domingo, 29 de septiembre de 2013

Mesa camilla

 Para los afiliados a la ONCE normales, es decir, para los afiliados ciegos o con graves problemas de visión, en edad de estudiar, de trabajar y pensionistas que con su esfuerzo contribuyeron a la creación de una institución única en su género, no para las personas que en las últimas décadas son afiliadas con un alto grado de visión o en edad avanzada para asegurarse el voto que permita a sus dirigentes seguir ganando elecciones tras elecciones con sospechosas mayorías, el siguiente artículo no sorprende, lo que se denuncia es solo un botón del vasto muestrario de despropósitos que sus dirigentes llevan años cometiendo para destruirla, pero entristece, cuesta aceptar que lo que debería ser un ejemplo a seguir por todos los países, acabe siendo un valioso recuerdo en el nuestro. Pero volviendo al artículo en cuestión, ¿en qué se ha basado el jurado para conceder tan importante premio a la ONCE? Seguramente en esas pomposas campañas de publicidad que sus dirigentes se montan en prensa, radio y televisión con el dinero que restan a los afiliados estudiantes, trabajadores, tanto fuera como dentro de la institución, y otros servicios para los que fue creada, sin otra finalidad que la de disfrazar de bueno lo que hacen mal para dar una imagen en la que creen todos menos sus afiliados normales, que los otros, evidentemente, reciben su premio por aplaudir sus atropellos y caiga quien caiga. Y para terminar el comentario, antes de pasar al artículo para que cada cual saque sus conclusiones, solo añadir algo muy significativo: ante este importante premio, los afiliados, ni han dado las gracias al jurado, ni han felicitado a la ONCE, mejor dicho, a sus dirigentes, que la ONCE, como institución, contó siempre, cuenta y seguirá contando cuando por fin solo quede de ella el nombre con su cariño, su respeto y su gratitud.  

    http://www.elconfidencial.com/espana/2013-09-08/la-once-celebra-su-principe-de-asturias-apercibiendo-a-los-vendedores-que-no-cumplan-objetivos_25742/

    La ONCE 'celebra' su Príncipe de Asturias apercibiendo a los vendedores que no cumplan objetivos

    El mismo día que el jurado del premio Príncipe de Asturias de la Concordia concedía el galardón a la ONCE, la dirección de la institución en Asturias notificaba a una buena parte de sus vendedores de cupón que, en el caso de no cubrir los mínimos de venta, se les abriría un expediente que podría derivar en despido. No es la única comunidad autónoma donde se ha producido esta advertencia oficial, que en el caso asturiano supera el 10% de la plantilla. Ya en Extremadura, La Rioja y Andalucía (donde el apercibimiento rebasa con creces este porcentaje) se han producido hechos similares en una operación escalonada, que tendrá continuidad a escala nacional y que ha recibido una fuerte contestación de sus trabajadores.
    Si bien el galardón concedido a la ONCE destacaba el compromiso de la institución con el empleo estable y con la dignificación de los discapacitados visuales y otros colectivos con minusvalía, los trabajadores de esta institución denuncian esta política de exigencia de mínimos, según ellos, difícilmente alcanzables, y ponen de relieve lo que a su juicio es una contradicción flagrante: el hecho de que se trate de una organización que actúa como si fuera una empresa privada al uso, sin tener en cuenta compromisos sociales y la consideración que la propia sociedad española tiene de la ONCE.
    Ventas de 5.000 euros al mes
    Los vendedores de cupón tienen que cumplir unos mínimos de facturación que se sitúan en torno a los 5.000 euros mensuales, pero los discrepantes con esta fórmula ponen de relieve que la exigencia de objetivos no diferencia aquellos puestos de venta que tienen más fácilmente acceso al público de los que están situados en lugares más recónditos. Aún más: señalan que en los primeros se destina a aquellos trabajadores más proclives a los postulados de la empresa. Los puestos de venta son inamovibles y los propietarios de los mismos no pueden cambiar a su libre albedrío, sino con el permiso de la ONCE.
    Los críticos añaden que la ONCE no tiene en cuenta la actual crisis económica y la rebaja de ventas vinculada a la menor disponibilidad de dinero por parte de los potenciales clientes, lo que, a su entender, debería otorgar más flexibilidad a los vendedores. A este respecto también consideran una muestra de escasa sensibilidad el hecho de que en plena recesión se amenace con medidas punitivas a colectivos que, por sí solos, ya cuentan con un déficit social importante y grandes obstáculos en materia laboral.
    Es curioso, además, que el colectivo de vendedores, el más expuesto a la parte más sacrificada del trabajo, tenga un porcentaje de ciegos y de otros discapacitados mucho mayor que el que desempeña labores más burocráticas o de cargos intermedios de la institución, según asegura a El Confidencial uno de los integrantes de este sector crítico de trabajadores.

    Empresa con beneficios

    Pero, además, los disidentes con el actual sistema denuncian que la propia ONCE hace competencia desleal a sus vendedores y recuerdan que la institución ha otorgado a una unión temporal de empresa, formada por Gtech y Logista, la distribución de una buena parte de los cupones de la ONCE y de otros juegos organizados por la institución. Se da la circunstancia de que algunos de los afectados por el apercibimiento tienen su puesto de venta a muy escasa distancia de las tiendas en las que se distribuyen los cupones de dicha empresa.
    También critican el hecho de que cuando se plantea a la dirección de la ONCE que debería tener una mayor sensibilidad social con sus afiliados, algunos de los cuadros intermedios les responden que "hace tiempo que esto no es una ONG", sino una empresa que debe actuar como tal y tener beneficios. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario