domingo, 1 de diciembre de 2019

CARTA A...


Al margen de estar a favor de la monarquía o de estar en contra, -cada cual es muy libre de pensar como entienda conveniente siempre que no defienda sus ideas recurriendo a la violencia, a la discordia, al enfrentamiento-, y sin entrar en cómo se vayan desarrollando los acontecimientos, hoy por hoy una cosa es cierta: usted, doña Leonor de Borbón y de Ortiz, como primogénita de los reyes Felipe VI y Leticia Ortiz, es la heredera al trono de España, y para reinar se está preparando, y muy bien por cierto.

Hemos podido comprobarlo estos días, cuando con catorce años recién cumplidos se ha estrenado en actos públicos con dos brillantes discursos: el pronunciado en la entrega de los Premios de la Fundación Asturias primero y el pronunciado en la entrega de los Premios de la Fundación de Girona después. ¡Qué delicia de niña que empieza a ser mujer! Su serenidad, su ternura, su dulzura, la madurez, el respeto y la responsabilidad que destilaban sus palabras pronunciadas en castellano, inglés, árabe y catalán nos han cautivado a todos. Justo es felicitarla, tanto a usted como a los reyes, sus padres, y a sus educadores.

En estos días en los que los españoles nos hemos tenido que enfrentar a las cuartas generales en cuatro años, en estos días en los que los españoles hemos podido comprobar que sus estúpidos discursos, sus absurdos programas, sus repetidas falacias sólo han conseguido empeorar las cosas, en estos días en los que los españoles solo tenemos razones para sentir vergüenza de nuestros políticos y rogar a todos los dioses que no tengamos que volver a las urnas por quinta vez, el único consuelo, la única alegría, la única esperanza han sido sus palabras de concordia, de entendimiento y bellos compromisos con los que Su Alteza nos ha alegrado los noticiarios.

No sabemos qué pasará mañana, mañana no sabemos qué pasará. Nuestros políticos siguen más dispuestos a crear problemas que ha resolverlos. Pero hoy por hoy, una cosa es cierta: Su Alteza es la heredera del trono de España, y los discursos con los que nos ha devuelto la ilusión estos días, además de para felicitarla, son para sentirnos orgullosos de usted.

Ojalá no cambie nunca y algún día podamos verla reinar en paz.

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