sábado, 28 de febrero de 2015

Mesa camilla

 La guerra de las lenguas comenzó en Babel y no parece que tenga fin. Lo ideal sería que todos habláramos todas las lenguas, pero esto es imposible. Una buena solución para entendernos sería que aprendiéramos dos lenguas a la vez: la nativa y el esperanto, que como es sabido es una lengua fácil y universal, cuyo inventor se rompió la cabeza movido por esta idea. Pero no parece que los gobernantes de todos los tiempos y de todas las naciones estén muy interesados en que nos entendamos unos y otros sin dificultad, y lo peor de todo, es que cuentan con nuestro permiso, o al menos, en España, eso parece.
    Todos, incluidos los políticos de todas las autonomías y de todos los partidos, hemos protestado, y seguimos protestando, porque a los niños catalanes se les obligue a estudiar en catalán y a los profesores impartir las clases en ese idioma. Estamos de acuerdo. Los niños catalanes deben hablar su hermosa lengua pero estudiar e impartir clases debe hacerse en español, porque es el idioma oficial de todos los españoles, y porque es una de las lenguas más importantes y habladas en el mundo. Pero resulta que en las demás autonomías los niños españoles tienen que dar varias clases en inglés y protestamos todos menos las autoridades responsables, los padres, porque no están preparados para ayudar a sus hijos a hacer los deberes en inglés, los profesores, porque tampoco cuentan con la suficiente formación como para impartir clases en inglés, y el resto de los españoles porque estamos convencidos de que estas guerras de lenguas no tienen otra finalidad que la de levantar fronteras entre los ciudadanos.
     Está muy bien que nuestros niñños estudien inglés y ojalá aprendieran otros idiomas, pero de estudiar una lengua extranjera a  tener que utilizarla para materias importantes como si fuera la propia, va un paso que la sensatez no se atrevería a dar nunca. ¿qué pasaría si los responsables de la educación ingleses obligaran a niños y profesores a a estudiar en español alguna de las materias principales? Sobra vaticinar la respuesta: estas cosas tan contradictorias solo pueden pasar en España.

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