martes, 4 de diciembre de 2012

Carta a...

Queridos Reyes Magos: Este año, como todos los años por estas fechas, Radio Nacional de España y la fundación Crecer Jugando han puesto en marcha su ya tradicional campaña de Navidad “Un juguete, una ilusión”. Consiste en poner a la venta bolígrafos y con el dinero recaudado comprar juguetes en vuestro nombre para los niños más desfavorecidos. Los bolígrafos pueden comprarse en todas las oficinas de correos, cuestan un euro cada uno y se los conocen por el nombre de “bolígrafo solidario”. Ya sé, mis queridos reyes, que vosotros os pasáis el año fabricando juguetes para todos los niños sin excepción, que os da igual el color de su piel, su religión, sus costumbres, la clase social de sus padres, que incluso para los que se portan mal, entre los trozos de carbón, a escondidas para que no os descubran sus enojados padres, les ponéis un regalo, y que os da igual que vuestro palacio no tenga lámparas con lágrimas de cristal, que vuestras capas tengan ajado el terciopelo, que los camellos no puedan cambiar de alforjas, lo primero son los juguetes de los niños, pero para que vosotros sepáis sus nombres, sus direcciones y los juguetes que quieren, tienen que escribiros una carta, y esa carta tienen que mandarla a Oriente, y para que la carta llegue sin perderse, tiene que llevar un sello, y aquí está la madre del borrego: no todos los padres pueden comprarles el sello. Unos porque no tienen trabajo; otros porque no pueden trabajar y las prestaciones sociales, o son mínimas, o han sentido la tijera de los recortes o no existen; muchos porque no tuvieron la suerte de nacer con buena estrella; la mayoría porque los reyes que no son mágicos como vosotros todavía no han descubierto la fórmula de multiplicar ricos sin sumar pobres a pesar de los siglos, y para colmo de abusos, cuanto más tienen, más quieren. Por esto nada tengo que objetar de la campaña: si los que tienen que hacerlo no pueden, bien está que lo hagan los demás. Pero la alegría de esos niños ante una muñeca, un balón o un simple caballo de cartón, es una alegría que cada año duele más a la dignidad humana: esos niños, como todos los niños, tienen derecho a recibir sus regalos de manos de Vuestras Majestades, no de manos de los ciudadanos de a pie que, aunque sean incluso regalos más caros, no tienen el mismo valor, les falta la magia de echar la carta, de poner los zapatos en la ventana y de dormir sobresaltados por las pisadas de los camellos hasta que de madrugada se alejan y pueden comprobar emocionados que habéis recibido sus cartas. Por esto, mis queridos Reyes Magos, abro hoy mi hucha, compro un sello con la calderilla que sobra de pagar impuestos y os envío esta carta para pediros que en los zapatos de nuestros gobernantes dejéis el aviso de que sea el último año en el que los niños no puedan recibiros, entre otras razones con las que no quiero amargaros estos días tan especiales porque los niños que no tienen juguetes para jugar de niños suelen ser los que de mayores juegan con los hombres, y aunque sólo sea por lo que nos cuestan mantenerlos en sus tronos, alguna obligación tendrán de intentar evitarlo. Posdata: Lo que quiero para los niños españoles, es lo que quiero para todos los niños del mundo. Por esto os ruego que de regreso a Oriente dejéis el mismo aviso en los zapatos de todos los gobernantes. Feliz viaje, tanto de venida como de vuelta. María Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario