viernes, 6 de diciembre de 2013

Mesa camilla

Hoy es un gran día para los españoles: celebramos el 35 aniversario de nuestra Constitución. Como cada año mi homenaje particular ha sido leerla desde el principio hasta el final. Es verdad que habría que reformar algunos puntos que atañan a la Corona, al Congreso, al Senado, a otras instituciones y hasta es posible que a la Ley Electoral. No es justo que por ser gobernantes estén exentos de cumplir con las leyes que rigen para los ciudadanos y gocen de privilegios que les permiten hacer y deshacer sin contar con el pueblo. Pero me parece más urgente articular medidas eficaces que les obliguen a dejar de traicionarla.
     Hoy más que nunca nuestra Constitución está triste. Los derechos que otorga a los españoles están siendo pisoteados con tal saña que algunos ya no se pueden ejercer. Solo le queda una esperanza: que los españoles nos olvidemos de las ideas, de los partidos, de sus discursos, repasemos sus artículos y conscientes de lo que nos jugamos todos a una sepamos decirles ¡basta! Donde y como hay que decirlo. Defender nuestra Constitución no es otra cosa que defender nuestro bienestar, nuestra cultura, nuestra libertad, en definitiva, nuestros derechos como seres humanos, y esto es una obligación que tenemos todos los españoles.
     Para poder hacerlo, es imprescindible conocerla, y mucho me temo que la mayoría de ciudadanos no la han leído todavía.  Lo ideal sería que los niños la aprendieran en la escuela, pero esto es soñar despierto, a los políticos no le interesa. Por esto me parece necesario que los padres se la lean a sus hijos, que se hable de ella en casa, en las reuniones de amigos, en los centros de trabajo. Es hora de tomarnos en serio este asunto y reaccionar civilizadamente ante los atropellos que constantemente recibe si no queremos volver al pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario