miércoles, 1 de agosto de 2012

Mesa camilla

Inhoa y Enric, los dos cooperantes españoles que hace nueve meses fueron secuestrados en el campamento saharaui de Rabuni, cerca de Tinduf (Argelia), por Muyao, han sido liberados en Mali, y por fin, sanos y salvos, físicamente al menos, descansan en casa. Según un portavoz del grupo islámico radical, el Gobierno español ha cumplido sus exigencias: la puesta en libertad de tres combatientes islámicos y el pago del rescate que no ha sido moco de pavo.
En la legislatura anterior, el partido socialista en el poder, tras agotar todas las posibilidades de negociar y al final de muchas semanas de cautiverio, hizo lo propio con los piratas que secuestraron un barco español en Somalia y con los terroristas que secuestraron a Alicia, Roque y Albert, los tres cooperantes catalanes que también sufrieron este terrible calvario.
Por aquellos días, el partido popular, entonces en la oposición, puso el grito en el cielo. Los gobiernos, en su opinión, no debían pagar rescates, y pidieron todas las explicaciones habidas y por haber en el Congreso, y en un derroche de “educación” pública, pusieron de vuelta y media al ministro responsable, y lo que duele más al sentimiento humano, no recuerdo que en ningún momento sufrieran y se alegraran con las familias. Normal. Las víctimas no eran de su clase, eran simples trabajadores.
Pero las peleas entre partidos no es el tema que HOY quiero poner sobre el tapete de mi mesa camilla. Hago este comentario con la SIMPLE esperanza de que unos y otros empiecen a darse cuenta de que también hay españoles que gozan de buena memoria, que rechazan a los políticos que pierden la educación, o lo que es igual, que no la tienen, porque la educación, cuando se tiene, no se pierde NUNCA, y que no les perdonan sus VULGARIDADES. El asunto sobre el que quiero reflexionar es más serio. ¿Deben los gobiernos pagar estos rescates?
Pues está claro que no. Los terroristas invierten este dinero en planear nuevos secuestros, es decir, en sostener organizaciones que sólo sirven para sembrar miedo, dolor y muerte, y ceder a sus deseos, a sus exigencias, no es otra cosa que hacerse cómplice de sus barbaridades. Ahora bien. Los terroristas, se sirven de los ciudadanos, para chantajear a los gobiernos, y los gobiernos, generalmente, no sienten ningún respeto por los ciudadanos. Además de injusto, en lo que haya un solo ciudadano sobre la tierra, es inútil NO PAGARLOS. Los cooperantes de cualquier ONG no van a estos países de turismo, van a hacer lo que es obligación de los respectivos gobiernos. Ningún gobierno merece pues el sacrificio de un ciudadano. Los cooperantes, los voluntarios, todos los ciudadanos pagan escoltas, viviendas custodiadas, coches blindados y toda suerte de medios y medidas de seguridad para que a los gobernantes y a sus familias no les suceda nada, y aunque solo sea por lo que les cuestan, están obligados a defenderlos.
Por lo tanto, lo DESEABLE es que jamás un gobierno tenga que tomar estas decisiones, pero si llega el caso, lo tengo claro, la vida de cualquier ciudadano secuestrado está por encima de todo por tres razones: porque el mismo derecho que tienen los gobernantes a vivir, tienen los ciudadanos, porque las grandes penurias de la sociedad, las alivian, mitigan o resuelven los ciudadanos, mientras que los gobernantes, generalmente, las provocan, y porque de todo lo dicho se desprende que los ciudadanos son más necesarios para los pueblos que los gobernantes.

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