sábado, 5 de diciembre de 2015

Cosas de Garipil

 ¡Hola! Debería estar muy alegre, estamos en el mes de Navidad, pero la verdad, estoy muy triste, tan triste como preocupado. Me duelen los atentados de París. ¿Cómo es posible que los seres humanos –por llamarlos de alguna manera- cometan e impulsen actos tan salvajes? Me duele que los ciudadanos y los gobernantes que han manifestado públicamente su apoyo al pueblo francés, se callen ante los atentados que con peores consecuencias incluso sufren otros  pueblos del planeta. ¿Quién les ha dicho que el derecho a la vida dependa de la nacionalidad? Me duele que  los gobernantes prometan  acabar a bombazo limpio con los terroristas porque eso no es posible y ellos lo saben. Si hay organizaciones terroristas, es porque alguien les vende las armas, si hay terroristas que matan, es porque alguien les enseña a manejar las armas, si hay guerras, es porque alguien las inventa, y si alguien inventa o protege cualquier tipo de violencia organizada, es porque sabe que él no morirá en una guerra, ni sus hijos serán víctimas de un atentado, ni sus familias correrán ningún riesgo y sus cuentas corrientes crecerán vertiginosamente. ¿No será que lo que pretenden es gastar armas para que no quiebre el negocio? Me duele que todavía queden ciudadanos que se dejen convencer por los gobernantes y ante sus drásticas soluciones los consideren héroes. ¿Es que no se dan cuenta de que al final de todas las contiendas ellos ganan y los pueblos pierden? Solo me consuela una cosa: que cada vez son menos a reirles las gracias. Estos días, por ejemplo, los españoles, en lugar de debatir sobre los partidos que se presentan a las próximas elecciones como en comicios anteriores, se preguntan ¿a quién votamos? Salvo sus parientes y amigos, están hartos de políticos que han mangado a manos llenas y no han devuelto ni un céntimo, de crisis inventadas para destruir puestos de trabajo, arruinar pequeñas empresas en beneficio de las grandes y acabar con derechos que costó mucho conseguir, de recortes que solo afectan a la enseñanza, a la sanidad y a otros servicios públicos. Ahora, como de costumbre, todos los partidos que concurren a las urnas el próximo día 20 prometen acabar con el paro, con los vergonzosos contratos basura, con las listas de espera en los hospitales, subirán las pensiones más bajas, bajarán los impuestos, descongelarán los salarios, las familias más desfavorecidas cobrarán un sueldo al mes, los ancianos tendrán residencias públicas, que las privadas son caras, y los pensionistas que pueden pagarlas son jóvenes, y los autónomos… bueno, los autónomos, los que han sido castigados por todos los gobiernos y de todas las formas habidas y por haber, ni van a saber qué hacer con tantas subvenciones como van a recibir. Pero el problema para creerlos es que ninguno explica de dónde demonios va a sacar el dinero. De sus bolsillos, desde luego que no, es tradición que en cuanto cogen el poder empiecen a medrar que cuatro años pasan volando y las falacias para conseguir votos ya están muy repetidas. Por eso entiendo que se pregunten a quién votan. Me gustaría decirles que a nadie hasta que no hagan lo bueno igual de bien que hacen lo malo, pero soy un simple semáforo y mi obligación es ayudar a los hombres, nunca pensar por ellos y mucho menos decidir. Por eso prefiero callarme y leerte este poema con el sincero deseo de que llegue el día en que las plumas no tengan que escribir historias como la de Gris.
    Felices fiestas a pesar de todo.
      
        EL GUSANILLO QUE NO TENÍA JUGUETES PARA JUGAR

    Gris tenía tantos años 
como dedos en las manos 
y nunca se había puesto zapatos, 
ni falda nueva, ni en el pelo lazos. 
Ni siquiera sabía con certeza 
si era muy guapa, del montón o muy fea: 
en la cueva de sus padres, 
sobre las paredes de aire, 
jamás hubo espejos de luna clara 
ni lunas de espejos como la plata; 
solo un plato redondo 
donde comían todos 
cuando, vendiendo baratijas, 
su padre llevaba comida. 
Para el calor en invierno, 
un montoncito de leños; 
para la sombra en verano, 
cortinas de cartón blando, 
y de cama, las hamacas 
donde con sol se acostaban, 
para evitar que la noche 
con su mochila de horrores 
los pillara ante la mesa 
tristes de hambre y sin cena. 
    Gris era la última en acostarse 
y la primerita en levantarse. 
    —A dormir que, si tardáis un poco, 
se os despierta el gusanillo loco 
y, en cuanto se aburra de jugar solo, 
os hará cosquillas en el estómago, 
pero no de las que hacen reír, 
de las que os harán llorar así 
-les decía su mamá, 
y lloraba de verdad. 
    Sus hermanos más pequeños 
se rendían ante el miedo, 
pero ella cerraba los ojos a cal y canto, 
se abrazaba el estómago cruzando los brazos, 
invertía horas 
en probar fórmulas 
y la noche doblaba siempre la esquina 
sin que el sueño diera señales de vida. 
    —¿Por qué mi gusanillo se aburre tanto? 
-preguntó una de tantas noches en blanco. 
    —Porque necesita juguetes para jugar, 
y, aunque a gritos los pide, nadie se los da 
-le respondió su madre entre dientes y muy seria, 
con la vana esperanza de que no la entendiera. 
    Una de las últimas noches de septiembre 
se puso el gusanillo tan impertinente 
que Gris saltó de la hamaca, 
salió en silencio de casa, 
llegó a las cloacas malolientes 
y empezó a buscarle juguetes. 
Si su gusanillo jugaba, 
podría dormir hasta el alba. 
Pero ni una vieja rata, 
ni cáscaras de naranjas, 
por más que arañó y arañó albañales, 
por menos que respetó muladares, 
ni moras encontró en las zarzas 
para que el gusano jugara. 
    Con el gusano a punto de desmayarla 
tuvo que resignarse a volver a casa. 
    De tanta, tanta angustia ni podía llorar, 
pero al pasar por la puerta de una tienda ¡zas!, 
un garbanzo salió por la cerradura volando 
y en un periquete se plantó entre sus pies descalzos. 
    —¡Hola! -le espetó cuando de alegría loca 
extendió las dos manos y abrió la boca-. 
No engañes a tu gusano 
con un garbanzo dorado 
que, como el de cualquier humano, 
necesita tres platos diarios. 
Si quieres que deje de darte guerra, 
en vez de comerme, corre y me siembras 
que, aunque me veas tan chiquitín, 
puedo multiplicarme por mil. 
    Muy en contra del gusanillo 
metió el garbanzo en el bolsillo, 
y antes de sacar la mano vacía, 
de igual modo salieron dos judías, 
una era blanca, la otra era pinta, 
y ambas gritaron con alegría: 
    —¡Si nos siembras también, 
jugaremos con él! 
    Todavía las tenía en la mano 
cuando la sorprendieron dos hermanos, 
uno era verde, el otro era rojo, 
y se decían el uno al otro: 
    —Para que me siembre con las judías, me voy corriendo 
que, aunque se crean muy buenas, necesitan un pimiento. 
    —Espera, te acompaño para que también me plante, 
que hasta sin sal y sin aceite nutre un tomate. 
    Ya estaba lleno el único bolsillo de su falda 
cuando llegaron una cebolla con siete capas, 
tres jovencitas lentejas 
y una patata muy vieja. 
    —Ya sé que no quepo, 
pero hacedme un hueco, 
allí donde yo germino 
no hay gusanillo aburrido, 
pues, aunque me ven tan simple, soy juguete tan mágico 
que vuelto tortilla paso de la sartén al plato; 
en patatas a la importancia 
me vuelvo al vestirme de gala; 
me puedo freír, me puedo cocer, 
ensalada soy con sal y laurel; 
de entre las brasas del fuego pueden sacarme asada 
y lo mismo les divierto sola que acompañada; 
tan delicioso que igual me quieren para jugar 
los gusanos de los pobres que el gusanillo real, 
y tan justo en el reparto de dones, 
que igual engordo a niños que a mayores. 
    Con los últimos rayos de la luna lunera 
Gris los metió a todos en el vientre de la tierra. 
    —¡Hola! -le dijo el aire de la mañana-. 
Para que te prendan, abriré mis alas. 
    —Y yo les daré agua para que broten 
-dijo una nube de rosados bordes. 
    —Y yo, para que florezcan, calor 
-añadió el sol en cuanto salió. 
    Y aquella anhelada primavera 
recogió la primera cosecha, 
y con ella desaparecieron para siempre todas las noches en blanco 
del año, 
pues, antes de acostarse el gusanillo tenía para jugar juguetes en el plato.

        Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
    Garipil-1995.
    Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
    Letanías-1999.
    Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
    El rosario de los cuentos-2003.
    Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
    Cartas de la Radio-2007.
    Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas en un programa de radio por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc, y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
    Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas)-2014.
    Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás –y los papás- disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.

    Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, , solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:

garipil94@oliva04.e.telefonica.net 

    Estaré encantado de responderte.

    Gracias por tu visita y hasta el próximo número.

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