sábado, 1 de junio de 2013

Mesa camilla

El cierre de el diario salmantino “El Adelanto” pone sobre nuestra mesa camilla la problemática de no pocos diarios españoles. En Salamanca, de tres diarios locales, queda uno, y no faltan lugares en los que no queda ninguno. Las causas que desencadenan estos cierres son siempre económicas como es normal, si no hay dinero, no se pueden sostener, pero ¿por qué falta el dinero? Actualmente se culpa de todos los desequilibrios económicos a la crisis y a los medios digitales, y algo tendrán que ver, ¿pero todo? Mucho me temo que no, que hay algo más detrás de todo esto, que algo no se está gestionando bien, ¿pero qué? Los diarios españoles, como todos los medios de comunicación, se pasaron los cuarenta años de la dictadura llorando por la libertad de expresión, esperándola impacientes, y a veces, hay que reconocerlo, hasta les buscaron las vueltas a Franco para poder ejercerla. Con la democracia, la mayoría de los españoles, pensó que la radio, la televisión y los periódicos, serían lo que debían ser: la voz del pueblo, la tribuna de la palabra, el canal de la información contrastada, de la denuncia respetuosa, de la opinión independiente, pero quien más y quien menos no tardó en descubrir que, salvo honrosas excepciones, más que al servicio de los ciudadanos, se pusieron al servicio del gobierno de turno. Hace no mucho tiempo, en una emisora de radio de cuyo nombre no quiero acordarme, un periodista cuyo nombre sí quiero olvidar, enfadado por no sé qué reproche que había recibido por alguien de uno de los partidos principales, dijo textualmente: “Nosotros que les hemos ayudado a ganar elecciones, que las han ganado por nosotros…” Y la pregunta surgió espontánea: ¿Quién es un periodista o varios para ayudar a un partido a ganar unas elecciones? Claro que como ciudadanos, como personas, como individuos, todos pueden tener su ideología, su opinión y votar al partido que les venga en gana, pero como periodistas deben tener en cuenta que están al servicio de la sociedad y no es muy ético que aprovechen el medio de turno para sentar cátedra, a golpe de insultos y mucho menos para enfrentar sin reparos a los distintos colectivos de ciudadanos. ¿O es que acaso no son periodistas? Puede que algo tenga que ver esto. Es frecuente ver en los distintos medios a personas que han llegado por ser afines al partido de turno y los favores hay que pagarlos. Y lo mismo sucede con los cargos directivos, donde bastaría con uno, hay siete, y en la mayoría de los casos porque tienen el carné de un determinado partido. Resumiendo, el verdadero problema de los medios de comunicación en general y de los diarios en particular, es que se han politizado, y los políticos, ya se sabe, lo bueno lo hacen mal, mal, mal, pero lo malo lo saben hacer bien, muy bien. Este problema no afecta solo a los medios de comunicación, es el mismo de no pocas entidades bancarias, instituciones y empresas importantes que no se verían como se ven si los políticos, en lugar de dedicarse a politizarlas, se dedicaran a trabajar, que dicho sea para recordárselo, es para lo que les pagamos, no para que nos hagan la pascua.

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