jueves, 30 de enero de 2014

Cajón de Sastre

Visitar la ciudad de Cáceres es uno de los regalos que no debes dejar de hacerte. En esta ciudad extremeña, además de encontrarte con la mejor gente del mundo, podrás comer como en pocos sitios, hacer compras, pasear, divertirte... Pero antes de estas cosas que pueden hacerse en cualquier ciudad española, tomemos el primer café de la mañana en la Plaza Mayor y por el Arco de la Estrella vamos a visitar el casco histórico, o parte antigua, que llaman los cacereños. Nos esperan los siguientes monumentos:     

    Monumentos religiosos.

    Los principales monumentos religiosos del casco histórico son:

 Concatedral de Santa María de Cáceres,
 Iglesia de San Francisco Javier,
 Iglesia de San Mateo,
 Iglesia y Convento de Santo Domingo,
 Ermita de la Paz,
 Convento de San Pablo,
 Convento de Santa Clara.

    Palacios y casas nobles.

    En el casco histórico se encuentran los siguientes palacios y casas nobles:

 Palacio Episcopal,
 Palacio de los Golfines de Abajo,
 Palacio de Carvajal,
 Palacio de las Cigüeñas,
 Palacio de las Veletas,
 Casa de los Solís o Casa del Sol,
 Palacio de los Golfines de Arriba,
 Palacio de Toledo-Moctezuma,
 Palacio del Comendador de Alcuéscar,
 Palacio de la Isla,
 Palacio de Francisco de Godoy,
 Palacio de la Generala,
 Casa de los Ovando,
 Casa de los Becerra,
 Casa de los Cáceres Ovando,
 Casa de los Sánchez Paredes,
 Casa de los Paredes Saavedra,
 Casa de Lorenzo de Ulloa,
 Casa de los Saavedra,
 Casa de Aldana,
 Casa de los Ovando Perero,
 Casa del Mono,
 Casa de Moragas,
 Casa de los Ribera,
 Casa de los Caballos,
 Casa de los Pereros.

    Arcos y puertas de entrada al casco histórico.

    Entre las puertas y los arcos de entrada al casco histórico se encuentran:

    El Arco de la Estrella,
 el Arco del Cristo,
 el Arco de Santa Ana y Puerta del Postigo,
, el Portillo de la Plaza de las Piñuelas,
 la Puerta de Mérida,
 la Puerta de Pizarro y la Puerta de Coria.

    Torres defensivas.

    En Cáceres, por orden de Isabel La Católica, fueron desmochadas todas las torres existentes en la ciudad menos la de los Cáceres-Ovando, también denominada Torre de las Cigüeñas, para reprimir la desobediencia de sus dueños (que apoyaron a Juana de Trastámara, apodada Juana la Beltraneja).

    Las principales torres defensivas son:

     Torre de Bujaco.
     Torre de los Púlpitos.
     Torre Adosada, en el lienzo este de la muralla, sobre la calle San Roque.
     Torre del Aire, en la parte noreste del lienzo de la muralla, entre las calles Obras Pías y Hornillo.
     Torre Albarrana, en la calle Hernando Pizarro.
     Torre del Aver, de la Ved o del Postigo, en la calle Postigo. Del 
siglo XII.
     Torre de Carvajal, en el palacio del mismo nombre. Es de planta redonda y desmochada. Fue edificada en el siglo XII y reformada en el siglo XVI y se encuentra situada en la calle Amargura.
     Torre de las Cigüeñas, entre la plaza de las Veletas y la calle Cuesta de la Compañía, junto al palacio del mismo nombre. Es del siglo XV.
     Torre Cotaja o de los Aljibes, situada al final del lienzo de la muralla en su parte este.
     Torre del Horno, del siglo XII, se sitúa en el centro del lienzo oeste de la muralla y puede observarse desde la plaza de las Piñuelas.
     Torre de los Espaderos, situada al final de la calle Tiendas, en la plaza del Socorro. Es de los siglos XIV-XV.
     Torre de Mérida este, situada a mitad el paño sur de la muralla, en medio de la calle Torremochada.
     Torre de Mérida oeste, situada a mitad del paño sur de la muralla, al principio de la calle Torremochada, dando protección a la ya desaparecida puerta de Mérida.
     Torre Mochada, al final de la calle del mismo nombre. Es del siglo XIII.
     Torre Ochavada, en la esquina noreste del paño de la muralla, al final de la calle Obras Pías. Es del siglo XII.
     Torre de los Pozos, en la parte sureste del lienzo de la muralla, de 30 metros de altura sobre la base en la que asienta la carretera de la ronda. Tiene una altura de 6 metros sobre la barbacana defensiva, y unas dimensiones de 5,6 por 7,2 metros. Aún se puede apreciar en su cara norte detalles ornamentales en forma de cintas y con estrellas e inscripciones cúficas en su cara oriental. A sus pies se descubrió no hace mucho una cisterna de la época medieval.
     Torre Redonda o de la Mora, mal llamada así ya que su planta es de forma octogonal. Se sitúa en el ángulo suroeste del lienzo de la muralla, entre la calle Puerta de Mérida y la avenida Padre Rosalio.
 Torre del Rey, al norte del paño de la muralla, en la Plaza del Socorro.
 Torre de Sande, en la Casa de los Saavedra, intramuros y frente a la Iglesia de San Mateo.
     Torre de Santa Ana o del postigo de Santa Ana, en el paño oeste de la antigua muralla. Se encuentra muy salida de la misma y se une a aquella por una gruesa pared que perfora un pasadizo. La mejor posición para observar esta torre es desde la Plaza de Publio Hurtado.
     Torre de la Yerba, del siglo XII, situada a mitad del paño noroeste del lienzo de la muralla. Se puede ver desde la Plaza Mayor.

    Otros lugares.

    Otros lugares del casco histórico son:

     Plaza Mayor. Es el principal punto de entrada al casco histórico. Allí se encuentra la casa consistorial del municipio, iniciada en 
1867 e inaugurada dos años después.
     Foro de los Balbos.
     Plaza de Santa María, enmarcada por la Concatedral de Santa María, el Palacio Episcopal, el Palacio de los Mayoralgo y el Palacio de Hernando de Ovando.
     Plaza de San Jorge, patrón de la ciudad.
    Plaza de San Mateo, en rededor de la Iglesia de San Mateo.
    Y por último, vamos a conocer el santuario de la Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad, cuyo nombre lo llevan no pocas cacereñas, pero para recuperar fuerzas, vamos a hacer un descanso. Salimos de la parte antigua por la calle que nos deja en la plaza de San Juan y esta nos lleva a la entrañable calle de Pintores. Aquí podemos comer como un rey y pagar como un súbdito. Nos sentamos en una terraza de la Plaza Mayor, y mientras tomamos el café de la sobremesa, te cuento lo que nos espera en la montaña.

    La ermita de la patrona de Cáceres se encuentra en la cima de una montaña cercana que se asienta en la cercana Sierra de la Mosca. Nos separan dos kilómetros cuesta arriba y con alguna pendiente, pero tranquilos, a ritmo pausado, más que una caminata, es un paseo. Desde allí puede contemplarse la vieja ciudad de Cáceres y hacer unas fotografías preciosas. 
    No es que la Virgen de la Montaña se apareciera a unos pastorcillos como suele suceder. Hasta en esto son distintos al resto de españa. Fue un devoto anacoreta el que dotó a este lugar de sacralidad asentándose en el y levantando una sencilla capilla para la talla mariana que custodiaba. Desde el siglo XVI hasta los tiempos presentes ha crecido el fervor por su nombre y lo que representa y no tiene visos de menguar. Los cacereños no van a la montaña solo por devoción a la Virgen, van también a caminar como deporte, a comer en el restaurante que en el lugar se encuentra, a tomarse un café o a dar un paseo simplemente, y por el camino, ya lo veréis, nos encontraremos con yentes y vinientes de todas las edades y clases sociales.

    SU HISTORIA:  
 
     LA VIRGEN DE LA MONTAÑA. La imagen de la Virgen de la Montaña puede situarse entre los años 1620 a 1626. De estilo sevillano y de autor desconocido. Su altura total es de 58 centímetros. Está hecha de madera de nogal, de cuerpo entero y situada de pie sobre peñas terminadas en prismas. 
    Fue declarada Patrona Principal de la Ciudad de Cáceres, el 2 de marzo de 1906 y coronada canónicamente el 12 de octubre de 1924. 
    Su primera bajada a la ciudad desde su ermita fue el 3 de mayo de 1641 y lo hizo en rogativa por una sequía que asolaba los campos. 
    Francisco de Paniagua, un ermitaño nacido en Casas de Millán, recorría la comarca con una imagen pequeñita de la Virgen, implorando limosna, para construirle una Capilla. Entre los años 1621 y 1626, aprovechando los peñascos que había, comenzó a construir su cabaña, colocando a la Virgen en un saliente de la roca y construyendo así la primera Capilla. Un amigo suyo, D. Sancho de Figueroa, que era Cura de Santa María, pudo decir la primera Misa, el día de la fiesta de Ntra. Sra. de la Anunciación, el 25 de marzo de 1626. 

    LA COFRADÍA. Las primeras Ordenanzas de la Cofradía fueron redactadas por su fundador, D. Sancho de Figueroa, Cura de Santa María y aprobadas el día 24 de agosto de 1635 por el Obispo de Coria, Frey Roco de Campofrío. 
    Han sufrido cuantiosas modificaciones siendo la última el 11 de noviembre de 1988. 
    Hasta el momento actual ha tenido 86 Mayordomos.
     
     FIESTAS DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA. Las primeras ordenanzas (1635) dicen que la Fiesta de la Virgen fuera el 25 de marzo, día de la Encarnación.
     En 1784, la Sagrada Congregación de Ritos, ordenó que la Fiesta se celebrase el primer Domingo de Pascua de Resurrección.
     En 1832, el Arzobispo-Obispo de Coria, traslada la fiesta al cuarto domingo de mayo.
     En 1860, se acuerda por la cofradía celebrar la fiesta el 8 de septiembre, pero no llegó a arraigar esta fecha.
     En 1906, al ser declarada Patrona de Cáceres, se traslada su Fiesta al segundo domingo de Pascua de Resurrección.
     En 1975, la Junta Directiva traslada la Fiesta al primer domingo de mayo. 

    HISTORIA DE LA CORONA. Fue el regalo conmemorativo del pueblo de Cáceres a su Patrona en su Coronación Canónica (1924). Su artífice, el orfebre D. Félix Granda de Madrid, y costó 150.000 pesetas. 
    En la descripción de la Corona y su simbología señala que en su centro tiene cruces de rubíes (sangre), una azucena (pureza) y diamantes (fe, dulzura, fortaleza, templanza y pureza). Sobre la azucena, una paloma (Espíritu Santo) en el centro del nimbo, del que irradian siete ráfagas de luz y fuego, siete llamas matizadas de rubíes, que representan la plenitud de los dones del Espíritu Santo.
    La Corona, en su aureola, lleva grabados los nombres de las personas y fechas relacionadas con la Coronación. También hay citas bíblicas tomadas del Cantar de los Cantares.

     LOS MANTOS DE LA VIRGEN. Los más antiguos datan de 1902 y fueron donados por Dª Petra Fernández Trejo. Pero sin duda los dos mantos más importantes son el regalado por la Reina Dª Isabel II, que lució la Virgen en su ceremonia de Coronación Canónica y el adquirido, por suscripción popular, como regalo conmemorativo de las Bodas de Plata de la Coronación. 
    Como curiosidad, se conserva el manto que vestía la Virgen el 23 de julio de 1937, cuando la ciudad fue bombardeada. 

    TEMPLETE DEL SANTUARIO.-Según consta en los archivos, este pequeño “monumento” fue levantado en 1703 por artesanos de la ciudad, según las directrices de la Cofradía, y siguiendo el estilo arquitectónico de la Ermita, siendo entonces Mayordomo Don Francisco del Hierro. 
    Posteriormente, en el año 1783, fue reconstruido, por un importe de 2.375 reales de vellón, para ser demolido en 1968, seguramente para conseguir un mayor ensanche de la explanada que da entrada a la Ermita. 
    Este Templete sirvió de modelo para algunos construidos en Hispanoamérica.

    ¿Te ha gustado el paseo, verdad? Pues volveremos en más ocasiones. Quien visita esta tierra, repite.

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