nadie las cuotas en lágrimas que muchos seres humanos tenían que pagar por ellos.
    Su pasaporte decía que ella y los suyos eran argentinos. Argentinos... ¡Qué lejos y qué cerca quedaba su país! Raro era el día que su pensamiento no desplegaba las alas para cruzar el mar. Visitaba a su madre, enferma de cáncer en un hospital de mala muerte; a su padre, pensionista que tenía que trabajar en lo que salía para poder comer todos los días del mes; a sus hermanos, haciendo piruetas para pagar a plazos los zapatos de sus sobrinos; a sus amigos, los que no tuvieron valor para sacar sus raíces de la tierra que los vio nacer...
    Ellos, aunque con pena, se animaron. En España los recibirían con los brazos abiertos, tanto en el pueblo como en la tribuna oficial. Era un país libre. Sus ideas serían respetadas, entre otras razones porque su política era la de ganarse el pan con el sudor de la frente, su meta la de salir de la miseria y su ideal el de vivir en paz. Era un país con recursos, ávido de modernizarse, harían falta mil manos para construir mil cosas, y en caso de apuro, habría mil servicios de ayudas oficiales con las puertas abiertas de par en par. Era un país cívico, solidario. Si los europeos no eran extranjeros en él, ¿cómo iban a serlo ellos siendo argentinos? Sus leyes eran tan avanzadas que todos los ciudadanos con residencia legal tendrían los mismos deberes y los mismos derechos, y ellos no iban a venir ni camuflados ni ocultando nada, si acaso huyendo del hambre y de los malos vientos que cercenaban su país; además, hablaban el mismo idioma, y éste era el mejor báculo para abrirse paso en un país extranjero.
    Con fe en el futuro, sin miedo a lo desconocido, embarcaron con lo puesto una mañana de agosto, volverían a empezar partiendo de cero. ¿Que era difícil? ¡Naturalmente! Pero su abuelo, español, murió diciendo que nadie era profeta en su tierra, quizá, porque siendo joven, tuvo que dejar España e irse a Argentina para subsistir.
    Así era la historia, así la hacían los hombres: aquel día, al cabo de tantos años, ellos, sus nietos, hacían lo mismo, por las mismas razones, pero al revés, y triunfarían, se lo decía el corazón, como triunfó su abuelo, entre otras cosas porque no venían a un país tan ajeno ni pretendían hallar en él la gallina de los huevos de oro, sólo aspiraban, querían labrarle a sus hijas un mañana más halagüeño en un país libre, próspero y en paz.
     Para conseguirlo trabajarían como leones de día y de noche y en lo que hiciera falta. Entre tantos sueños por realizar, ya contaban con uno que por sí solo era un éxito: nadie los discriminaría oficialmente por ser extranjeros.
    Pero las rosas de sus ilusiones se marchitaron con las espinas de la realidad. Nadie les puso trabas para vivir en España. ¡Faltaría más! Pero una cosa es residir y otra subsistir. Solicitaron un piso de protección oficial, pero no tenían derecho a él: eran extranjeros; solicitaron trabajo adjuntando sus títulos respectivos, pero éstos no eran válidos para nada: eran títulos extranjeros; solicitaron un crédito bancario, pero ningún banco cursó la solicitud: eran extranjeros; solicitaron varias prestaciones sociales para empezar, pero no tenían derecho a ellas: eran extranjeros. ¡Maldita palabra! Desistieron de dar vueltas por los despachos enmoquetados de los centros oficiales; estaba muy claro que en España, los extranjeros, sólo tenían derecho a residir. Pero ¿y lo demás…? Lo demás tuvo que empezar a resolverlo quien lo resuelve siempre: el pueblo llano, el que vive con lo justo, alguien que les alquiló un piso y se comprometió a no cobrar el alquiler hasta el tercer mes.
     El tiempo volaba y en un abrir y cerrar de ojos llegaría el día fijado para saldar las mensualidades; además, sus estómagos exigían el pan de cada día, y al hambre, como mucho, se la podía engañar unas horas. Era muy urgente pues encontrar un empleo, y tenían que encontrarlo aunque fuera debajo de las piedras. La total ausencia de oportunidades les evitó el dilema de elegir profesiones. Enrollaron sus diplomas, de enfermera y de arquitecto respectivamente, y, por obra y gracia del "esto son lentejas..." se diplomaron en vendedores ambulantes, en lo que se diplomaban todos los extranjeros.
     —Tampoco tendremos que pagar impuestos", logicó Lope. Pero ¡qué sorpresa!, para eso no eran extranjeros.
    Belsa se apeó de las nubes donde la habían subido sus recuerdos. Aquella mañana ni debía ni quería ponerse triste. En la calle esperaba su furgoneta, estaba llena hasta los topes, lucía el sol y los días buenos el rastro de la ciudad era un hervidero de gente. Ya sólo era cuestión de vender, comprar, volver a vender... y con el tiempo serían lo que se sentían a pesar de todo: españoles. Entonces sus vidas cambiarían el mandil por el vestido. Ellos podrían aspirar a ejercer sus profesiones con todas las de la ley, sus hijas no sufrirían jamás aquellos problemas burocráticos que a ellos les acosaban, hasta podrían ir todos de vacaciones a su Argentina del alma, y cómo no, tendrían un pisito en propiedad. De momento ya le había tocado el gordo con tener la furgoneta pagada y llena de mercancía. ¿Qué más podía desear que empezar a liquidar las deudas pendientes y comprar algún mueble que hacía falta...? Si acaso cambiarle a la furgoneta el motor y las ruedas, que era de lo que más se quejaba. Pintarla... la pintarían ellos mismos y tendrían tienda ambulante hasta que cambiaran de oficio.
    Hilvanando estos proyectos entró en casa sin cerrar el balcón. Su voz se vertió a chorros por las alcobas de los suyos.
     —¡Raúla, Miguela, arriba, por favor, arriba! ¿No me oís? Tirad las mantas, no hagáis caso a la pereza; hace un día de primavera y tenemos que aprovecharlo. ¡Vamos, vamos! Y tú, Lope, ¿no has oído que el reloj de los vecinos dio las siete hace mil horas? ¡Vamos, por Dios, vamos, que estar hoy un minuto en la cama es tirar a la basura una pepita de oro!, -relataba abriendo las puertas, y súbitamente se despertaron.
     Los rayos de sol que entraban por el balcón, aquellos rayos que iluminaban el salón, el pasillo, las habitaciones... iluminaron también sus empañadas esperanzas. Sin abrir los ojos siquiera, como ratones con el gato a los talones, los tres se tiraron de la cama. Hasta las pequeñas sabían lo importante que era para el negocio, para la familia, una mañana de domingo soleada. Mil veces se lo oían decir a los vendedores del rastro cuando iban a vender con sus padres: "Día de sol, día de clientes". Y lo mejor era llegar de los primeros. También lo decían los “rastreros”, como los llamaban en su argot: "El que primero llega, hace la feria".
    Padre e hijas hicieron las camas y recogieron los pijamas. En la cocina se chocaban las tazas y silbaba la cafetera mientras Belsa preparaba los desayunos. Unos minutos después se instalaron los cuatro en la mesa de formica. Entre sorbos de café, rebanadas de pan y porciones de mantequilla, cada cual se asignó los objetos más vendibles con el afán de ser el que más caja hiciera: Raúla vendería los collares de perlas mentirosas y los pendientes que presumían en balde de esmeraldas, de turquesas, de diamantes... a Miguela le daba mucha pena, pero vendería todos los osos de peluche, a Lope le barrerían de las manos las herramientas que iba a poner a la venta por vez primera. Belsa vendería medias, espejos, pañuelos, jabones, agujas, gafas, horquillas... y lo que hiciera falta con tal de transformar la mercancía en billetes de banco para reciclarlos de nuevo en materia prima.
    De repente un grito de auxilio se mezcló con el café tras colarse por el balcón: "¡Fuego, fuego!" Y las cuatro tazas quedaron a medias. Padre e hijas descendieron las escaleras de tres pisos con alas en los pies. A ninguno se le ocurrió asomarse antes al balcón. Ella, más previsora, llenó dos cubos de agua; alguna vivienda estaría ardiendo y a buen seguro que toda agua era poca. Cogió los cubos y dejó la puerta abierta: a lo mejor tenía que subir a llenarlos de nuevo y no era cosa de esperar a que la llave le diera permiso para entrar. Salió del portal. Alguien le arrebató los cubos de las manos. Quien fuera, masculló unas palabras sí, pero ella no entendió absolutamente nada; las imágenes que acribillaron sus ojos troncharon sus pensamientos, su voz, sus piernas... y cayó sobre la acera como una hoja cuando el viento la arranca de su tallo. Allí estaban sus hijas, lloraban como Magdalenas, pero nadie se ocupaba de ser para ellas paño de Verónica; todos se peleaban por derramar cubos de agua sobre unas llamas que pugnaban por devorar su furgoneta. Y entre las volutas de humo leía Lope la matrícula de un coche que alguien le indicaba tratando de identificar al malnacido que huía después de rociar su vehículo con gasolina y prenderle una cerilla.
    Volvió a la realidad entre los brazos de su sillón de eskai, frente a una taza de tila humeante de horrores: su bazar era un amasijo de hierros retorcidos. Lope colaboraba con la Guardia Civil para conseguir saber que el agresor era un compañero del rastro. El muy canalla se había vengado de la furgoneta porque un mes antes su coche chocó con ella estando bien aparcada y ellos se negaron a responsabilizarse del bollo del suyo. Pero la gestión no servía para nada, se trataba de un "enfermo" e "insolvente" que, a pesar de su "enfermedad" e "insolvencia", había huido a Portugal, para no poder ser detenido; además, las víctimas, ellos, eran extranjeros.
    En los ojos de Raúla y de Miguela bailaba una triste alegría: por primera vez en tres años, sus padres se quedarían todo el día en casa, con ellas. Belsa volcó el monedero en la mesa camilla: 218, 428, 608, 888. Ni siquiera tenían un billete de mil. ¿Sería posible que en un país que presumía en la televisión de solidario y de servicios sociales, unos ciudadanos que pagaban impuestos, por ser extranjeros, tuvieran que volver a empezar con aquellas 888 pesetas en calderilla...?
    En la mañana del lunes llegó la trabajadora social del municipio. Era una visita de trabajo. Para eso ganaba un sueldo y a buen seguro que, para pagárselo, de su bolsillo salía algún duro que otro.
     —Haré un informe de la situación y a ver si con el tiempo les consigo una ayuda, un dinero a fondo perdido, pero... dijo encendiendo un cigarro, con esa tranquilidad que da el verse lejos del difícil lugar que se descubre.
     Belsa entendió al vuelo. La burocracia era lenta y el hambre rápida; la Seguridad Social reclamaría las cuotas sin perdonar intereses; el dueño del piso querría cobrar el alquiler y él sí tenía derecho a ponerlos de patitas en la calle por falta de pago; los municipales exigían el impuesto de venta en los rastros por adelantado. Precisamente aquel mes tenían que pagar el permiso para vender los jueves en el rastro de... que cobraban con seis meses de adelanto. Y leyó en el rostro de ella que en el ayuntamiento ya estaban todos los cuartos presupuestados para subvencionar las próximas fiestas de primavera. Era absurdo, pues, sentarse a esperar remedios oficiales, un baile "gratis" daba más votos que ayudar a una familia extranjera sin derecho a votar.
    La luz se encendió por la tarde y alumbraba desde el candil de siempre: del pueblo llano, de quien si se desprende de mil duros anda tres meses a remolque. Los vecinos subieron con bolsas de comida, los compañeros del rastro llegaron con parte de su mercancía, el cura hizo una colecta en la parroquia, alguien les prestó una furgoneta… cada cual puso lo que pudo y algunos lo que no podían. Belsa y Lope se sentían incómodos ante aquellos socorros, pero era el único camino que tenían para volver a empezar, y lo peor era que a sus salvadores sólo podían darles las gracias.
      Al día siguiente volvieron las borrascas. ¡Las muy..! Simplemente habían hecho un alto en el camino para favorecer al autor de su ruina.
    Raúla y Miguela volvieron a quedarse solas, de amitas de casa. Sus padres se fueron temprano a la ciudad. Belsa llegó al rastro. Era la única vendedora. Sobre una mesa portátil extendió un pañuelo verde y en él fue ordenando con gracia y esperanza la ristra de objetos reunidos. La mitad de un paraguas color helado de fresa defendía a duras penas su cabeza de la lluvia, la otra mitad tenía que servir de porche a su frágil e improvisado tenderete. El barrendero, sin pararse, la saludó extrañado.
     —Mal día escogió, señora, mal día. A lo mejor le trae más cuenta recoger los bártulos y largarse a casa.
     A lo mejor... pero ella necesitaba recaudar urgentemente diez mil pesetas, las
que pagadas a tocateja exigía una grúa para enterrar el cadáver calcinado de su furgoneta. Lope, en un almacén, convirtiendo los donativos en baratijas vendibles, montaba en cólera.
    “¡No puede ser, no puede ser! Me dejan sin herramienta de trabajo y además de aguantarme tengo que pagar. ¡Hijos de..! ¡Basta ya de atropellos, basta ya de humillaciones! Que la quite el ayuntamiento si le estorba para las verbenas, que a mí.."
     Pero los dos sabían que los niños de la urbanización buscarían tesoros entre los hierros calcinados, y sus escaldados corazones les metían prisa en retirarlos; si alguno sufría un accidente, les exigirían responsabilidades, porque, para los deberes, nadie corría el tupido velo que tapaba los derechos de los extranjeros.

    María Jesús Sánchez Oliva.

    Gracias por tu visita y hasta el próximo mes.

    Para contactar conmigo, ya sabes:

    garipil94@oliva04.e.telefonica.net 

domingo, 29 de septiembre de 2013

Portada

 Queridos lectores:  Acaba de salir el número 17 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus crónicas a: mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia.

    Avance del contenido
La Vitrina: A su escaparate se asoma hoy Manuel Machado, hermano de Antonio Machado, un poeta que ningún amante de la poesía debe ignorar. Y al final te recomiendo el libro que acabo de leer.
Mesa camilla: La ONCE ha sido galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. ¿Ha sido un premio justo o injusto? Para opinar hay que saber cómo lo ha celebrado y esto nos lo cuenta El Confidencial.
Cajón de Sastre: Avalar a alguien ante una entidad bancaria no es solo un favor como solemos creer, es, en primer lugar, un compromiso que a veces pagamos caro. Para que al menos no te pille de sorpresa, conoce los riesgos.
El Álbum de la Lengua: Siguiendo con la reforma de la RAE hoy toca la supresión de mayúsculas iniciales en algunos casos.
La Butaca:En ella se sienta hoy Jesús Franco García, para comunicarnos la publicación de su primer libro. Desde aquí nuestra más sincera enhorabuena, y como dice su título, ¡adelante!
Carta a… La carta de hoy va dirigida a doña Ana Botella, alcaldesa de Madrid, para felicitarla por su gran disgusto.
Cosas de Garipil: Garipil nos deja hoy otro de los relatos de Letanías.
    Si visitas una sección, mil gracias, si las visitas todas, un millón.

    Seguidores de Honor:
    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013. 

La Vitrina

 Todos conocemos sin duda la obra de Antonio Machado, nuestro gran poeta, nuestro poeta grande entre los grandes, unos por haber leído y releído sus poemas, otros por haberlos cantado con los cantautores que tuvieron el acierto de ponerles música, pero tengo la impresión de que muy pocos conozcen la obra de su hermano Manuel, poeta igual de grande, poeta no menos importante. Esta diferencia nos pone una vez más ante el triste destino de las letras: o mueren sus autores en una guerra, en el exilio u otros despropósitos, o se intenta matar sus obras con el olvido. Pero afortunadamente las letras bien escritas saben defenderse de sus enemigos y hoy se abren las puertas de este modesto espacio para recibir a un poeta del que todos los amantes de la poesía podemos sentirnos muy orgullosos. ¿Quieres conocer o recordar su figura, su obra y algunos de sus poemas? ¡Pues adelante!
 
    Manuel Machado Ruiz

    Datos biográficos

    Nació en Sevilla, el 29 de agosto de 1874. Era hijo del folclorista sevillano Antonio Machado Álvarez y de Ana Ruiz. Su hermano, Antonio, también se destacaría en el mundo literario. 
    De su padre heredó el amor a lo auténtico del carácter popular andaluz. También su infancia debió transcurrir, como versa su hermano Antonio, en un patio de Sevilla, en donde habría un alegre huerto con, al menos, un limonero, en el seno del Palacio de las Dueñas, en donde su padre trabajaba como administrador de la ilustre casa ducal de Alba. 
    Cuando Manuel tenía 9 años, su familia se trasladó a Madrid, donde cursó sus estudios y obtuvo el título de Licenciado en Filosofía y Letras. 
    A partir de esos años, la familia Machado volvería a Sevilla en muy escasas ocasiones pero lo sevillano y lo andaluz siempre fue para él una referencia viva, aunque distante, por la nostalgia y el amor que derramaban sus padres hacia la tierra que les vio nacer. 
    En Madrid, el joven Manuel empieza a dar a conocer sus primeras poesías. 
Fue Director de la Hemeroteca y del Museo Municipal. Como periodista fundó varias revistas literarias y colaboró en diarios de la época, de América y Europa. Fue traductor en París a partir de 1899. Se casó en 1910. 
    En 1938, se le designó miembro de la Real Academia Española, luego de dedicarle poemas al General Franco, como “Al sable del caudillo”. Esto le valió a Manuel el reconocimiento y el salvoconducto para poder vivir dentro de un régimen que exterminó y arrojó al exilio a tantos poetas, literatos e intelectuales de mucha valía, entre ellos su propio hermano. Cuentan sus biógrafos, que poco tiempo después de publicada, sintió Manuel un gran arrepentimiento por escribir y publicar la fatal poesía, máxime cuando se enteró de la muerte de su madre y hermano, en el obligado exilio francés. 
    "Un buen poeta menor" decía la crítica de Manuel Machado. Aunque Borges contestó así, con exquisita vehemencia, a un crítico español en Madrid: “¿Dice usted Antonio Machado? ¡No sabía que Manuel tenía un hermano!». 
    Manuel y Antonio, dos poetas hermanos que despuntaban en aquel Madrid de principios del siglo XX, ambos llegaron a colaborar en la creación teatral, siempre impregnada de situaciones que recordaban al típico ambiente andaluz. La obra cumbre de la creación teatral de los hermanos Machado, es sin duda, «La Lola se va a los Puertos» de la cual se han hecho un par de versiones cinematográficas. Otras obras teatrales en cooperación fraternal fueron «La duquesa de Benamejí» ; «La prima Fernanda» ; «Juan de Mañara»; «Las adelfas»; «El hombre que murió en la guerra»; «Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel». Después los dos hermanos poetas se encaminan por senderos separados que les conducen, hacia el final de sus vidas, a abrazar los dos diferentes bandos en los que desembocó España por culpa de la guerra civil. Manuel y Antonio, a pesar de recorrer caminos separados en la creación poética, siempre conservaron un paralelismo en sus obras, que cualquiera que las observe con algún detenimiento, descubrirá en cada una de ellas, algunos retazos o matices que delatan la fuente común de la que bebieron y vivieron. 
    Tiene Manuel Machado una poesía titulada «Adelfos» que bien pudiera llevar el subtítulo de "Autobiografía". Se trata de una de las más bellas autobiografías poéticas de la literatura española; en ella, el poeta describe con bellos florilegios, una argumentación muy paralela a la contenida en la poesía «Retrato» de su hermano Antonio. Ambas poesías están construidas de versos alejandrinos; ambas poesías se componen de serventesios, -nueve serventesios la de Antonio, uno menos la de Manuel; y ambas poesías describen con maestría inigualable, las autobiografías poéticas respectivas. 
    También tiene Manuel otro paralelismo asombroso, en relación con una bella poesía titulada «La saeta». Quizá, «La saeta» más conocida, la que puso música el cantautor Joan Manuel Serrat, es la poesía de Antonio Machado. Pero no menos bella, aunque sí menos difundida es «La saeta» de Manuel Machado. Estos asombrosos paralelismos que se pueden detectar en los dos hermanos Machado, no desmerecen en nada, la calidad poética de cada uno. De todo ello hay que desterrar toda vaga sospecha de plagio y centrarnos en la idea de unos orígenes, vivencias y estilos, lógicamente muy comunes. Después, la vida, con sus avatares, hizo que quedaran sus destinos muy separados, por culpa de las ideologías o del simple azar. De toda guerra civil, siempre se dice que es una lucha entre hermanos, y en el caso de estos dos poetas, no puede ser la frase de mayor literalidad. 
    Sobrio en el estilo, exacto en la pincelada, en la expresión y en la frase, entre superficial y reflexivo, él mismo se ha definido estéticamente: 
    Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero,
a olor helénico y puro, lo "chic" y lo torero. 
Un destello de sol y una risa oportuna,
amo más que las languideces de la luna,
medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-,
con Montmartre y con la Macarena comulgo... 
    Y antes que un tal poeta, mi deseo primero,
hubiera sido ser un buen banderillero. 
    La abulia entra en el cuadro de sus rasgos espirituales: ese “Hubiera podido ser”…tan fluctuante, es una expresión muy real de su personalidad. Lo torero, a lo que los críticos llaman “andalucismo”, llega en sus composiciones a una perfección espontánea, musical y realista. 
    Llegó a ser un magnífico retratista. Con insuperada plasticidad, logró en el verso pinturas y retratos de mano maestra. 
    Sus raíces modernistas, expuestas en “Alma” (1900), comienzan a desvirtuarse en su obra “ Alma, museo y cantares” publicada en 1907, donde utiliza un lenguaje coloquial, que profundizó en sus obras posteriores. “El mal poema” de 1909, “Cante hondo” (1912) “Canciones dedicatorias (1915), “Caprichos”, “Trofeos”, “Phoenix” (1936), “Museo” y “El amor y la muerte”. 
    El 19 de enero de 1947, falleció en Madrid, arrepentido de las convicciones políticas franquistas que había exteriorizado. 
    Con el aperturismo español de los años 60 y 70 en donde ya se vislumbraba (o más bien se anhelaba) el final de la opresora dictadura franquista. Aquella juventud que militaba en el antifranquismo, dio de lado a todo poeta amparado por la dictadura, La obra de Manuel Machado fue dada de lado, y su vacío se llenó con la obra poética de su hermano Antonio. No se trata aquí de comparar cuál de los hermanos dispone de una mayor profundidad poética, más completa, de mayor calidad. Esto, como otras muchas cosas, queda para ser escogido por el gusto de cada cual. Pero nuestro poeta es el gran conocedor y divulgador de letras de los cantes flamencos, que a decir con el gracejo típico andaluz, ha quedado bajo el conocido nombre de "cante jondo". No es nada raro que parte de su inspiración la hubiera tomado de la enorme colección de letras de cantes flamencos, que su padre fue recopilando a lo largo de muchos años, tomadas directamente de los anónimos cantaores andaluces y que publicó en un libro titulado «Cantes flamencos». Manuel Machado fue un gran estudioso de todos los estilos del cante flamenco y escribió poesías idóneas, que bien pudieran ser adaptadas para la música de una garganta y una guitarra española.

    POEMAS

OCASO
Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde... El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.
Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.
Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,
para mi amarga vida fatigada...
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar, y no pensar nada...!

LA COPLA

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.

    Y antes de cambiar de sección o marcharte, toma nota de un libro para el próximo mes:
    Título: Las orquídeas rojas de Shanghai
    Autora: Juliette Morillot
    Reseña:
    Se trata de una novela basada en dolorosos hechos reales: la esclavitud sexual a la que fueron sometidas muchas mujeres coreanas por las tropas japonesas. Pero es también un maravilloso canto al amor sobre un fondo de perfumes, sonidos y colores que nos sumergen en el corazón de la historia tumultuosa y sombría de un Oriente enigmático, misterioso y sensual. 

Mesa camilla

 Para los afiliados a la ONCE normales, es decir, para los afiliados ciegos o con graves problemas de visión, en edad de estudiar, de trabajar y pensionistas que con su esfuerzo contribuyeron a la creación de una institución única en su género, no para las personas que en las últimas décadas son afiliadas con un alto grado de visión o en edad avanzada para asegurarse el voto que permita a sus dirigentes seguir ganando elecciones tras elecciones con sospechosas mayorías, el siguiente artículo no sorprende, lo que se denuncia es solo un botón del vasto muestrario de despropósitos que sus dirigentes llevan años cometiendo para destruirla, pero entristece, cuesta aceptar que lo que debería ser un ejemplo a seguir por todos los países, acabe siendo un valioso recuerdo en el nuestro. Pero volviendo al artículo en cuestión, ¿en qué se ha basado el jurado para conceder tan importante premio a la ONCE? Seguramente en esas pomposas campañas de publicidad que sus dirigentes se montan en prensa, radio y televisión con el dinero que restan a los afiliados estudiantes, trabajadores, tanto fuera como dentro de la institución, y otros servicios para los que fue creada, sin otra finalidad que la de disfrazar de bueno lo que hacen mal para dar una imagen en la que creen todos menos sus afiliados normales, que los otros, evidentemente, reciben su premio por aplaudir sus atropellos y caiga quien caiga. Y para terminar el comentario, antes de pasar al artículo para que cada cual saque sus conclusiones, solo añadir algo muy significativo: ante este importante premio, los afiliados, ni han dado las gracias al jurado, ni han felicitado a la ONCE, mejor dicho, a sus dirigentes, que la ONCE, como institución, contó siempre, cuenta y seguirá contando cuando por fin solo quede de ella el nombre con su cariño, su respeto y su gratitud.  

    http://www.elconfidencial.com/espana/2013-09-08/la-once-celebra-su-principe-de-asturias-apercibiendo-a-los-vendedores-que-no-cumplan-objetivos_25742/

    La ONCE 'celebra' su Príncipe de Asturias apercibiendo a los vendedores que no cumplan objetivos

    El mismo día que el jurado del premio Príncipe de Asturias de la Concordia concedía el galardón a la ONCE, la dirección de la institución en Asturias notificaba a una buena parte de sus vendedores de cupón que, en el caso de no cubrir los mínimos de venta, se les abriría un expediente que podría derivar en despido. No es la única comunidad autónoma donde se ha producido esta advertencia oficial, que en el caso asturiano supera el 10% de la plantilla. Ya en Extremadura, La Rioja y Andalucía (donde el apercibimiento rebasa con creces este porcentaje) se han producido hechos similares en una operación escalonada, que tendrá continuidad a escala nacional y que ha recibido una fuerte contestación de sus trabajadores.
    Si bien el galardón concedido a la ONCE destacaba el compromiso de la institución con el empleo estable y con la dignificación de los discapacitados visuales y otros colectivos con minusvalía, los trabajadores de esta institución denuncian esta política de exigencia de mínimos, según ellos, difícilmente alcanzables, y ponen de relieve lo que a su juicio es una contradicción flagrante: el hecho de que se trate de una organización que actúa como si fuera una empresa privada al uso, sin tener en cuenta compromisos sociales y la consideración que la propia sociedad española tiene de la ONCE.
    Ventas de 5.000 euros al mes
    Los vendedores de cupón tienen que cumplir unos mínimos de facturación que se sitúan en torno a los 5.000 euros mensuales, pero los discrepantes con esta fórmula ponen de relieve que la exigencia de objetivos no diferencia aquellos puestos de venta que tienen más fácilmente acceso al público de los que están situados en lugares más recónditos. Aún más: señalan que en los primeros se destina a aquellos trabajadores más proclives a los postulados de la empresa. Los puestos de venta son inamovibles y los propietarios de los mismos no pueden cambiar a su libre albedrío, sino con el permiso de la ONCE.
    Los críticos añaden que la ONCE no tiene en cuenta la actual crisis económica y la rebaja de ventas vinculada a la menor disponibilidad de dinero por parte de los potenciales clientes, lo que, a su entender, debería otorgar más flexibilidad a los vendedores. A este respecto también consideran una muestra de escasa sensibilidad el hecho de que en plena recesión se amenace con medidas punitivas a colectivos que, por sí solos, ya cuentan con un déficit social importante y grandes obstáculos en materia laboral.
    Es curioso, además, que el colectivo de vendedores, el más expuesto a la parte más sacrificada del trabajo, tenga un porcentaje de ciegos y de otros discapacitados mucho mayor que el que desempeña labores más burocráticas o de cargos intermedios de la institución, según asegura a El Confidencial uno de los integrantes de este sector crítico de trabajadores.

    Empresa con beneficios

    Pero, además, los disidentes con el actual sistema denuncian que la propia ONCE hace competencia desleal a sus vendedores y recuerdan que la institución ha otorgado a una unión temporal de empresa, formada por Gtech y Logista, la distribución de una buena parte de los cupones de la ONCE y de otros juegos organizados por la institución. Se da la circunstancia de que algunos de los afectados por el apercibimiento tienen su puesto de venta a muy escasa distancia de las tiendas en las que se distribuyen los cupones de dicha empresa.
    También critican el hecho de que cuando se plantea a la dirección de la ONCE que debería tener una mayor sensibilidad social con sus afiliados, algunos de los cuadros intermedios les responden que "hace tiempo que esto no es una ONG", sino una empresa que debe actuar como tal y tener beneficios. 

Cajón de Sastre

  Avales y sus riesgos

    El avalista puede terminar pagando la deuda contraída por la persona a quien 
avaló hasta que la misma quede por completo saldada
    Autor: JOSÉ IGNACIO RECIO
     Fecha de publicación: 11 de julio de 2013
 
    Un aval se requiere cuando un usuario quiere comprar un bien material costoso 
(vivienda, garaje, solares, etc.), pero también cuando pide un crédito personal 
de gran cuantía. Entran en juego dos partes: por un lado, la persona que se 
compromete a respaldar el bien adquirido (el avalista) y, por otra, quien 
solicita el préstamo, que es el avalado. A la primera, aceptar ser avalista 
puede ocasionarle problemas, ya que si el titular del crédito no puede asumir 
las deudas, será ella quien deba responder con su capital, incluso con sus 
bienes, para saldar las deudas contraídas. Este y otros riesgos del avalista se 
explican en el siguiente artículo.
 
    Ejercer como garante Un aval es una garantía bancaria cuya finalidad es 
demostrar al banco que, aunque el titular del crédito no disponga de la garantía 
suficiente para responder al crédito, hay otra persona que puede responder por 
él y, lo que es más importante, que se compromete a pagar la cantidad que el 
titular del producto haya dejado de abonar. Se requieren casi siempre para un bien material (vivienda, garaje, solares, etc.), pero también cuando se solicita un crédito personal de gran cuantía. Entran en juego entonces las dos partes que conforman este proceso financiero: 
    Avalista: la persona que se compromete a respaldar el bien adquirido. 
    Avalado: quien solicita el préstamo. 
    Al avalar se pone en juego el propio patrimonio, por lo que conviene elegir 
con cautela con quién se firma esta operación Al primero, ejercer como garante 
le puede acarrear muchos problemas en el futuro, ya que de no poder asumir las 
deudas el avalado, será él quien tenga que responder con su capital, incluso con 
sus bienes en última instancia. Por eso, es muy importante seleccionar con quién 
se firma esta operación, pues no puede formalizarse con cualquier persona. Solo 
conviene ser avalista de algún familiar o amigo de gran confianza, y del que no 
se tengan dudas sobre su respuesta ante el crédito solicitado. 
Bajo ninguna circunstancia hay que comprometerse con personas poco fiables o con 
aquellas de las que apenas se posea información. La sorpresa puede ser 
irreversible, ya que ante la falta de recursos económicos de los posibles 
avalados, habrá que responder ante el banco o caja de ahorros que concedió la 
vía de financiación. De ahí la prudencia para ser avalista de otras personas.
 
    Avales bancarios y particulares

     Hay dos clases de avales: bancarios y particulares.
    Bancarios: es una entidad financiera quien se encarga de pagar la deuda, y su 
principal repercusión sobre la economía doméstica reside en su aplicación en 
los contratos de alquiler de pisos. Los propietarios que teman que sus nuevos 
inquilinos no les paguen su alquiler de forma regular o sencillamente que 
abandonen la casa sin pagarlo, pueden incluirlo en su contrato de 
arrendamiento. En estos casos, además de la obligada fianza, que deberán 
afrontar quienes alquilen un inmueble, también pueden exigir a la otra parte 
un aval bancario cuya cuantía corresponda al precio de alquiler de 3 o 4 
meses, para cubrir estas contingencias. 
    Personales: se utilizan en la contratación de hipotecas, créditos al consumo, 
etc. Son familiares y amigos quienes se encargan de asumir casi siempre la 
función de garante para que el titular pueda comprarse una vivienda o adquirir 
un coche. Este tipo de avales personales son gratuitos para ambas partes y 
funcionan como si de un seguro se tratase, porque serán estas personas quienes 
se hagan cargo de la responsabilidad financiera, en el caso que el titular no 
pueda responder de su cuantía. 
    El avalista se pone en la misma situación que el avalado en el momento en que 
firma o consiente esta operación. Si, por cualquier circunstancia, es preciso 
variar las condiciones (cuantía, plazo de amortización, ampliación...) del 
préstamo, hay que comunicárselo a los avalistas y estos decidirán si aceptan o 
no el cambio.
 
    Riesgos de convertirse en avalista

     Los riesgos de aceptar esta operación son muy claros y parten de las siguientes actuaciones que conviene analizar con detenimiento antes de cometer un error que puede ser irreparable: 
    El hecho de avalar un préstamo conlleva las mismas obligaciones que para el 
solicitante; nunca es un apoyo moral a su concesión. 
    El avalista puede terminar pagando la deuda contraída por el deudor, hasta que 
la misma quede por completo saldada. Puede verse envuelto en un largo proceso judicial (de no pagarse) que termine en el embargo de su cuenta corriente, bienes personales (desde su casa y hasta el coche) e incluso la parte de su nómina que excede del Salario Mínimo Interprofesional. No importa la edad que se tenga, puede afectar también a los 
jubilados. 
    Antes de avalar a nadie, por tanto, conviene investigar sus contratos de trabajo 
y antigüedad, su solvencia económica y de qué bienes dispone en el instante de 
formalizar este proceso.
 
    Créditos sin avales

    En el momento de solicitar un crédito, es cada vez más frecuente que las 
entidades financieras demanden un aval a los solicitantes, ya que es una forma 
de asegurarse que el adelanto se les devuelva sin ningún contratiempo. 
No obstante, se puede sortear esta modalidad crediticia ya que la gran mayoría 
de préstamos rápidos se comercializan sin la exigencia de un aval o una nómina. 
En pocos minutos, los clientes disponen de liquidez en su cuenta corriente, 
aunque los importes son más bien modestos, de entre 500 y 1.000 euros de media. 
Por otro lado, en las vías de financiación personal y para el consumo, tampoco 
se incorpora la figura del aval, y basta con la presentación de la nómina para 
acceder a estos productos. Todo lo contrario que con las hipotecas o créditos de 
mayor cuantía, que en muchos de los casos se exige la presencia de un aval para 
poder contratarlos. 

El Álbum de la Lengua

 El uso de mayúscula inicial en títulos y cargos
    ANTES
    Era frecuente escribir, por razones de solemnidad y respeto, con mayúscula inicial los sustantivos que designan cargos o títulos de cierta categoría, como rey, papa, presidente, ministro, etc., especialmente si se usaban sin acompañar al nombre propio correspondiente y hacían alusión a una persona concreta. Ejemplos:
 El Rey se dirigió a todos los ciudadanos.
 El Papa visitará Brasil en...
 El Presidente comparecerá en el Congreso.
    AHORA
    En la Ortografía de 2010 se dice que los nombres que designan títulos, cargos o empleos de cualquier rango, por su condición de nombres comunes, se deben escribir siempre con minúscula inicial, independientemente de que acompañen o no al nombre propio al que hacen referencia. Ejemplos:
 El rey Arturo es el personaje central de la obra.
 El rey se dirigió a todos los ciudadanos.
 
    El uso de mayúscula inicial en algunos accidentes geográficos
    ANTES
    Se escribían con mayúscula inicial los sustantivos que designan accidentes geográficos, aun siendo nombres genéricos, cuando se usaban, por antonomasia, en sustitución del nombre propio. Ejemplos:
 el Golfo (para hacer referencia al Golfo de México)
 el Canal (en alusión al Canal de la Mancha)
 Península Ibérica (por el territorio peninsular español)
    AHORA
    En la Ortografía de 2010 se mantiene la mayúscula inicial para los usos antonomásticos de los nombres genéricos (el Golfo, la Península, etc.). Pero para aquellos sustantivos genéricos que aparecen seguidos de un adjetivo derivado del topónimo, se indica que tanto el sustantivo como el adjetivo se deben escribir en minúscula inicial. Ejemplos:
 península ibérica (el adjetivo ibérica procede del topónimo Iberia)
 cordillera andina (el adjetivo andino deriva del topónimo Andes)
 islas británicas (el adjetivo británico procede del topónimo Britania).  

La Butaca

 ¡Hola!
    Como sabéis hace unos años me dió por escribir un poco. El resultado fue un conjunto de relatos muy diferentes en estilo y temática.
    Los mismos fueron presentados en el año 2011 al premio Tiflos y fueron elegidos en la edición especial, segundo premio.
    Ahora he decidido lanzar una pequeña edición la cuál está a la venta en la página web de la editorial.
    Página de la librería digital:
http://www.editorialcirculorojo.es/publicaciones/c%C3%ADrculo-rojo-relatos/adelante/
    Dirección del booktrailler:
http://www.youtube.com/watch?v=xm9jPDh_dWg&feature=youtu.be
    Muchas gracias.
    Desde Salamanca informó para 30 días Jesús M Franco. 

Carta a...

 Muy señora mía: Solo unas líneas para felicitarla por la eliminación de España de los Juegos Olímpicos de 2020. ¿Cómo, que no me entiende? Es normal. Desde su privilegiada atalaya es muy difícil ponerse en el lugar de los ciudadanos de a pie, pero trataré de explicárselo de una forma rápida y sencilla. Este tipo de eventos los pagamos los españoles y paradójicamente siempre tienen que poner más los que menos tienen. El hecho de presentar la candidatura ya nos ha supuesto mucho dinero pero ahí no acaba el gasto, si Madrid hubiera sido la ciudad elegida, hubiéramos tenido que seguir pagando. En este momento, y hasta que no tengamos gobernantes responsables, cosa que no se vislumbra a corto plazo, los españoles no estamos en condiciones de permitirnos estos lujos. Si usted se tomara la molestia de mirar a su alrededor vería que en Madrid, como en el resto del país, hay muchas personas en paro y no todas cobrando prestación, muchas familias que tienen que hacer milagros para llegar a fin de mes y no todas lo consiguen, niños que han empezado su vida escolar y no tienen libros, ni maestro, ni aula, y paso de contarle sus problemas con la sanidad y otros servicios públicos porque sería perder tiempo. Resumo pues recordándole que todos tenemos cuatro necesidades básicas: trabajo o pensión para comer, una casa para vivir con dignidad, estudios para saber defendernos de ustedes y sanidad para cuando estemos enfermos, y en lo que haya una sola familia que no las tenga cubiertas, meternos en estos gastos, es otro de sus atropellos, además, ¿usted cree que cuando se sufren estos problemas o los sufren los que nos rodean tenemos ganas de fiestas? Pues no, señora mía, claro que no, las personas normales somos conscientes de que cuando un ciudadano se ve privado de estos derechos elementales todos somos afectados de una manera o de otra.
     Por lo tanto, lo dicho, brindo por el fracaso y doy las gracias a los responsables del Comité Olímpico Internacional por haber tenido más sentido común que usted al presentar la candidatura.
    María Jesús.