sábado, 1 de agosto de 2015

Carta a...

Me encantaría que la razón de estas líneas fuera daros la enhorabuena, pero como avanzaba el orden lógico de las cosas que hacen y deshacen los hombres, el referéndum convocado con urgencia por vuestro gobierno para salir de la ruina, no ha conseguido los objetivos que decía pretender. Queda demostrado que, como era de esperar, igual os daba votar sí a los recortes y negociar un nuevo rescate que votar no.
      Normal. De la ruina económica solo se puede salir con dinero contante y sonante, y el dinero no cae del cielo como la lluvia, ni nace en los jardines como la mala hierba, ni brota de los árboles como las peras y las manzanas; es un bien, por darle un nombre digno, que hay que ganar con esfuerzo, invertir con inteligencia y gastar con conocimiento, algo que, evidentemente, ni han hecho vuestros gobiernos anteriores, ni lo habéis hecho  vosotros, porque no nos engañemos, aunque los gobernantes sean los primeros y mayores responsables de estos males, los ciudadanos también tenemos buena parte de culpa, y ya nos han tendido demasiadas trampas para que sigamos cayendo en ellas como auténticos bisoños.
      Nos guste o no nos guste, contribuimos a los desmanes de nuestros gobernantes cuando les reímos las gracias, cuando hacemos chistes de sus abusos, cuando aplaudimos sus gritos, cuando vamos a sus recitales de insultos,  cuando premiamos sus promesas en las urnas a sabiendas que no las cumplen, cuando engañamos a la hacienda pública, cuando defendemos sus mentiras, cuando nos invitan con nuestro dinero y aceptamos, cuando acudimos a las fiestas que nos organizan para embobarnos, cuando compramos hasta lo que no necesitamos en las grandes superficies que protegen para acabar con las pequeñas empresas, cuando aceptamos jubilaciones en edad   laboral, cuando abusamos de las bajas de enfermedad, cuando sufrimos limitaciones que se curan con una invalidez, cuando preferimos vivir del paro que del trabajo, cuando pedimos créditos para segundas y terceras viviendas que no sabemos si podremos pagar, y, sobre todo, cuando para salir de la ruina que han provocado con nuestra ayuda, pedimos dimisiones de ministros y cambios de gobierno que solo consiguen lo que ha conseguido vuestro referéndum: sumar gastos que tenemos que pagar nosotros, porque, gobierne quien gobierne, es increíble que todavía no lo tengamos claro, el dinero nunca sale del bolsillo de los gobernantes, sale siempre del bolsillo de los ciudadanos, y de una forma o de otra, tenemos que ponerlo todos. 
     Estamos pues más para pésames que para enhorabuenas, y digo estamos porque esta situación de la que costará Dios y ayuda salir, no os afecta solo a vosotros, nos afecta a todos los países de la comunidad, especialmente a los que cometemos los mismos errores que vosotros y no queremos entenderlo.
Esperemos, por el bien de todos, que, de una forma o de otra, llegue el dinero para resolver lo que deberían resolver la responsabilidad de unos y la inteligencia de otros. Que así sea.

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