martes, 30 de junio de 2015

Mesa camilla

La estafa deGrecia
     Para los expertos en finanzas, técnicos con experiencia en la materia y gobernantes asistidos por un sinfín de titulados asesores, la ruina de Grecia se llama crisis, para los ciudadanos como usted y como yo se llama ESTAFA, y en mayúsculas, para que se entienda bien, porque es una estafa que sabiendo tanto, contando con tantos consejeros y cobrando todos sueldos de escándalo no sepan impedir estas situaciones, y por si esta estafa fuera pequeña, podemos sumarle otra más grande: Unión Europea. ¿Acaso no es una estafa todo este tinglado? ¿Es cierto que todos los países miembros reciben el mismo trato? ¿Para qué nos sirve a los ciudadanos formar parte de ella?  Españoles, italianos y portugueses sabemos que los griegos tienen razón cuando dicen que “de nada” ante las medidas que exige Bruselas para ayudarles.  ¡Qué lástima!, mejor dicho, ¡qué vergüenza! Primero ven como los gobernantes domésticos malgastan el  dinero, incluso los fondos que reciben de Bruselas para fines concretos, en comprar votos a golpe de festejos, absurdas jubilaciones anticipadas, invalideces que solo invalidan para ir a trabajar, indemnizaciones y salarios que animen a optar por el paro y otros desmadres que emboben a los votantes para seguir nombrando cargos a diestro y siniestro, creando servicios que solo sirven para justificar lo injustificable, privatizando servicios públicos en beneficio de empresas privadas de su interés, sumando ceros a sus sueldos,   llenándose los bolsillos para vaciarlos en paraísos fiscales y miran para otro lado, y luego, cuando la situación se hace insostenible, para ayudarles, en lugar de pedir cuentas a los responsables, exigen recortes a sus víctimas. ¿Pensarán estas lumbreras que quitándole la comida a las moscas y añadiéndosela a los camellos conseguirán que la crisis de Grecia sea un problema con soluciones y no una estafa con lamentables consecuencias para todos? Ellos saben que no. Si el gobierno griego opta por seguir recortando derechos, se enfrentaría a dos problemas: perder votantes y hacer un país de pobres. Y ante este dilema decide convocar un referéndum y que decidan los ciudadanos, pero ¿se tomará la molestia de explicarles con puntos y comas los pos y los contras? Esperemos que no sea el tiempo quien tenga que decirles que se trata de otra estafa para eludir responsabilidades que le corresponden.

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