sábado, 2 de julio de 2022

PORTADA

 

     Queridos lectores: Acaba de salir el número 101 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

 

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus noticias con dos sencillas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y reales. Y segunda: que las envíes a mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Cuento contigo.

 

    CONTENIDO

 

    LA VITRINA: El libro del mes: Pepita Jiménez, de Juan Valera. 

    MESA CAMILLA: Trabajadores de usar y tirar (última columna de junio publicada en Salamanca RTV al Día).

    CAJÓN DE SASTRE: María Victoria dal Pozzo y della Cisterna (la reina de España más desconocida).

    EL ÁLBUM DE LA Lengua: Lanzamisiles y lanzacohetes, sin separación (recomendación de la FUNDÉU).

    LA BUTACA: Jon Ander: el héroe de Laredo.

    CARTA a… Los muertos en el asalto a la valla de Melilla el pasado viernes 25 de junio.

    COSAS DE GARIPIL: La casa del Sarampión (capítulo X de Bella Luna).

 

    Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.

 

    Volveremos a encontrarnos en el próximo número.

 

    María Jesús Sánchez Oliva.

 

    Seguidores de Honor:

    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.

    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.

    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.

    Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.

    Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.

 

 

 

 

LA VITRINA


Queridos lectores: Vengo observando que últimamente la mayoría de los lectores se deciden siempre por libros recién publicados, mejor dicho, deciden por ellos, porque las novedades son, generalmente, las recomendaciones de los medios de comunicación en los espacios dedicados a fomentar la lectura, los que se venden en las grandes superficies y los escritos por autores que se pasean por televisión para hablar de ellos, y la publicidad, hoy por hoy,  es lo más útil para convencerlos. Lo normal es que pasen de los que ya tenemos algunas décadas encima, que ni sepan que existimos, como es mi caso. Está muy lejos de mí y de tantos compañeros pretender estar en el lugar de los clásicos, de los eternos, de los firmados por genios, pero sí nos gustaría que de vez en cuando consultaran también los catálogos donde figuran nuestros nombres, y si les resultamos atractivos, que no nos desprecien con tanta frecuencia. Con la esperanza de que se empiece a tenernos en cuenta hoy me asomo a esta ventana para invitaros a leerme, y sin más comentarios, paso a presentarme:

 

Mi nombre: Pepita Jiménez.

 

Mi autor: Juan Valera.

 

Mi historia: Soy una novela deliciosa, presenta a Luis de Vargas, un joven seminarista que regresa a su casa para pasar las últimas vacaciones   antes de la ordenación. Allí encontrará a Pepita Jiménez, una joven viuda de gran belleza prometida de su padre. Pronto el   seminarista comprenderá que su pasión por la joven es más fuerte que su vocación sacerdotal. Pero lo que suceda solo lo sabrán quienes me lean.

 

Comentario: Fui una novela de gran éxito cuando nací, y eso que ni había tantos lectores debido a que el número de personas analfabetas era muy alto, ni los canales para darme a conocer eran tantos como son ahora. Digamos que mis lectores eran todos ricos, los pobres no tenían acceso a los libros, razón por la que fui olvidado. Hoy las cosas han cambiado afortunadamente, y si estas líneas no consiguen lectores, conseguirán, al menos, que sepan que existo. Gracias por lo que sea.

 

Pepita Jiménez.

 

MESA CAMILLA

Trabajadores de usar y tirar

 

Los trabajadores ya no son trabajadores como los servicios necesitan que sean, son trabajadores de usar y tirar, como las cosas, como los objetos, como lo que da igual que igual da porque cuesta poco.

 

Las olas de calor: un problema de siempre

 

La ola de calor que generalmente nos visita a finales de junio, este año se adelantó y llegó a principios, y como era de esperar empezaron los incendios. Esto no es nada nuevo por mucho que se empeñen en acusar de ellos al tan traído y llevado cambio climático, ocurre desde que el mundo es mundo, y nuestros abuelos, nuestros padres incluso, nuestros mayores tuvieron que apagar muchos todos los veranos, y si las consecuencias no eran tan graves como son hoy para las personas, para los animales, para las cosechas, era porque se pasaban el año quitando zarzas, retamas, escobas, bichos y malas hierbas, que en el campo no todo es verde y saludable. Lo que sí es nuevo y tiene toda la pinta de convertirse en eterno es que nuestros campos estén dejados de la mano de los políticos, que ni se ocupan de tener personal que los limpie, ni permiten que los pocos vecinos que pueden hacerlo lo hagan.

 

Zamora: un  infierno en la tierra

 

Este año han sido varios pueblos de la sierra zamorana de la Culebra los que han dejado de ser olvidados para ser calcinados debido al terrible incendio provocado por los rayos de una tormenta. ¡Menos mal que en esta ocasión ni se han molestado en buscar culpables! El año pasado fueron varios pueblos de la provincia de Ávila que tardarán generaciones en volver a ser lo que eran, si es que lo consiguen, que no es fácil, y no parece que la Junta de Castilla y León aprendiera la lección y tomara medidas para evitar incendios y minimizar los daños. Si los abulenses se encontraron con que ni había bomberos ni medios suficientes para extinguir el incendio lo antes posible, los zamoranos y todos los ciudadanos nos hemos enterado que los bomberos forestales contratados para la temporada de calor no tenían que incorporarse hasta el 1 de julio, porque solo se los contrata cuando huele a quemado, cuando pueden evitarlos, los mandan al paro. Y con toda la razón del mundo se han manifestado en Valladolid: no quieren ser trabajadores de usar y tirar, y ni los habitantes de los pueblos quieren que lo sigan siendo.

 

Falta de personal: el más viejo de los problemas autonómicos

 

Para el presidente Mañueco es un gasto inútil tener en activo tantos bomberos forestales cuando no hay riesgo de que ardan los campos. Seguramente por su atrofiado sentido del ahorro el virus nos pilló sin médicos, sin enfermeras, sin camas, sin mascarillas, sin medicinas, sin equipos de protección… Seguramente por su equivocado sentido del ahorro los comienzos del curso escolar nos pillan todos los años sin maestros suficientes, con aulas abarrotadas… Seguramente por su erróneo sentido del ahorro hasta conseguir una cita en la Junta o resolver algo en los servicios de atención al público es poco menos que imposible. Esperemos que no sueñe que los hartos ciudadanos de la comunidad vamos a agradecerle que administre nuestro dinero haciendo trabajadores de usar y tirar, y entienda, ya es hora después de tantos años, que lo que realmente nos indigna es tener que pagarles un grueso sueldo a tantos políticos por estar 14 días de campaña electoral, 3 años y medio de precampaña y un día de reflexión que, en lugar de a reflexionar, lo dedican a recuperar fuerzas, porque estamos de acuerdo: complicarles la vida a los ciudadanos, cansa más que arreglársela, pero esto se lo buscan ellos.

 

María Jesús Sánchez

 

27-VI-2022

 

Última columna de Junio publicada en Salamanca RTV al Día.

 

CAJÓN DE SASTRE

 

La Reina de España más desconocida

 

María Victoria tomó la decisión de construir una “guardería” para las lavanderas

del río Manzanares, que en gran parte eran mujeres viudas procedentes de

Galicia, como fue el caso de la madre de Pablo Iglesias (fundador del PSOE).

 

Hasta el 11 de febrero de 1873 duró la pesadilla de Amadeo de Saboya y su

familia en España. Ese día el italiano renunció al trono con un discurso con más

furia que ocho bombas atómicas:

 

“Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España vive en constante

lucha, viendo cada vez más lejana la era de paz y de ventura que tan

ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces,

al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en

combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra

agravan y perpetúan los males de la nación son españoles, todos invocan el dulce

nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del

combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos,

entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible

atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para

tamaños males”.

 

Las palabras de este efímero Rey de España se podían traducir al roman paladino,

si es que fuera necesario traducirlas, con un sencillo ahí os zurzan y os

quedéis con vuestro manicomio. La experiencia del hijo del Rey de Italia, hombre

de impresionante porte con remanentes Habsburgo pero con pocas luces, fue

terrible en los tres años que fue rey constitucional de España. La nobleza

tradicional se decantó en masa por el retorno de los Borbones, mientras que los

independentistas cubanos y los carlistas se encargaron de que Amadeo I no

tuviera un segundo de tregua en su aventura española.

 

Solo en una cosa Amadeo de Saboya parece que agradeció haber aceptado la corona

de España: las mujeres del país. Ya en sus viajes previos a España, todavía con

los Borbones, había reparado el italiano en que sus mujeres son “tan hermosas o

más que las de mi país”. Entre sus más célebres relaciones extramatrimoniales

estuvo la noble Victoria de Vinent y  Adela de Larra, la hija del

escritor romántico, considerada una de las mujeres más hermosas de Madrid.

 

La esposa que tuvo que sufrir estas humillaciones e infidelidades en un país que

le resultaba completamente desconocido se llamaba María Victoria dal Pozzo y

della Cisterna, lo cual ya de por sí daba lugar a chanzas. El tiempo que se

demoró para viajar a la Península debido a su avanzado estado de preñez lo

aprovechó su marido para explorar a fondo los cafés madrileños.

 

Una mujer de una cultura fuera de lo común:

 

La nueva Reina de España, nacida en Francia pero procedente de la aristocracia

de Cerdeña, había sido educada con esmero en Turín. Hablaba seis idiomas y

dominaba áreas muy diversas del saber como la literatura, el álgebra, la

economía o el derecho internacional. La muerte de su padre y de una hermana

sumió a su madre, vinculada a la nobleza de Mónaco, en un estado de locura que

hizo irrespirable el ambiente familiar y la obligó a refugiarse en los libros.

“He vuelto a mis estudios con mucho placer —escribió sobre el único consuelo en

esos años más oscuros—, el estudio es para mí lo que el pan para otros, sin

estudiar no podría vivir”. De aquella agitación la rescató el hijo de Víctor

Manuel II, sin saber que su destino llevaría a “La rosa de Turín” (su apodo más

recurrente) a un lugar todavía más tenso.

 

En Madrid, su conducta fue ejemplar frente a una nobleza díscola que, salvo una

minoría apodada con desprecio como “haitiana”, hizo todo lo posible para

ningunearla. Si bien el Rey despertó pocos elogios más allá de su portentoso

físico, María Victoria sorprendió a todos por su elegancia y su dominio del

castellano, sin apenas acento. El periodista catalán Víctor Balaguer la

describió en estos términos tan positivos:

 

“Tiene un rostro de rasgos pronunciados y bellamente correctos, el brillo de sus

ojos es especial y su mirada penetrante, su voz es dulce y cariñosa, y la

conversación instructiva y amena, e inspira su presencia, al par que el más

profundo respeto, la más afectuosa simpatía. Aunque todos hemos oído hablar de las

grandes cualidades que la adornan, la realidad supera nuestras esperanzas y

todos salimos prendados de la que había de ser la Reina de España”.

 

Alejada de la política, la labor pública de la Reina de España se centró en

ayudar a los más desfavorecidos y en llevar una vida alejada de grandes lujos.

Destinaba 100.000 pesetas al mes en donaciones a hospitales, iglesias y demás

obras benéficas. Entre sus fundaciones destacó una escuela y asilo para los

hijos de las lavanderas que trabajaban en la ribera del Manzanares y un hospicio

para niños desamparados. La decisión de construir esta “guardería” la tomó al

bajar por el Campo del Moro y toparse con la miseria frente a frente. Mujeres

viudas procedentes de Galicia habían llegado caminando desde el norte con sus

hijos de la mano, como fue el caso de Pablo Iglesias (fundador del PSOE) y su

madre, para acabar viviendo en la indigencia.

 

Una de sus grandes amigas y cómplices en estas tareas fue Concepción Arenal, una

católica de ideas liberales que, aunque no discutía el papel del hombre en la

sociedad que le tocó vivir, luchó por reivindicar un papel más igualitario y

respetuoso para las mujeres. Desafiando las restricciones, esta gallega acudió

como oyente, disfrazada de hombre, a clases de Derecho penal y jurídico en la

Universidad de Madrid entre 1841 y 1846. A través de ella, incluso una vez

abdicó su marido, María Victoria siguió mandando limosnas y socorros a los pobres

de Madrid.

 

La decisión de construir esta “guardería” la tomó al bajar por el Campo del Moro

y toparse con dramas de todo tipo.

 

Durante su estancia en España se dedicó, además, al mecenazgo cultural. Además

de financiar a artistas como Palmaroli, Gisbert y el escultor Medina, encargó

personalmente varias alfombras a la Real Fábrica de Tapices y fundó la Orden

Civil de María Victoria, que premiaba a las figuras sobresalientes de las

letras, las artes y las ciencias que, sin hacer distinción de género o clase

social, hubieran ejercido eminentes servicios a la instrucción pública, bien

creando, dotando o mejorando establecimientos de enseñanza, publicando obras

científicas, literarias o artísticas de reconocido mérito, o fomentando de

cualquier otro modo las ciencias, las artes, la literatura o la industria.

Fueron galardonados, entre otros, Campoamor, Madrazo, Casado del Alisal y

Eslava.

 

Atentado, abdicación y muerte:

 

María Victoria no era ajena a las turbulencias políticas del país. Los radicales

de Ruiz Zorrilla la miraban con recelo, mientras los alfonsino la llamaban “la

nuera del usurpador” a pesar de lo generoso de sus limosnas y su asistencia

puntual a los oficios religiosos. En julio de 1872, Rey y Reina regresaban a

palacio tras pasear por los jardines del parque del Retiro cuando un coche se

les atravesó a la altura de la calle Arenal. Gracias a que la Reina sintió frío

y se subió el chal, Amadeo pudo distinguir a un tirador en la calle. De forma

rauda, el Monarca se levantó para cubrir a su esposa y evitar que fueran cosidos

a tiros. Solo hubo que lamentar la muerte de una de las monturas. La Reina, eso

sí, cayó desvanecida del susto.

 

Una vez renunció a la Corona su marido, la Reina partió al exilio por Portugal

no sin antes dar a luz en Madrid a su tercer y último vástago. El viaje a

Lisboa fue muy duro debido al frío y el hambre en un tren sin calefacción y sin

comida. España, a pesar de todo, se quedó clavada en su corazón. En una carta a

una amiga, María Victoria escribió:

 

“En España no deseé más que una cosa: cumplir con mi deber, y de ella conservaré

siempre un bueno y un triste recuerdo. Bueno, porque hay allí personas muy

estimables a las que nunca olvidaré, y triste, porque España no encontró con

nosotros la tranquilidad y la prosperidad que deseábamos darle”.

 

La Reina falleció en la Villa Dufour, San Remo, a los veintinueve años,

consumida por la tuberculosis. Su muerte fue llorada tanto por los italianos

como por muchos españoles. El periódico “La Ilustración Española y Americana” le

dedicó palabras de elogio, tales como: “Madrid no puede olvidarse de aquel ángel

de virtud y de caridad, a quien el pueblo concedió el sencillo título de Madre

de los pobres”.

 

En el epitafio de su tumba en la Basílica de Superga de Turín, está escrito: “En

prueba de respetuoso cariño a la memoria de doña María Victoria, las lavanderas

de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Tarragona, a tan virtuosa Señora”.

 

Fuente consultada: ABC.

 

EL ÁLBUM DE LA LENGUA

Lanzamisiles y lanzacohetes, sin separación

 

Tanto lanzamisiles como lanzacohetes se escriben en una palabra, sin espacio ni guion, cuando aluden a las instalaciones o los artefactos para el lanzamiento de misiles y cohetes, respectivamente.

 

Uso no recomendado

 

    El Gobierno ucraniano pidió en las últimas horas que se envíen armas pesadas y lanza cohetes.

    Debe servir de base para desarrollar toda una familia de vehículos de combate de infantería, zapadores, lanza misiles y defensa aérea.

    Se trata del Starstreak, el lanza misiles usado por los ucranianos.

 

Uso recomendado

 

    El Gobierno ucraniano pidió en las últimas horas que se envíen armas pesadas y lanzacohetes.

    Debe servir de base para desarrollar toda una familia de vehículos de combate de infantería, zapadores, lanzamisiles y defensa aérea.

    Se trata del Starstreak, el lanzamisiles usado por los ucranianos.

 

Tal como se puede comprobar en el diccionario académico, tanto lanzamisiles como lanzacohetes se escriben sin espacio ni guion, al igual que otras muchas formaciones en las que se une un verbo a un nombre para crear otro, como cortaúñas, lavavajillas o cortafuegos.

 

No es incorrecto, en cambio, dejar un espacio cuando no se forma un nombre, sino cuando coincide el verbo en presente con el sustantivo, como en «Rusia lanza misiles a Odesa».

 

Recomendación de la FUNDÉU

 

LA BUTACA

Jon Ander: el héroe de Laredo.

 

Este joven aspirante a bombero nos ha conmocionado a todos estos días al lanzarse al agua para salvar a una niña y evitar que muriera ahogada.

 

Tras su heroicidad tuvo que ser ingresado en el hospital y las heridas que sufrió le han impedido presentarse a las oposiciones de bombero. Ander no dudó en saltar desde una altura de 6 metros para salvar la vida de la chica con tan mala fortuna que la marea estaba baja y sufrió lesiones tan importantes que de momento le impiden cumplir su sueño de ser bombero. La buena noticia, por supuesto, es que salvó la vida de la menor de 7 años.

 

Los que conocen estas aguas saben de sus peligros: el muelle hace que la corriente pegue con la pared y así se crean las corrientes.

 

Hace unos días los gritos de una niña de 7 años pidiendo auxilio alertaron a Jon Ander, un joven de Castro Urdiales que se encontraba en el lugar. La pequeña estaba atrapada en un remolino de agua y el joven de 17 años trató de alertar a los socorristas sin éxito por lo que sin dudarlo corrió y se lanzó al agua. Así lo contó un testigo de lo sucedido: "El chico saltó como cuando lo hacen los chavales cuando hay marea alta y resulta que al haber marea baja salen las piedras y apenas cubre".

 

Ander se fracturó así la tibia y el peroné pero logró mantener a la niña a flote y pudo salvarla.

 

 En Castro Urdiales no se habla de otra cosa: "Es un héroe, nadie habría hecho lo que hizo él", "una muy buena acción, debería haber más gente así", "el pueblo debería hacerle algún homenaje", dicen los vecinos.

 

Las importantes lesiones que ha sufrido le han obligado a renunciar de un voluntariado con los bomberos de Santander pero pese a los riesgos su corazón le obligó a actuar y para la niña su mejor bombero siempre será Jon Ander.

 

Desde Laredo (Cantabria) informó para 30 días Maricarmen.

 

29-VI-2022

 

CARTA A

A los muertos en el asalto a la valla de Melilla

 

No sé si los muertos sois 23, 27, 37 o más de 40, solo sé que con cada migrante que muere por intentar salir del hambre y de la incultura, por huir de las guerras y otras miserias, vuelven a morir todos los muertos en el intento, y los mares están llenos de tumbas de agua, tumbas sin nombres, tumbas sin fecha… tumbas de personas que se les negó el derecho que ni se les niega a los árboles: tener un palmo de tierra donde nacer, crecer y vivir en paz.

 

No sé vuestros nombres, ni los saben las autoridades marroquíes, ni los saben las autoridades españolas, solo sé que unos trabajadores tuvieron que cavar con urgencia y sin permitir la entrada a nadie unas fosas en un descampado del cementerio Sidi Salem de Nador para enterraros como ya no se entierran ni a los perros: sin pensar en vuestras familias, sin tener en cuenta que jamás sabrán si estáis vivos o si estáis muertos, porque se os dio tierra sin hacer autopsias y sin identificar los cadáveres.

 

No sé vuestra edad, solo sé que erais jóvenes, algunos hasta es posible que menores de edad, porque solo los jóvenes tienen valor para arriesgarse a cruzar una frontera tan vigilada por la Guardia Civil española como por la Policía de Marruecos, y el asalto a la valla de Melilla fue una temeridad que habéis pagado con la vida, y ni España ni Marruecos se reconocen responsables.

 

Para el presidente Sánchez la culpa es de las mafias que a cambio de un dinero que dejará a sus familias en la más absoluta miseria o endeudadas les ofrecen el paraíso a sabiendas de que solo encontrarán el infierno, pero ¿por qué no se persigue a las mafias? Esto solo lo pueden hacer los gobiernos, no los engañados, manipulados y estafados. Y no se sabe de ninguno que lo haga. Para Mohamed VI lo correcto es ocultar la tragedia y optó por lo que cabía esperar: hacer y callar, pero los vecinos de Nador fueron testigos del cruel enfrentamiento con la policía marroquí, de sus abusos de autoridad, de sus maniobras para dejaros atrapados antes de saltar la valla, vieron en las calles del pueblo cuerpos destrozados, bañados en sangre, a pleno sol y sin que nadie se molestara en saber si estabais vivos o muertos, y las imágenes no tuvieron problema para cruzar la frontera y dejarnos a todos consternados.

 

Es evidente que el Gobierno marroquí está más obligado a pediros perdón al menos que el español, pero como para el rey de Marruecos las personas son objetos de los que puede disponer y el presidente de España no quiere más líos con él, lo haré yo en nombre de los dos. Perdón, perdón, si es que estos asaltos a los derechos humanos se pueden perdonar. Es lo único que puedo hacer además de sentir vergüenza.

 

María Jesús.

 

COSAS DE GARIPIL

¡Hola! Aquí estoy un mes más, con el décimo capítulo de Bella Luna. Gracias por recibirme.

 

         X LA CASA DEL SARAMPIÓN

     Ñoto llegó a la ciudad con Blanca y con Negra un día de los primeros de septiembre. En la posada del Gallo demandó hospedaje para él y para los animales. Tío Lolo lo recibió con los brazos abiertos y una jarra de vino.

     —¡Qué suerte volver a verle el pelo! ¿Se le ha perdido algo por estos lares?

     —No se me ha perdido nada pero espero encontrarlo.

     —¿Puedo ayudarle yo a buscarlo?

     —A lo mejor sí porque ya sé que tío Lolo es un lince de buen corazón y no escatima esfuerzos.

     —Hable con esa boca, que soy todo oídos, y su servidor para cuanto guste mandar. ¡Explíquese!

     —Con pocas palabras se lo explico muy claro. ¿Sabe de alguien que quiera vender una casa? Vengo para comprarla y es cuestión de vida o muerte.

     Tío Lolo le allanó el terreno en un periquete.

     —¡Deje los bártulos y vaya ahora mismo al café del Porrón! ¿Sabe dónde queda? En la plaza de los Caños. Si va por la calle del Tíboli, no tiene pérdida. Pregunte por don Zenón. A esta hora toma allí su café. Harán buen trato para ambos.

     Ñoto encontró a don Zenón bebiendo café  por un porrón. En el Porrón todo se servía y se tomaba en porrón, igual el café que el vino, el agua o los refrescos... De ahí le venía el nombre y la fama al establecimiento. Un limpiabotas, con betún y cepillo, le dejaba los zapatos tan relucientes como si fueran de charol. Ñoto se presentó y don Zenón le ofreció su porrón.

     —Me envía tío Lolo porque tengo que comprar con urgencia una casa.

     —En esta ciudad no hay ningún habitante tan bueno y tan listo como tío Lolo. Nunca abre la mano para dar si ve que no va a coger, pero jamás la abre para coger si sabe que no va a dar.

     Vaciaron el porrón amigablemente y en amor y compañía abandonaron el Porrón. Juntos cruzaron la ciudad y entraron en el viejo puente de piedra.

     —Esa es la casa de don Zenón, que soy yo, pero la gente la llama la casa del Sarampión. ¿Ve esas ronchas oscuras que serpentean por sus muros? Cuando brilla el sol se ven rojizas y la gente, que enseguida le saca punta a todo, se inventó que la casa padece esa enfermedad, y como al fin y al cabo es una enfermedad que generalmente alcanza a los niños, me siento orgulloso de que no se haya curado nunca.

     Don Zenón abrió la puerta con una llave de hierro que pesaba la mitad de un kilo. Ñoto recorrió palmo a palmo las dos plantas. Luego se asomó a los cuatro balcones.

     —Esta casa es una copia del palacio Real donde vive la Reina.

-¿Cuánto quiere por ella? Por nada del mundo me desharía yo de una mansión como ésta.

     De los ojos de don Zenón brotaron dos lágrimas de cocodrilo.

     —La casa del Sarampión la heredé de mis abuelos. Cuando era muy niño murieron mis padres pero la fortuna  del abuelo dio tanto de sí que nunca tuve necesidad de ganarme el pan. Aquí siempre hubo criados y un ama de llaves. Nunca pensé en casarme. No tuve tiempo de buscar esposa porque lo gasté en holgorios y en casa no faltaban mujeres para cuidarme. Creí que siempre iba a ser joven pero los años no perdonan ni a don Zenón. Enterré a mi fiel ama de llaves y esta casa se quedó como un barco sin patrón. Las criadas me desvalijan las despensas para llenar los papos de sus familias. Ya he decidido ponerlas de patitas en la calle mañana mismo. Las  muy pícaras han hecho creer a todo el mundo que yo soy más desconfiado que una mula tuerta y más tacaño que un puño cerrado. Tienen lenguas viperinas y son de muy mala prosapia. ¡El tiempo dirá si alguna no sale con la pata quebrada! Nadie va a querer venir a servir aquí y yo no sé ni freír un huevo. ¿Quién va a auxiliarme entre estas cuatro paredes si me da un mal aire? Como no tengo herederos, he decidido venderla. Pienso hospedarme en la posada del Gallo. Los posaderos son bondadosos, serviciales, hacendosos, y en todo me tendrían en palmitas. Hay caminos en la vida difíciles de seguir pero a veces uno no tiene más remedio que liarse la manta a la cabeza y tirar por ellos. La casa del Sarampión será suya por dos mil quinientos reales. Es barata pero para cuatro días que le debo a la vida me basta y me sobra. Con ese dinero podré costearme un asilo si una enfermedad me postra en la cama pero la casa no me sería útil para ese menester por mucho apego que le tenga. Hay que pensar con la cabeza que con una cruz así no podrían cargar tío Lolo y la parienta por muy generosos que sean. ¿Cerramos el trato?

     Ñoto vio que su proyecto era una torre de arena que el aire desmoronaba. Su sentido común le aconsejaba  renunciar, pero su corazón le decía que estaba en juego la salud de Bella Luna. Las yemas de sus dedos rozaron la perla negra que guardaba en un bolsillo del pantalón bien liada en un pañuelo. “Aquel pez o mujer tan raro me contó un cuento chino.  En esas historias tan fantásticas, las palabras siempre significan otra cosa. A lo mejor quería decir que el dinero hay que saber invertirlo y esto no es un despilfarro. Las perlas ni piensan, ni hablan ni ven, son piedras preciosas de mucho valor y de ningún sentimiento. Son cosas de gente de pocas luces pensar que la Sirena de las dos Perlas va a saber que yo me he desprendido de la perla negra; además,  ¿podría castigar alguien a un padre por salvar de la muerte a su hija? Sacó la perla negra y se la mostró a don Zenón que la ojeó con codicia.

     —¡Oh, qué maravilla! Hasta novia encontraría don Zenón, que soy yo, si enseñara una perla negra. ¿Pero cómo va por el mundo con ese tesoro encima como si llevara una piedra del río? Si llega a olerla un ladrón, se convierte en ricachón en menos que se reza un Credo. ¿Quiere usted que hagamos el cambio a pelo?

     Desbordantes de entusiasmo entraron los dos en el zaguán de la posada del Gallo donde trajinaba tío Lolo. Don Zenón ajustó hospedaje, y Ñoto saldó su cuenta. Tío Lolo sacó una bandeja de vainillas y una botella de anís para brindar antes de los adioses pues los  tres estaban de enhorabuena. “Por don Zenón, que ha encontrado una familia y un hogar; por Ñoto, que se ha hecho amo de la casa del Sarampión; por tío Lolo, que ha ganado un cliente fijo sin abusar de nadie y favoreciendo a todos”.

 

    María Jesús Sánchez Oliva.

 

     Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.

     “Garipil” (1995).

     Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.

     “Letanías” (1999).

     Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.

     “El rosario de los cuentos” (2003).

     Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.

     “Cartas de la Radio” (2007).

     Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas en un programa de radio por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.

     “Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas)” (2014).

     Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.

      “Los días perdidos” (2018).

      Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. Primer “Premio Tiflos” 2013.

 

     Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:

 

garipil94@oliva04.e.telefonica.net

 

     Estaré encantado de responderte.

 

     Gracias por tu visita y hasta el próximo número.

 

     Garipil.