sábado, 30 de enero de 2016

Mesa camilla

A lo largo de las últimas décadas en España no se ha practicado otra política que no sea la del borrón y cuenta nueva. Durante más de treinta años los dos partidos principales se han repartido el poder con mayoría y ambos han llegado a la Moncloa dispuestos a quedarse para siempre. Convencidos de que así sería, tanto el uno como el otro, se dedicaron a hacer borrón y cuenta nueva, con la finalidad de hacer un país a su medida. Gracias a esta catastrófica política los españoles no sabemos qué asignaturas tenemos que estudiar, qué contrato de trabajo tenemos, si tenemos asistencia sanitaria o no… y es tal el desbarajuste que lo único que tenemos claro es que se han gastado nuestro dinero en  desarreglar el país para cuadrar sus cuentas.
    En las últimas elecciones, los españoles, hemos dicho que los queremos a todos, que es como decirles que no queremos a ninguno, y los hemos metido en un berenjenal del que no saben como salir. Con lo listos que han sido para otras cosas… A estas alturas de la película no sabemos quién será el próximo inquilino de la Moncloa, si tendremos que volver a pasar por las urnas o no, si tendremos un presidente o tendremos varios, uno titular y el resto eméritos… que en esta España nuestra cualquier cosa puede ocurrir. 
    Ante este panorama, gobierne quien gobierne al final, todos deben tener claro que los planes de enseñanza, de sanidad, de pensiones, de empleo, de vivienda y de prestaciones sociales entre otros, deben hacerse con el acuerdo de todos los partidos, no solo del que gobierne, porque ninguno es dueño absoluto del país, son simples gestores,y ganar unas elecciones no es otra cosa que firmar un contrato con el pueblo, un contrato de cuatro años, ni más ni menos. Para ganarlas, en adelante, tendrán que dejar las bellas promesas para los enamorados y plasmar en sus programas los proyectos y la forma de llevarlos a cabo. De lo contrario, los ciudadanos, hartos de que nos cambien lo que todavía no hemos aprendido, de que nos ofrezcan lo que nos han quitado, de que tengamos que pagar servicios que ya pagamos con los impuestos y un largo ecétera de atropellos, no tendremos más remedio que seguir practicando en las urnas la política que nos han enseñado: la del borrón y cuenta nueva. Al menos tendremos el consuelo de que no nos engaña el mismo.

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