viernes, 30 de septiembre de 2022

PORTADA

 

     Queridos lectores: Acaba de salir el número 104 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

 

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus noticias con dos sencillas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y reales. Y segunda: que las envíes a mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Cuento contigo.

 

    CONTENIDO

 

    LA VITRINA: El libro de este número lo firma Lluis Llach. 

    MESA CAMILLA: Última columna de septiembre publicada en Salamanca RTV Al día.

    CAJÓN DE SASTRE: Gracias y adiós a Mimi Reinhardt.

    EL ÁLBUM DE LA Lengua: A ojos vistas, no a ojos vista.

    LA BUTACA: Lo bueno de esta noticia es lo que pretende.

    CARTA a… Masa Amini.

    COSAS DE GARIPIL: Capítulo 13 de Bella Luna.

 

    Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.

 

    Volveremos a encontrarnos en el próximo número.

 

    María Jesús Sánchez Oliva.

 

    Seguidores de Honor:

    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.

    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.

    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.

    Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.

    Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.

 

 

 

LA VITRINA

Queridos lectores: Si me recibís este mes, os acompañaré encantado unas horas, si no me conformo con que sepáis que existo y quedáis invitados a llamarme cuando queráis.

 

Mi nombre: Memoria de unos ojos pintados.

 

Mi padre: Lluis Llach.

 

Mis hermanos más queridos son El chico del Maravillas y Las mujeres de la principal.

 

 Y de esto puedo hablaros:

 

 Cuatro amigos, dos chicos y dos chicas nacidos en 1920, crecen juntos en el barrio obrero de la Barceloneta. Empiezan a descubrir el mundo en un ambiente humilde y libertario, y la proclamación de la República les abre un anchísimo horizonte de posibilidades, ilusiones y esperanzas. Pero la Guerra Civil y la posterior represión franquista lo rompen todo. La vida de los cuatro personajes y de sus familias queda marcada por el impacto de unos hechos históricos que influyen de una manera especialmente trágica en la relación de amor y de amistad entre los dos chicos, Germinal y David. El mismo Germinal, ya viejo, narra su experiencia estremecedora a un joven director de cine que busca un argumento para una película. Reconstrucción vivísima de un periodo que sigue ejerciendo un influjo mágico en los lectores. Memoria de unos ojos pintados es, por encima de todo, una extraordinaria historia de amor.

 

Gracias a los que me elijan y a los que no lo hagan.

 

Firmado: Memoria de unos ojos pintados.

 

MESA CAMILLA

Cuento sin “cuento”

 

Érase una reina que con el nombre de Isabel II reinó en el Reino Unido más de setenta años.

 

La Corona Real, como todos los reyes, no tuvo que conseguirla a base de oposiciones, certificados de capacitación y listado de méritos, la recibió por herencia y de por vida. La Corona británica, como todas las coronas del mundo, incluía palacios, castillos de invierno, castillos de verano, automóviles tan lujosos como seguros y títulos a mansalva, y todo con personal que se ocupara de sus propiedades y de su familia para que pudiera vivir como lo que era: una reina. La Corona británica, como todas las coronas del mundo, le permitía disfrutar de joyas maravillosas, de preciosos vestidos para cada ocasión, de pomposos eventos, de fiestas privadas, de pasear a caballo y de coleccionar abanicos, cuadros y piezas de arte sin consultar el precio porque pagaba el pueblo. La Corona británica, como todas las coronas del mundo, solo le exigía firmar documentos, inaugurar actos relevantes y felicitar las navidades a los ingleses públicamente, es decir, nada que no fuera un placer.

 

Tan a gusto andaba la tal reina por este mundo que no quería morirse aunque a punto estaba de cumplir un siglo, pero el miércoles 8 de septiembre de 2022, tras firmar el nombramiento de la recién elegida Primera Ministra, la Muerte se plantó ante ella y le dijo: “Has dejado de ser reina para ser súbdita, y quieran tus sabios doctores o no quieran, te vienes conmigo porque yo, cuando la Vida decide poner punto final, no hago excepciones ni con reyes ni con mendigos”. Pero tan previsora era la reina Isabel que tardaron en llegar once días porque el Gobierno y la Casa Real tuvieron que organizar el funeral de Estado que ella misma había pedido, y se pasó once días de ciudad en ciudad, de palacio en palacio, de catedral en catedral,

Y se suspendió el fútbol, se apagaron las luces en los teatros, se cancelaron las huelgas y la televisión cambió su programación por completo, y se nombró festivo el día del entierro, y Londres se llenó de reyes y reinas, de líderes mundiales, de personal de seguridad y lo más increíble: o ningún británico era republicano, o todos se volvieron monárquicos de repente, porque durante los días de luto oficial se olvidaron de los problemas derivados de la salida de la Comunidad Europea, de la crisis económica provocada por la guerra de Ucrania, de las incógnitas del reciente cambio de gobierno, del trabajo, de las clases, del gimnasio y de todas las tareas habituales para despedir a su reina del alma, y viajaron kilómetros y kilómetros, y llegaron de todos los rincones del reino, y soportaron colas de veinte horas, de días de lluvia, de noches de frío, sin comer, sin beber, sin protestar…  para alcanzar el féretro, inclinar la cabeza en señal de respeto y en un par de segundos decirle adiós en silencio y para siempre.

 

Y colorín colorado este cuento acabó el lunes 19 de septiembre de 2022 como acaban todos los cuentos de reinas y reyes: antes de ser enterrada junto a los suyos entre flores, banderas a media asta y salvas de honor, el mayor de sus hijos, ya en edad de jubilación y con más experiencia en vivir del cuento que en asumir responsabilidades, heredó la Corona con todas sus propiedades y sin pagar impuestos.

 

Moraleja: Los cuentos de reyes son muy hermosos, pero dejan de gustar cuando en lugar de “cuento”, contienen realidades.

 

María Jesús.