viernes, 31 de marzo de 2023

PORTADA

 

     Queridos lectores: Acaba de salir el número 108 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

 

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus noticias con dos sencillas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y reales. Y segunda: que las envíes a mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Cuento contigo.

 

    CONTENIDO

 

    LA VITRINA: Título del libro de este mes: El país de las ranas. Autora: Pina Rota Fo. 

    MESA CAMILLA: Tomadura de pelo (última publicación de marzo en RTV AL DÍA).

    CAJÓN DE SASTRE: Mujeres y literatura, (artículo de Marta Marcos Orejudo).

    EL ÁLBUM DE LA Lengua: Plural de las palabras terminadas en y griega.

    LA BUTACA: Muere la mujer más longeva del mundo a los 128 años.

    CARTA a… Laura Valenzuela.

    COSAS DE GARIPIL: Capítulo XVII de Bella Luna.

 

    Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.

 

    Volveremos a encontrarnos en el próximo número.

 

    María Jesús Sánchez Oliva.

 

    Seguidores de Honor:

    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.

    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.

    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.

    Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.

    Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.

 

 

 

 

LA VITRINA

Queridos amigos de los libros: Posiblemente muchos de vosotros ni siquiera sabéis que existo. Tengo muchos años encima, pero no hace tantos que vi la luz. No tengo más hermanos, soy hijo único. Os cuento mi origen: mi madre de pluma y papel fue Pina Rota Fo, la italiana que de carne y hueso fue madre de Darío Fo (Premio Nobel de Literatura). Me escribió y me metió en un cajón donde he permanecido hasta que a alguien se le ocurrió publicarme. Así hilvanó la sinopsis:   

 

literatura rural italiana escrita en la década de 1950. Pina Rota Fo nos revela su infancia en El país de las ranas, título que recibe de un fértil islote enmarcado por tres ríos y dedicado al cultivo de arroz que se encuentra en Lomellina, entre Piamonte y Lombardía. En ese lugar, en apariencia apartado del mundo, asistimos a la vida de una notable familia de campesinos: los inicios del siglo XX, el ascenso del fascismo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial... para llegar finalmente a ese momento en que los nuevos jóvenes, los hijos, sintieron la atracción del mundo lejano y libre que para algunos representaban las ciudades de la posguerra, la vida lejos de las granjas.

 

Y añado lo que de mí piensa quien me ha invitado a presentarme:

 

Cervantes dijo que no había libro tan bueno que no tuviera algo malo, ni libro tan malo que no tuviera algo bueno, pero si es cierto que no hay regla sin excepción El país de las ranas es la primera. Se trata de un libro tan sencillo como profundo. Sabremos que hay árboles machos y árboles hembras y cuáles son las dos tonterías más grandes que podemos hacer los seres humanos. Los lectores más perezosos estarán encantados porque es de pocas páginas y los más diligentes no dudarán en leerlo dos veces. Bien merecido tiene eso de que lo bueno si es breve es doblemente bueno.

 

Mi madre no puede deciros nada de mí porque ya no es de este mundo, pero si pudiera hacerlo os diría simplemente lo que os diré yo: gracias por abrir mis páginas y recorrer mis líneas.

 

    Firmado: El país de las ranas.

 

MESA CAMILLA

Tomadura de pelo

 

Confieso que cuando se anunció una moción de censura para desbancar al Gobierno pensé que se trataba de una broma, de un bulo, de una de esas noticias que con frecuencia circulan por las redes sociales por obra y gracia de quienes tienen que matar el tiempo para que el tiempo no los mate a ellos. ¿Qué sentido tenía una moción de censura en vísperas de elecciones generales como quien dice? ¿A qué partido se le podía ocurrir tal cosa si hoy por hoy ni el que gobierna ni los que quieren gobernar merecen la confianza de los ciudadanos? ¿Cómo era posible que con los problemas que tenemos en estos momentos los partidos perdieran el tiempo en algo tan fuera de lugar…? Pero me equivoqué: no se trataba de una broma, la cosa iba en serio.

 

Confieso que cuando supe que era Vox el promotor de la moción de censura y presentaba de candidato a la presidencia del Gobierno al profesor y economista Ramón Tamames, no me lo podía creer, pero era cierto. Que Vox tomara esta decisión no me parecía nada raro, a Vox  todo le sirve para desgastar al PSOE, incluso hacer el ridículo, porque hacer el ridículo es presentar a un candidato con nueve décadas encima, sin un proyecto de gobierno y sabiendo que la moción no iba a prosperar. Pero que el señor Tamames aceptara, más que raro, era rarísimo. ¿Qué explicación tenía que alguien de ideas tan opuestas a las de Vox y tan defendidas siempre se compinchara con ellos? Eso se me antojaba algo tan sospechoso como que Dios y el diablo se unieran para salvar al mundo. Pero había algo más. No cabe duda de que ha sido un hombre brillante y que cuenta con más conocimientos y experiencia que la mayoría de los políticos que hoy nos gobiernan, pero le sobra inteligencia, capacidad y lucidez para entender que los árboles, por muy fuertes que sean, ni se visten en invierno, ni se desnudan en verano, y él está ya en la última estación de la vida. ¿Qué pretendía pues al aceptar una candidatura tan fuera de lugar? Entonces no lo sabía, hoy creo que sí.

 

Confieso que ha sido la primera vez que he seguido una moción de censura, aunque eso sí, a intervalos, el tiempo justo para sacar mis conclusiones y ponerles nota a los principales actores de esta esperpéntica comedia que no quiere decir que sea la que tengan que ponerles los demás. Y a eso voy: Pedro Sánchez superó el examen. Se complació presumiendo de lo bien que había gestionado la pandemia, las nuevas leyes, las ayudas sociales… le recordó a Abascal todos los sinsentidos de su partido y cargó contra Feijóo haciendo bueno a Pablo Casado. La verdad es que jugaba con ventaja y así aprueba cualquiera. Cuca Gamarra ni aprobó ni suspendió, fiel a su línea actuó como una metralleta de palabras para decir que su partido no votaría a favor por respeto a los españoles y no votaría en contra por respeto al señor Tamames, y como todavía le quedaba otro respeto en la recámara, lo aprovechó para arremeter contra Pedro Sánchez, pero que nadie me pregunte qué le reprochó, sus discursos, hasta para los oídos más perfectos, son como esos torrentes de lluvia que en cinco minutos desbordan los ríos, y no me enteré de nada. Yolanda Díaz, sin abandonar esa dulzura que ya empalaga al más goloso, aprovechó la ocasión para hacerse campaña electoral, que es lo que más le interesa en estos momentos. Aunque sólo fuera por recordarles a Sus Señorías que tienen que aprender a ser más breves, más concisos, más claros, me gustaría aprobar al señor Tamames, es normal que en esas maratonianas sesiones en las que hablan mucho y no dicen nada se pongan a jugar con el móvil para que no se les caiga la cabeza de sueño, pero como no sé si se dejó manipular por Vox para convertirlo en candidato a la presidencia, o si fue él quien se sirvió de Vox para que España se enterara de que sigue vivito y coleando, que sea él quien elija entre aprobar o suspender. ¿Y con Abascal, qué hacer con Abascal? Pues sólo recordarle que esta segunda moción de censura de Vox al Gobierno ha sido un circo para unos, un mitin para otros, y para mí, simplemente, una tomadura de pelo a todos los ciudadanos. Por lo tanto, si decide volver a probar suerte con la tercera, conmigo, como espectadora, que no cuente.

 

María Jesús Sánchez Oliva.