jueves, 31 de agosto de 2023

COSAS DE GARIPIL

         

¡Hola!: Desconecta el televisor, deja el móvil donde ni lo veas ni lo oigas, siéntate en tu sillón favorito, cierra los ojos y permíteme que te lea el capítulo XXII de Bella Luna en lo que el sueño te manda a la cama para recuperar las fuerzas perdidas durante el día.

   

XXII LA CIGÜEÑA DE LA TORRE

 

    Tía Lulú notó una extraña sensación en todo su cuerpo. Era como si hubiera extraviado su ristra de años pues andaba tan ligera como una pluma empujada por el viento. Ni siquiera necesitaba su tercera pierna: la cayada. Así y todo no la soltó de la mano por si las moscas... Avanzaba entre el rebaño ajena a que todo era invisible para todos los ojos menos para los suyos y para los del ganado. Los corderos lamían sus manos y ella les acariciaba las orejas.

     —No sé dónde vais tan solos y tan contentos pero me gusta la excursión y presumo que va a ser divertida.

     Vericueto a vericueto llegaron a una vaguada que les condujo a un valle muy verde. El rebaño se detuvo y cada animal se buscó una yacija para dormir a pierna suelta. Tía Lulú miró hacia lo alto pero sólo vio trozos de cielo  que se colaban entre las ramas de los árboles. “Se me han encogido tanto los huesos que ya soy tan enana como mi difunto Fufú. Por mucho que estire el cuello no veo un palmo más lejos de mis narices”. Entonces sucedió algo magnífico: bajo sus pies surgió la cima de una montaña y no dejó de  crecer hasta que alcanzó la altura de las demás. Desde aquella tribuna tía Lulú vio un bosque tan distinto al suyo que  Su sencillo pensamiento no era capaz de dar crédito a cuantas lindezas veían sus ojos. “¿Qué bosque será éste, si es que es un bosque?” Una estrella turquesa se acercó a ella.

     —Es el bosque de los sueños. ¿Te gustaría visitarlo? Estoy segura de que la reina de las estrellas no va a enojarse conmigo porque siendo la portera me tome la libertad de invitarte. Si has seguido a los rebaños que llamó la Estrella Benjamina es porque sabes andar por los senderos de los pensamientos de los niños y eso es lo que más le complace a ella. ¡Adelante, que vas a entrar en un lugar fantástico!

     Tía Lulú entró en el Bosque de los Sueños escoltada por un batallón de apuestos narcisos, nardos, gladiolos y  jacintos. Se esforzó en abrir los ojillos para que en ellos le cupieran todas las lindezas que surgían a su paso: los jazmines que bailaban un vals, los cisnes que tocaban un arpa, las mariposas que cantaban nanas. Trajinaban las ardillas en leal competición con las hormigas. Éstas trabajaban más y mejor; las ardillas, en lugar de ofenderse, las aplaudían y aprendían de ellas. Un perro y un gato jugaban con una pelota de lana de colores y ésta rebotaba loca de alegría. Los lobos no se escondían de la luz de las estrellas sino que se servían de ella para velar por los animales más débiles. Miles de palomas muy blancas revoloteaban por doquier y ramilletes de campanillas amarillas se reían por todas partes. De pronto, tía Lulú, se estremeció de alegría. “¡Si es Bella Luna que se está columpiando de un lucero!” En aquel instante se encendió una lamparilla en sus endurecidas entendederas y vio el porqué de tantos misterios y su bondadoso corazón se reconcilió con todos sus convecinos. “Ha sido Fufú quien desde el cielo ha ayudado a tía Lulú para que pueda deshacer tantos entuertos. ¡Qué feliz me siento de ser yo quien rescate a Bella Luna de sus sueños, y qué orgullosa de haber sido ama de un gato que en la tierra se ganó el cielo! Ya puedo irme en paz contigo”.

     Bella Luna sonrió al ver entre nubes rosadas la frágil silueta de tía Lulú. De su mano cayó un clarión con el que acababa de realizar unas operaciones en el encerado del paisaje. En una de las esquinas sumó juguetes, libros, golosinas… En otra restó bostezos, soledad, miedos… En otra multiplicó risas, carreras, travesuras… En la última esquina dividió toda su felicidad entre todos los niños. Al ver a tía Lulú tiró el clarión y corrió a sus brazos.

      —Te quiero pues sólo tú has pensado en mí con amor. ¿Verdad que querrás vivir conmigo en el Bosque de los Sueños? Seremos más felices que en el pueblo porque estaremos libres.

     Un escarabajo plateado se arrastró entre ellas.

     —Tu madre te ha llamado. ¿No has oído que te ha prometido un sombrero de paja para evitar los rayos del sol cuando en los ardientes días del verano corras entre las mimbreras? Y me consta que no se enfadará si te lo quitas para llenarlo de moras, ni te arrancará la piel a tiras con el estropajo para quitarte el color moreno creyendo que es roña.

     Una equis acudió con los brazos en jarra.

     —Si las letras no volvemos al encerado, los niños no podrán leer y escribir en la escuela. ¿Sabes que tu madre te ha preparado un cabás lleno de cuadernos y de lapiceros?

     El 1 se acercó tieso y ufano.

     —Ya estoy harto de que los números hagamos el vago y la cara se me cae de vergüenza cuando veo a los hombres contar con garbanzos y a los niños con los dedos, pues de tanto contar así las ollas van a quedarse con el caldo y los dedos sin las uñas.

     Bella Luna rió como un cascabel.

     —No temas, tía Lulú, que está de broma. Es un gruñón pero tiene noble el corazón. Como es el primero a veces se le suben los humos a la cabeza... pero es tan servicial que con todos los números hace buenas migas.

     Llegó el cero rodando y más colorado que un tomate. Con la cabeza agachada se metió entre los pies de la niña. Ésta lo cogió con delicadeza y se lo puso en el cuello como si fuera un collar de diamantes.

     —El cero, tía Lulú, va siempre de mudo porque es muy vergonzoso. Como si lo ponen a la izquierda sólo vale para hacer bulto, tiene complejo de inútil, pero si lo ponen a la derecha es el que más vale de todos y bien podría presumir de ello, pero es tan inteligente y activo que ni siquiera pierde tiempo pensando en que lo es y no se lo cree.

     La estrella benjamina pensó que había sonado la hora de romper su silencio.

     —Los sueños, Bella Luna, son las más útiles herramientas para subsanar las averías de la realidad, pero para que la realidad no deje heridas imborrables hay que utilizarlas sin miedo y con prudencia. Para no quedarte secuestrada en la frontera que separa los sueños de la realidad tienes que despertar ya. Si has aprendido a soñar para vivir, ahora tienes que aprender a vivir para soñar. Para conseguirlo tienes que cambiar las estrellas    por las personas.

     Tía Lulú dio un beso en cada mejilla de  Bella Luna.

     —Despierta, Bella Luna, despierta, que he venido a buscarte. ¿Quieres venir conmigo? Las rosas de la tierra tienen espinas, pero también tienen un perfume que sólo allí se puede respirar. ¡Vamos! En tu casa te esperan tus padres angustiados, en la escuela, preocupada, tu maestra, y entre las mimbreras  todos los niños con los brazos abiertos. ¿Quieres que te diga un secreto? Cuando hacemos sufrir a alguien, nos convertimos en la primera víctima, y hasta en los momentos más duros de la vida hay un motivo para ser feliz. Por eso nadie se quiere morir.

     Un payaso vestido de colorines y sombrero acabado en punta empezó a tocar la trompeta y a percutir en el parche del tambor con una baqueta en cada mano. Bella Luna abrió los ojos y fue desperezándose poco a poco.

     —¡Vamos, tía Lulú, que ya tengo ganas de abrazar a mis padres y de jugar y estudiar con mis amigos!

     Bella Luna y tía Lulú se sentaron en la cima de la montaña y ésta empezó a menguar paulatinamente. Por las puntas de la Estrella Benjamina rodaban unas lágrimas de emoción.

     —No olvides llevar siempre en tu equipaje un ramillete de sueños, que no precisan ni maleta ni casa y son muy válidos. Los sueños no son mentiras de las estrellas para engañar a los niños, son verdades para curarles las heridas que les hacen los mayores.

     La montaña llegó al ras del valle y escondió la cresta debajo de la tierra. Tía Lulú y Bella Luna empezaron a caminar con los pies sobre la tierra. Una orden afable de la anciana bastó para que el rebaño se pusiera en marcha.

     —¡Vamos, vamos, a desandar el camino!

     Bella Luna bailaba con los corderillos al son de las campanillas de sus madres. Tía Lulú cortaba todas las flores de jara que veía a su paso e iba tejiendo un ramo. El rebaño sufrió un despiste en aquel entramado de vericuetos. Tía Lulú ya no sabía si avanzaban o retrocedían. Bella Luna advirtió con preocupación.

     —¿Quién nos va a ayudar a salir de este laberinto?

     Tía Lulú se puso las lentes. Miró a lo lejos y una sonrisa planchó las arrugas que surcaban su rostro.

      —Oh, qué suerte tan buena tenemos! ¿Ves esa cigüeña que viene por esa cañada? Pues seguro que va a Mimbres Blancas, que yo la vi el año pasado, y en la torre de la iglesia tiene su nido. ¡Vamos con ella!

     —¡Bravo, tía Lulú, por esa idea tan genial!

     La cigüeña se hizo la remolona pues observó que la vigilaban y temió por su vida. Bella Luna hizo una trompeta  con las  manos y subió el volumen de su voz para llamarla.

     —No tengas miedo, cigüeñita, que somos gente de paz y amamos a los animales. ¿Vas a Mimbres Blancas? Sólo queremos viajar contigo pues nos hemos perdido por estos atajos.

     De mil amores remontó el vuelo la cigüeña y encabezó la comitiva. Bella Luna le preguntó por sus hijitos y tía Lulú le aseguraba que su nido estaba intacto. La cigüeña de la torre croaba de alegría, pues, en lugar de dedicarse a reconstruir el nido para cuando llegaran sus hijos con el padre, se dedicaría a acarrear comida para que pudieran descansar unos días.

 

    María Jesús Sánchez Oliva

 

     Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.

     “Garipil (1995)”.

     Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.

     “Letanías (1999)”.

     Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.

     “El rosario de los cuentos (2003)”.

     Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.

     “Cartas de la Radio (2007)”.

     Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas semanalmente en un Onda Cero por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.

     “Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas) (2014)”.

     Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.

      “Los días perdidos (2018)”.

      Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. “Primer Premio Tiflos 2013”.

 

     Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:

 

Garipil1995@gmail.com

 

 

     Estaré encantado de responderte.

 

     Gracias por tu visita y hasta el próximo número.

 

     Firmado: Garipil.

 

 

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