jueves, 31 de mayo de 2012

El Álbum de la Lengua

Pedir los sacramentos por señas
Son las ocho de la mañana. Es miércoles y empieza la jornada laboral. Emilia entra en el despacho después de disfrutar del largo puente del 1 de Mayo. En la repisa de la ventana su planta favorita tiene las hojas lacias y el amarillo de la agonía va imponiéndose al verde de la vitalidad. Coge una jarra para ir a buscar agua, o la riega ya, o ya se muere, y mientras alcanza la puerta dice: “Como diría mi madre, está pidiendo los sacramentos por señas”.
La expresión flota en el aire, como si nadie la hubiera oído, como si a nadie le importara, como cuando la madre de Emilia, abulense de nacimiento y madrileña de adopción, la utilizaba ante una prenda tan usada que ya no podía recomponerse, ante un mueble que le sobraban años, ante cualquier objeto inservible de tanto servir o ante una persona tan acabada que ya no tenía fuerzas ni para pedir que llamaran al sacerdote para que le diera la Extremaunción y pudiera morir en paz, pero en esta ocasión yo la cogí al vuelo con el firme propósito de pegarla en este álbum para que todos la conozcan, la aprendan y la utilicen, me parece tan gráfica y tan hermosa que debe hacerse famosa.

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