domingo, 29 de junio de 2014

Carta a...

 El 19 de junio de 2014 pasará a la historia de España como la fecha en que concluyó el reinado del rey Juan Carlos I y comenzó el del rey Felipe VI. Así lo estudiarán los niños españoles en sus libros de texto. Corresponde pues despedir a don Juan Carlos.
     Majestad:
     Parece que fue ayer y han pasado 39 años y muchas y cruciales cosas desde que tras la larga dictadura accedió al trono de España. Ni soy monárquica, ni soy republicana, pertenezco a esa mayoría de españoles que, si tuviera que confesarse algo, se confesaría juancarlista, es decir, partidaria de quien defendiendo la paz, la cultura y las libertades, dignifique el nombre de España dentro y fuera de nuestras fronteras, algo que usted ha hecho siempre y muy bien.
      Pero aunque es de obligado cumplimiento con la educación dar las gracias por todo, no hilvano estas líneas para eso principalmente. Entiendo que era su trabajo, su obligación, su responsabilidad, por lo que usted  cobraba un buen sueldo que salía de nuestros bolsillos con mucho sacrificio y además gozaba de privilegios que merecían sobradamente el esfuerzo. Las hilvano para felicitarle por su gestión, porque es verdad que todos los jefes de estado están obligados a servir a sus respectivos pueblos, pero no es menos cierto que lo normal es que todos acaben sirviéndose de ellos vergonzosamente. Y no es el caso afortunadamente.
     Es cierto que su imagen se ha empañado últimamente con el escándalo económico de su hija y de su yerno, pero ¿en qué familia no hay un garbanzo negro?    Además, la labor de casi 40 años de reinado no puede calificarse por un hecho    que tiene responsables en primera persona y mucho menos porque doña Corinna tuviera el capricho de acompañarle un fin de semana a cazar elefantes en Botswana. Estoy segura de que todos los que lo han criticado por esto se habrían ido encantados con ella aunque el fin de la excursión fuera que los elefantes los cazaran a ellos.
      Lo que hay que tener en cuenta pues es el resultado final, y en este caso, tanto republicanos como monárquicos, coinciden en que ha sido positivo.
      Enhorabuena por ello y muchas gracias.  
      Y dar la bienvenida a don Felipe.
      Majestad:
      Con estas breves y sencillas líneas me sumo a la interminable lista de felicitaciones que en estos días le llegan de todas las partes del mundo.
      No cabe la menor duda de que ser rey de España es un privilegio. Esperamos que tenerlo como rey también sea un privilegio para los españoles.
      Gobernar a los españoles no es tarea fácil para nadie. Eso de las dos Españas sigue siendo una realidad desgraciadamente. Pero los de la una y los de la otra, tenemos hoy el mismo problema: nuestros políticos. Estamos hartos de sus falsas promesas, de sus mentiras disfrazadas de verdad, de sus chanchullos, de sus abusos de poder, de sus atracos a mano armada, porque atracos no son solamente sus escandalosos robos, son también sus exagerados sueldos, sus gabelas aparte, sus complementos directos e indirectos, sus pensiones vitalicias y otros vergonzosos tejemanejes que nos han llevado a esta crisis que padecemos todos menos ellos.
      Confiamos, desde la tranquilidad que nos da su esmerada formación, el haber nacido entre nosotros y el asesoramiento de su padre, en que su ejemplo e intervención sirvan para que tomen conciencia de sus atropellos y empiecen a respetar a este pueblo que tiene recursos y valores para ser de los primeros de Europa.
     Suerte, majestad, mucha y buena suerte. 

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