miércoles, 31 de marzo de 2021

CARTA A...

10-III-2021

 

A  Lou Ottens (inventor del casete):

 

Seguramente somos muchos los que todavía guardamos una colección de casetes, pero no todos sabíamos que fue usted el padre del invento. Yo misma me he enterado hoy, cuando en un periódico extranjero he visto la noticia de su muerte, los medios españoles, que yo sepa, no han dicho mucho. Leyendo su biografía entiendo el desconocimiento: se dedicó usted a trabajar y lo de la fama le dio igual. Pero como no me parece justo que haya tenido que morir para que sepamos quién fue y cuánto hizo por toda una generación, he decidido, en parte para rectificar mi error, en parte para justificar a todos, dedicarle mis líneas de este mes para tres cosas.

 

Primera: Pedirle perdón por tantos años de olvido en mi nombre y en nombre de todos. No habla bien de la condición humana el ignorar el nombre de quien nos cambió la vida para bien. Los méritos a quien los merece hay que reconocérselos cuando viven, no cuando mueren, como es el caso. ¿Por qué seremos así de ingratos?

 

Segunda: Darle las gracias por aquellas fantásticas cintas que nos sirvieron para acceder a la música en casa, en el coche y hasta en la calle. ¿Quién no disfrutó avanzando y retrocediendo para oír mil veces la canción favorita? También nos fueron muy útiles para estudiar. ¿Quién no se pasó horas y horas dando la vuelta a un casete para memorizar los temas de una oposición o practicar la pronunciación de palabras de otro idioma? Y lo más entrañable: para inmortalizar recuerdos. ¿Quién no grabó las primeras palabras de su hijo, felicitaciones de cumpleaños para los amigos o mensajes que no debían ser olvidados? ¡Cuántos recuerdos!

 

Y tercera: Hacer una posdata para que cuando los niños de hoy se encuentren mañana un casete en un cajón olvidado sepan qué es y quién lo inventó. ¡Qué menos!

 

DESCANSE EN PAZ.

 

María Jesús.

 

Posdata:

 

Su nombre no trascendió como el de otros inventores, pero su creación marcó a una generación entera. Lou Ottens, el ingeniero holandés que inventó el cassette, murió a los 94 años.

 

En una época en la que la música se escuchaba en los discos 78 RPM, o en los más modernos de vinilo, el cassette fue una revolución.

 

Su tamaño, la facilidad para transportarlo y copiar su contenido lo volvieron increíblemente popular en poco tiempo.

 

Entre otras cosas, permitió escuchar música en el auto y luego de manera portátil, a través del walkman, que tardaría diez años más en desarrollarse.

 

Ottens fue el jefe de los ingenieros de la compañía holandesa Hasselt, propiedad de Philips, que desarrolló esta tecnología a principios de la década de 1960.

 

El prototipo terminó de elaborarse en 1963 y poco después empezó a fabricarse en Alemania. La comercialización en Europa comenzó en 1965 y cuatro años después llegó a Estados Unidos. Desde principios de la década de 1970, los cassettes pasaron a dominar el mercado mundial de la música.

 

El cassette está compuesto por dos bobinas miniatura, entre las que se enrolla la cinta en la que está grabada la música. Las bobinas y la cinta se encuentran dentro de una carcasa protectora de plástico de 10 centímetros de largo, 6,3 de alto y 1,3 de ancho. El nombre proviene de esa carcasa, ya que cassette puede traducirse como “cajita” en francés.

 

El cassette puede tener dos pares de pistas de audio estéreo o dos pistas monofónicas. Una se reproduce cuando la cinta se mueve en una dirección y la otra cuando se mueve en la contraria. Por eso, para escuchar la segunda pista es necesario sacar el dispositivo y reproducirlo del lado opuesto.

 

Ottens empezó a trabajar en Philips en 1952. Ocho años más tarde, se convirtió en jefe del recién estrenado departamento de desarrollo de productos de la empresa. Lo obsesionaba crear un mecanismo compacto y fácil de utilizar, ya que las viejas cintas de audio eran grandes e incómodas.

 

Él quería desarrollar algo que entrara en el bolsillo de su saco, y lo logró. En 1963, cuando presentó el prototipo en una feria, el eslogan era “más chico que un paquete de cigarrillos”.

 

El sistema fue copiado por empresas japonesas, que empezaban a ser líderes en sonido. Pero Ottens llegó a un acuerdo con Sony para utilizar el mecanismo patentado por Philips e introducir un modelo de cassette estándar, que es el que se popularizó en todo el mundo. Se estima que se vendieron más de 100.000 millones en todo el planeta.

 

Ottens se retiró en 1986. Cuando le preguntaron si sentía orgullo por lo que había inventado, lo negó: “No tengo el dial del orgullo”, dijo. Ena entrevista en la que recordó su carrera, afirmó que la espina que nunca logró sacarse es que fuera Sony y no Philips la firma que inventó el walkman. “Eso todavía me duele”, confesó.

 

Ottens participó también de la creación del invento que sepultó al cassette: el disco compacto (CD, compact disc). En ese caso, se trató de un desarrollo conjunto entre Sony y Philips, presentado en 1982. El CD superó ampliamente al cassette en ventas y llegó a las 200.000 millones alrededor del mundo. Pero, como suele ocurrir con la tecnología, también sería superado, primero por los reproductores de MP3, y luego por el streaming de música.

 

 

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