miércoles, 1 de agosto de 2012

El Álbum de la Lengua

Hasta no hace muchas décadas, los españoles, usábamos la palabra colocar para decir que habíamos encontrado un trabajo, un empleo, un medio de ganarnos la vida por nuestros propios medios, o mejor, una colocación. “Me coloqué en tal empresa”. “Mis hijos ya están todos colocados”. “Encontró colocación pero sigue buscando algo mejor”. ¿A que nos resultan conocidas estas frases? Desde no hace tantos años, de forma inconsciente, aparcamos el colocar con su colocación y nos limitamos a trabajar, y sin más variaciones que la de empleo, buscábamos o encontrábamos trabajo. Últimamente, gracias a la incapacidad de nuestros gobernantes y otras taras que sufren, ni de colocación, ni de empleo, ni de trabajo, solo hablamos de desempleo, de parados, de paro. ¡Qué lástima! Pero este tema no corresponde aquí, aquí lo que corresponde es pegar el verbo colocar y el nombre colocación con un deseo que tiene más de orden que de súplica: que en breve volvamos a utilizarlas por el simple hecho de que todos podemos ejercerlas con todas las de la ley, que es para lo que les pagamos y les votamos aunque sus taras les hagan ver lo contrario.

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