lunes, 28 de febrero de 2022

CARTA A...

A los hombres del mar y sus familias:

 

El mar o la mar: el mar de los poetas, el mar de las leyendas, el mar de las coralinas, el mar de las bellas sirenas, el mar de los monstruos misteriosos, el mar de las noches de plata y de los días de oro, el mar de los enamorados, el mar de los soñadores, el mar de los delfines rosados, el mar de los leones marinos, el mar de los caballitos voladores, el mar de todos los azules, el mar de todos los verdes, el mar de los piratas que asaltan barcos sin conseguir el botín, el mar de los conquistadores convertidos en héroes, el mar del crucero inolvidable, el mar de las anheladas vacaciones, el mar de las olas que van y vienen llevándose niños entre sus brazos de espuma para volver a traerlos muertos de risa, el mar que nos divierte, el mar que nos serena, el mar que nos alegra… el mar que nos regala el disfrute de sus playas hoy nos parece un lugar terrible.

 

La mar o el mar: la mar de los marineros, la mar de los pescadores, la mar de los hombres que se pasan muchos meses sin pisar tierra para ponernos en la mesa los deliciosos pescados que siempre nos parecen caros, la mar de los padres que al final de la jornada no pueden llegar a casa para hacer los deberes con sus hijos, la mar de los hijos que no pueden enterrar a sus padres porque siempre están ausentes, la mar de los amigos que no pueden esperarlos un sábado para tomar una cerveza, Lamar de las familias que no pueden contar con ellos ni para lo bueno ni para lo malo … porque la cotidianidad es algo que no existe para ellos, y hoy, puestos en su lugar, los entendemos mejor que nunca.  

 

El mar o la mar: el mar de los barcos que pagan seguros, medidas de seguridad, trámites burocráticos… impuestos que si permiten sobrevivir, es gracias a las privaciones, no a las ganancias, por lo que hoy nos duele que trabajar en el mar no sea más rentable.

 

La mar o el mar: la mar que lamentablemente hoy tiene de luto a toda la familia marinera por el hundimiento de un barco gallego en las gélidas aguas de Terranova (Canadá) que se ha saldado con un trágico final: tres supervivientes, nueve cadáveres y doce desaparecidos.

 

El mar, la mar, la mar, el mar: los mares que ni juntando sus sales podrán cerrar estas heridas, porque si hay algo más terrible que perder un ser querido, es no poder enterrarlo.

 

En nombre de los gallegos y de todos los españoles un abrazo.

 

María Jesús Sánchez

 

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