martes, 31 de mayo de 2016

CARTA A...

Querida Salud:
    Apenas acababan de llegar a casa Ángel, Antonio y José María, los tres periodistas secuestrados en Siria durante más de un año, y todo indicaba que el calvario que acababa de concluir para ellos, había empezado para ti. Menos mal que tras seis días en manos de la guerrilla colombiana los secuestradores han decidido ponerte en libertad. ¡Enhorabuena! Pero este feliz desenlace no significa que el asunto deje de preocuparnos a todos en general y a los periodistas en particular.  
    Informar, aunque a muchos le haga daño, no es un delito, es un trabajo muy saludable para la sociedad y, en no pocos casos, mal pagado. Cada vez son más los periodistas que tienen que darse de alta como autónomos, hacer reportajes por su cuenta y después intentar venderlos, y no todos los medios pagan como deben pagarse los trabajos que dignifican a las personas. Desgraciadamente es más fácil medrar económicamente  vendiendo a los medios los trapos sucios de cualquier familia famosa, que denunciando guerras, hambre, macabros negocios y otras vergüenzas.
    Pese a estas injusticias todavía quedan periodistas que, además de su dinero, arriesgan su vida para denunciar lo que ya nadie tendría que denunciar. No es justo que ejercer una profesión haya que pagarlo tan caro. Ojalá la cordura se imponga a la locura y nadie tenga que ser víctima de estos atropellos que delatan a los terroristas y a quienes de un modo u otro colaboran con ellos.
    ¡Suerte! 

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