jueves, 28 de febrero de 2013

Cajón de Sastre

Se acerca la Semana Santa. ¿Quieres aprovechar esos días para hacer un viaje y no has decidido dónde? Pues he aquí mi sugerencia: a León, ciudad castellana donde además de su importante catedral y otros monumentos, podrás asistir con todos los leoneses y demás visitantes a la procesión de San Genarín, el santo borracho, juerguista y putero de España. Para que te hagas idea de lo que vas a encontrarte sigue leyendo. Genarín es el nombre de uno de los personajes más peculiares de la Historia de León. Se trata de un simpático borracho elevado a la categoría de santo por los leoneses. La procesión transcurre paralela a las religiosas con tal éxito que ha sido declarada Bien de Interés Cultural. La procesión de San Genarín es organizada por la Cofradía de Nuestro Padre Genarín, sale el Jueves Santo por la noche y recorre las calles del Barrio Húmedo y el resto del casco antiguo de la ciudad, es decir, sigue el último camino de Genarín antes de morir. Los pasos principales son: Genarín, ebrio y con la botella en brazos, y detrás le siguen la Muerte y la Moncha. En cada una de las estaciones los fieles beben una copa de orujo e invocan su espíritu con la siguiente oración: "Y siguiendo tus costumbres que nunca fueron un lujo, bebamos en tu memoria una copina de orujo". ¿Quién fue Genarín? Genaro Blanco Blanco, llamado Genarín, pellejero de profesión, aficionado a la buena vida, al orujo, a las tertulias de tabernas, a las mujeres y los burdeles, al tute y a la garrafina, fue un hombre muy conocido en los ambientes más bohemios del León de principios del siglo XX. ¿Cómo y cuándo murió? Según recoge el Diario de León en su edición del 30 de marzo de 1929, Viernes Santo, durante la madrugada anterior, del Jueves al Viernes Santo, mientras Genaro realizaba sus necesidades fisiológicas en la base del tercer cubo de la muralla de León, a la altura de la calle de Las Carreras, fue atropellado por la primera camioneta de basura de la ciudad, "la Bonifacia" (llamada así en honor a Bonifacio Rodríguez, concejal por aquel entonces). ¿Cómo y por qué llegó a “santo?” Tras su muerte, un grupo de cuatro personas (los llamados Evangelistas) decidió que esa figura tan singular no podía perderse en el limbo del olvido. Los nombres de estas personas forman ya parte de la historia: Nicolás Pérez "Porreto" (Árbitro de fútbol), Eulogio "el gafas" (Taxista de profesión, coplero de devoción), Luis Rico (Hombre de buena familia que dilapidó su fortuna en juergas con sus amigos) y Francisco Pérez Herrero (Poeta). En la noche de Jueves Santo de 1930 estos hombres se reunieron en la Plaza del Grano y recorrieron las calles que el bueno de Genarín solía transitar y visitaron las tascas y burdeles que éste frecuentaba. Al año siguiente hicieron lo mismo, y al siguiente, y al siguiente… Cada año eran más los leoneses que se sumaban a la “procesión” y el fenómeno acabó siendo imparable. ". A parte de no tener enemigos ¿hizo Genarín algún milagro? Naturalmente, cuatro por falta de uno, cuentan los lugareños, y son los siguientes: Primero. La redención de la Moncha, la prostituta que lo encontró muerto. Según la tradición quedó tan impresionada al verlo que dejó la prostitución y se volvió a su Lugo natal. Segundo. Un gol que metió laCultural Leonesa. Al parecer la Cultural Leonesa llevaba muy mala temporada y los evangelistas de Genarín decidieron bendecir el campo de juego del estadio de la Cultural con orujo la noche anterior, pero al día siguiente las cosas empeoraron y entonces uno de los evangelistas se quejó a Genarín, tras lo que al sacar el portero contrario el balón, éste hizo un extraño y entró en la portería. Tercero. Un enfermo de riñón se curó. Según se comenta, un enfermo de riñón sufrió un terrible dolor mientras pasaba cerca de las murallas, necesitando hacer sus necesidades, coincidiendo en el mismo cubo de la muralla donde años atrás había muerto Genarín. En ese momento sintió un gran alivio y miró al suelo. Había meado una piedra del tamaño de una nuez, solucionándosele sus problemas de riñón. Cuarto. El ladrón de ofrendas sufrió el castigo de Genarín. Según se cuenta, un individuo se dedicaba a robar las ofrendas (el orujo, el queso, el pan y la naranja) que los devotos, a través del "hermano colgador", dejaban y siguen dejando cada año en la hornacina de la muralla. Este individuo escalaba la muralla y las robaba, pero Genarín le hizo resbalar y el hombre se rompió la cadera, con lo cual no volvió a robar. ¿Cómo vio la Iglesia esta profana procesión? Con muy malos ojos como es de suponer, de hecho estuvo prohibida oficialmente por el franquismo desde 1957 hasta 1976, entre otras razones porque tenía más seguidores que las procesiones católicas. Con la llegada de la democracia se acabó este problema. Justo es añadir que la procesión de Genarín nada tiene que ver con las ideas religiosas de cada uno o el credo que profese, a ella acuden católicos y no católicos, practicantes y no practicantes, creyentes y no creyentes, que es como debe ser en las sociedades cultas y civilizadas. Programa de este año y de todos El Jueves Santo los hermanos y cofrades se reúnen para celebrar la "Santa Cena", en la que se leen los clásicos versos que glosan la historia de Genarín, y una encíclica (compuesta cada año por algún poeta anónimo de reconocido prestigio) que relata lo que acontece en la actualidad de la región o del país. Estos versos son leídos hacia la calle, para que los leoneses puedan brindar a la salud de Genaro. Tras la cena, en torno a la una de la mañana (ya de Viernes Santo), los cofrades se dirigen a la Plaza del Grano, donde cargan a hombros los pasos de la procesión: La Cuba (en el que van las ofrendas), la imagen de Genaro, la Muerte y la Moncha (prostituta que socorrió a Genaro tras el fatal accidente); la procesión es acompañada por cuatro cabezudos, que representan a los "evangelistas" de Genarin. Rodeados por antorchas la procesión se dirige hacia la primera parada del trayecto: la Calle de la Sal, donde se leen los versos correspondientes, la segunda parada es en la Catedral de León, donde de nuevo el brindis (o la oración) se acompaña con rimas. La última parada después de atravesar la larga Calle de Cardenal Landázuri (Antaño la Canóniga Vieja) y tras atravesar Puerta Castillo, conocida como el "Arco de la Cárcel", llega al cubo (torre de la muralla) donde Genarín encontró la muerte. Allí el "Hermano Colgador" trepará la muralla en la que depositará las ofrendas: queso, pan, naranjas, una corona de laurel y, cómo no, una botella de orujo. Otros datos de interés El conocido autor Julio Llamazares en 1981 recoge en el libro El Entierro de Genarín. Evangelio apócrifo del último heterodoxo español la historia de Genarín, las primeras procesiones y los poemas leídos en ellas. Constituye la piedra angular desde la que se desarrolla posteriormente la liturgia genariana. En abril de 2009 se estrena en León y Valladolid la película “Bendito Canalla”[3] que en un documental-ficción de mentira que recrea la vida y últimas horas de Genarín además de otras historias paralelas, como el homenaje que le llevaron a cabo compañeros de correrías y tropelías, mostrando la vida nocturna, intelectual y crápula durante los años de la dictadura de Franco y relatando, finalmente, cómo se hacen en la actualidad las celebraciones en torno a Genarín. La película fue seleccionada en la 46ª edición del Festival Internacional de Gijón celebrado en noviembre de 2008. Para terminar, su poema Poema a la muerte de Genarín (1956) ¡Silencio! ¡Mucho silencio! este acto así lo exige. Yo lo pido y recomiendo porque me apena y me aflige el conmemorar la muerte de un popular leonés que tuvo la mala suerte de dar un mortal traspiés. Desde entonces, unos cuantos leoneses de buen linaje la noche de Jueves Santo le rinden este homenaje. Fija tengo en la pupila la noche de Jueves Santo, cuando repica la esquila y el tambor va redoblando. Y, mientras pasa la ronda despertando a los hermanos la noche se hace redonda como la copa de un árbol. En esta hora de ahora estará Pérez Herrero añorando más que añora este homenaje postrero. Retozan en mi memoria muchos paseos nocturnos, cuán cangilones de noria alrededor de Neptuno, desgranando alguna historia de estas callejas añejas blasonadas de hidalguía donde un Cristo en agonía con guardia de candilejas testifica gestas viejas del León del alma mía. Calle de La Sal, calle calle de los treinta pasos yo puedo medir tu talle con sólo extender los brazos. Calle angosta y recoleta antigua calle gremial que bien te cantó el poeta vieja calle de La Sal de la sal y la solera. Limitas con La Paloma que es calle más bullanguera que a la catedral asoma. ¡Oh, Catedral, Catedral! ¡Oh bella y pulcra leonina! ¡Oh, maravilla inmortal de todas las maravillas! Perdona la fantasía de éste que en el bar Exprés trató de venderte un día a un viejo turista inglés. Hace veintisiete años que, junto a estos muros viejos, murió el bueno de Genaro, el mercader de pellejos. Murió aquí, junto a los cubos cuando con su mercancía no andaba que daba tumbos del orujo que traía. ¡Paradojas de la vida! ¡Aquí vendió su pellejo! Un conductor homicida le cazó como a un conejo. Murallas, viejas murallas murallas de piedra y cal, que sabéis de cien batallas de la morisca infernal. Murallas de viejos muros muros viejos de murallas que teníais a extramuros las huertas de La Payana. Murallas de canto y barro murallas del siglo once, del arco de San Pelayo hasta la torre de Ponce, maltrechas y carcomidas por estrago de los años gritad conmigo afligidas por la muerte de Genaro. ¡Honor siempre a la memoria de Genaro en Jueves Santo! ¡Que Dios le tenga en la gloria por haber bebido tanto! Feliz viaje ¡y a contarlo aquí!

1 comentario:

  1. Vaya testamento que nos has hecho leer, está muy bien acordarse de estos personajes y que lo sepan las generaciones venideras.

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