domingo, 1 de mayo de 2016

CARTA A...

Sr. D. José María Álvarez:
     Si ayer hubiéramos preguntado a los trabajadores, en paro o en activo, quién es usted, una gran mayoría respondería que no lo conocen, que su nombre no les suena de nada. Esto pone de relieve el poco interés que los políticos, los sindicatos y otras instituciones despiertan ya en los ciudadanos. Digamos pues que es usted el nuevo Secretario General del sindicato socialista UGT.
    El nombramiento se produjo hace unas semanas. Según el sindicato,la sustitución en el cargo de Cándido Méndez por usted, obedece a los nuevos tiempos en la economía, en la política y en la sociedad. Mucho hay que decir cuando no se quiere decir nada. Para los ciudadanos, sin embargo, la drástica reforma obedece al elevado número de trabajadores que han solicitado su baja en el sindicato en los últimos años, bajas que, dicho sea de paso, están más que justificadas. Durante muchos años, los trabajadores de este país, han visto como se cerraban empresas que solo en los papeles estaban en ruina, se destruían puestos de trabajo a sabiendas de que eran necesarios, se pactaban millonarios despidos para unos y para otros se les recortaba la prestación de desempleo, se congelaban los salarios, se aumentaban las obligaciones, se recortaban los derechos adquiridos, se restaba el número de trabajadores y se multiplicaba el de jefes… y desde el sindicato se defendía a los trabajadores de palabra, pero en los hechos, al gobierno y a los grandes empresarios. ¿Hay algún trabajador que pueda decir que el sindicato ha salvado su puesto de trabajo? ¿Cuántos trabajadores que no cobraban sus nóminas puntualmente han conseguido que el sindicato normalizara su situación? ¿Cuántas reformas importantes ha logrado el sindicato que beneficien a los trabajadores?... Las respuestas están en el lamentable panorama laboral que actualmente tenemos.
    Si a esto le añadimos los escándalos de corrupción protagonizados por algunos de sus dirigentes, escándalos que van desde los fraudolentos ERE (expedientes de regulación de empleo) de Andalucía hasta las tarjetas Black de Caja Madrid, el uso fraudolento de dinero público para cursos de formación y el despido de varios cientos de trabajadores del sindicato aplicando, en algunos casos, las negativas reformas que implantó el PP y que tanto criticaron, pasando por las grandes cenas y caros regalos cargados a reuniones para la negociación colectiva y otras estupideces, lo raro es que todavía quede algún trabajador dispuesto a pagar una cuota mensual por mínima que sea.
    Hoy, por primera vez, encabezará la manifestación del 1 de Mayo, y hablará, seguramente, de bolsillos transparentes, de acabar con los míseros salarios, de igualar las nóminas de hombres y mujeres, de humanizar las empresas, de derechos laborales y otras canciones que ya no entusiasman a nadie, porque los trabajadores, en paro o en activo, han llegado a la conclusión de que hasta que los sindicatos no subsistan única y exclusivamente de las cuotas de los afiliados, solo sirven para hacer ruido para que no se entienda la letra.

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