La Vitrina

Teresa, La Jardinera de la Luz
      El pasado sábado 28 se cumplieron quinientos años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Por esta razón las Edades del Hombre de este año tienen como escenario las ciudades de Ávila y Alba de Tormes. La exposición estará abierta al público desde el mes de marzo hasta el mes de octubre. Además de este evento tan importante tendrán lugar otros actos no menos importantes. Cabe destacar el alto número de exposiciones, conciertos y conferencias que versarán sobre su vida como mujer, como religiosa y como escritora.
      Por mi parte quiero dejar constancia en este periódico de uno de los más emotivos en mi opinión. Se trata de la obra de teatro titulada “Teresa, la Jardinera de la Luz”. Esta obra ha sido escrita y dirigida por el dramaturgo irlandés Denis Rafter, para el grupo de teatro de la ONCE en Salamanca “Lazarillo de Tormes”.
      Reseña:
      Cuando Teresa está ya muy enferma, un sacerdote llega a Alba de Tormes. Pretende, en nombre de la Inquisición, conseguir información de sus hijas espirituales: al inquisidor no le cuadran las cosas que hace, dice y escribe, y para ejercer su justicia, tiene que encontrar un motivo. Las religiosas defienden a la madre con argumentos tan sólidos que el sacerdote tiene que darse por vencido y lamentar su muerte tanto como ellas. La música, el vestuario, el decorado; todo está a la altura de este grupo de teatro que cuenta en su haber con muchos años de experiencia y ha sido distinguido entre otros con uno de los Premios Max. 
       Esta obra está escrita para ser representada en templos religiosos. El preestreno tuvo lugar en la iglesia parroquial de Gotarrendura, pequeño municipio abulense que dista de la capital a unos veinte kilómetros. Aunque se dice que Santa Teresa nació en Ávila, todo indica que vino al mundo en Gotarrendura. En Ávila no existe la partida de nacimiento de Teresa de Jesús. Tampoco existe en Gotarrendura pero hay datos muy significativos: las hojas del libro de nacimientos de esas fechas han desaparecido, sus hermanos, sin embargo, sí están todos inscritos en él, y en el libro de fallecidos consta que la madre murió allí. Está documentado que pasó allí los primeros años de su vida y perdura un palomar del que ella habla en alguno de sus libros que fue propiedad de la familia. Otro dato a tener en cuenta es lo que ella misma escribe:
      En una huerta que había en casa, procurábamos como podíamos, hacer ermitas, poniendo unas piedrecitas, que luego se nos caían, y así no hallábamos remedio en nada para nuestro deseo... Hacía (yo) limosna como podía, y podía poco. Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario... Gustaba (yo) mucho cuando jugaba con otras niñas, hacer monasterios como que éramos monjas.
      Naciera donde naciera, lo cierto es que los pocos vecinos del pueblo agradecieron el detalle, y no es para menos.
     De lo que no hay ninguna duda es de que murió en la villa salmantina de Alba de Tormes un día de octubre de 1582 que amaneció siendo día 4 y acabó siendo 15 por coincidir la fecha con el cambio en España del calendario juliano por el gregoriano. El estreno pues tuvo que ser doble, un día en Ávila, y al día siguiente en Alba de Tormes.
     Asistí a la segunda representación. Tuvo lugar en el  convento donde murió, junto al sepulcro donde está enterrada. El marco no podía ser mejor y los actores, como era de esperar, fueron muy aplaudidos. La obra se representará de nuevo en Alba de Tormes, después en otros templos de Salamanca, de la provincia y de otras localidades de Castilla y León. Si tienes ocasión de verla, no te la pierdas, vale la pena ver a un ramillete de monjas enfrentadas a un representante de aquella vergüenza llamada Inquisición.
      Y antes de cerrar estas páginas, mi recomendación literaria para este mes: Las tres bodas de Manolita, de Almudena Grandes. Sobra la reseña. Basta decir que la novela está ambientada en Madrid y trata la posguerra española. Ningún buen lector puede dejar de leerla.