Periódico publicado en su blog cada fin de mes por María Jesús Sánchez Oliva “Premio Tiflos 1996 y 2013”. Secciones: Portada. La Vitrina (libros). Mesa camilla (opinión). Cajón de Sastre El Álbum de la Lengua La Butaca (noticias positivas). Carta a… Cosas de Garipil (espacio de María Jesús). Y ya que has venido, entra en mi mercadillo. http://palabrascatetas.blogspot.com/
jueves, 30 de enero de 2025
PORTADA
Queridos lectores: Acaba de salir el número 125 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.
AVISO PARA QUIENES YA SON COLABORADORES Y PARA QUIENES QUIERAN SERLO
Creo conveniente dejar de publicar a partir de esta fecha (30-I-2025) noticias sujetas a la “Ley del Loro”, es decir: que se repiten hasta el aburrimiento en todas las cadenas de radio, televisión y redes sociales, ya que la finalidad era la de publicar noticias recogidas a pie de calle, protagonizadas por personas anónimas, no famosas. En su lugar, aunque tendrán preferencia las ya mencionadas, os invito a participar con anécdotas, reflexiones, curiosidades, experiencias… respetando, en ambos casos, las dos sabidas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y ejemplares. Y segunda: que sean enviadas a mjsanchezoliva@gmail.com poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Espero seguir contando con vosotros y quedáis invitados a agregaros como seguidores.
LO MÁS DESTACADO DE ENERO
LA VITRINA: El autor del libro sugerido este mes es David Uclés y ningún buen lector debe ignorarlo.
MESA CAMILLA: Hombres peligrosos (última publicación de enero en Salamanca RTV Al Día).
CAJÓN DE SASTRE: Crónica de una promesa incumplida.
EL ÁLBUM DE LA Lengua: Una aspiral, mejor que un espiral.
LA BUTACA: Sea anécdota, sea leyenda, es genial.
CARTA a… sus majestades los Reyes Magos de Oriente.
COSAS DE GARIPIL: Los árboles llorones (capítulo XXXIV de Bella Luna).
Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.
Volveremos a encontrarnos en el próximo número.
María Jesús Sánchez Oliva.
Seguidores de Honor:
Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.
Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.
Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.
Queridos lectores: Acaba de salir el número 125 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.
AVISO PARA QUIENES YA SON COLABORADORES Y PARA QUIENES QUIERAN SERLO
Creo conveniente dejar de publicar a partir de esta fecha (30-I-2025) noticias sujetas a la “Ley del Loro”, es decir: que se repiten hasta el aburrimiento en todas las cadenas de radio, televisión y redes sociales, ya que la finalidad era la de publicar noticias recogidas a pie de calle, protagonizadas por personas anónimas, no famosas. En su lugar, aunque tendrán preferencia las ya mencionadas, os invito a participar con anécdotas, reflexiones, curiosidades, experiencias… respetando, en ambos casos, las dos sabidas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y ejemplares. Y segunda: que sean enviadas a mjsanchezoliva@gmail.com poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Espero seguir contando con vosotros y quedáis invitados a agregaros como seguidores.
LO MÁS DESTACADO DE ENERO
LA VITRINA:
MESA CAMILLA:
CAJÓN DE SASTRE:
EL ÁLBUM DE LA Lengua:
LA BUTACA:
CARTA a…
COSAS DE GARIPIL:
Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.
Volveremos a encontrarnos en el próximo número.
María Jesús Sánchez Oliva.
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Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.
Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.
Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.
LA VITRINA
Queridos lectores: En este número soy yo el elegido para invitaros a leerme. Por si decidís aceptar mi invitación, me presento y os adelanto mi contenido.
Mi título: La península de las casas vacías
Mi Autor: David Uclés
Esto me han dicho que diga de mí:
UNA NOVELA TOTAL SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN CLAVE DE REALISMO MÁGICO.
He aquí la historia de la descomposición total de una familia, de la deshumanización
de un pueblo, de la desintegración de un territorio y de una península de casas vacías. La historia de un soldado que se raja la piel para dejar salir
la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus alumnos a hacerse los muertos; de un
general que duerme junto a la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro
todos los árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra que
conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá la última franja de
una bandera abandonada en Badajoz. He aquí pues la historia total de la Guerra Civil española y de una Iberia agonizante donde lo fantástico apuntala la
crudeza de lo real; donde los anónimos miembros de un extenso clan de olivareros de Jándula cruzan sus destinos con los de Alberti, Lorca y Unamuno; Rodoreda,
Zambrano y Kent; Hemingway, Orwell y Bernanos; Picasso y Mallo; Azaña y Foxá; donde lo épico y lo costumbrista se entrelazan para tejer un portentoso tapiz,
poético y grotesco, bello y delirante. «Con una prosa imprevista, tan original como desacomplejada, David Uclés es un auténtico soplo de aire fresco en
las letras españolas».
Si abres mis hojas, abriré tus ojos.
Firmado: La península de las casas vacías
MESA CAMILLA
Hombres peligrosos
“El mundo està dirigido por un millón de hombres malos, diez millones de estúpidos y cien millones de cobardes”, leí una vez en alguna parte, y la vuelta de Donald Trump al poder me hacen reflexionar hoy sobre esto.
Los malos existen
Las mayores desgracias que la humanidad ha tenido que sufrir ocurrieron siempre estando el mundo dirigido por hombres llenos de traumas, complejos de inferioridad, miedos, y otros desequilibrios físicos, morales y mentales. En la memoria reciente de todos tenemos a Hitler y a Franco, dos tarados que creyéndose elegidos por Dios para arreglar el mundo, decidieron arreglarlo quitándose del medio a todos los que no les sirvieran para conseguirlo. Y desgraciadamente seguimos rodeados de personajes como estos. El Maduro de Venezuela que ya no hay ni sol ni lluvia que lo madure; el Putin de Rusia y todos los que como él siguen llenándose de gloria a base de guerras; el Milei de la motosierra capad de salvar a los argentinos de todas las miserias, y para colmo de males, ya está Trump en la Casa Blanca haciendo lo que mejor sabe hacer: locuras.
Los estúpidos también
A nadie se le escapa que si empresarios como los dueños de Amazon y de Google no le hubieran ayudado a cambio de beneficios económicos para seguir amasando fortunas sin esfuerzo, y de cargos sin escrúpulos que se han arrimado al sol que más calienta para seguir escalando puestos, en lugar de estar firmando decretos leyes que deberían llamarse delitos, estaría en alguna cárcel cumpliendo penas que ya no tendrá que cumplir. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI se permita que un personaje que se jacta de odiar a los seres humanos pueda dirigir el mundo? Estoy segura de que si a quienes aspiran a gobernantes se les exigieran los certificados de capacitación que se les exigen a a los matrimonios para adoptar un niño, a los profesionales para ejercer su profesión o a cualquier empresario pequeño para realizar su trabajo, más que a presentarse a unas elecciones, los mandarían, en algunos casos, al psiquiatra directamente, y en el resto de los casos, al psicólogo para que el triunfo no los cambie.
Cobardes, no tantos
Son muchos millones de hombres y mujeres los que han muerto por defender los derechos que todos tenemos por el simple hecho de ser personas, pero mientras no cambien las leyes y los delitos sean delitos para todos, no es fácil luchar contra estos desalmados, porque no hay nada más peligroso que un hombre loco, resentido, malo, y con poder sobre los demás.
María Jesús.
27-I-2025
CAJÓN DE SASTRE
Crónica de una promesa incumplida
Hace cuarenta años que fue suprimido el tren correo y el llamado Ruta de la Plata que comunicaban las provincias de Cáceres, Badajoz y Salamanca con Andalucía. La decisión política causó muchos trastornos y tanto me impactó que escribí un artículo que resultó ser mi primer trabajo premiado en un concurso periodístico. La protesta sirvió para esto, no para volver a disponer de trenes, lo que sigue siendo un problema. Más de veinte plataformas de Extremadura y Castilla y León, se han manifestado estos días en Hervás (Cáceres) para exigir a los políticos los modernos trenes que llegarían en breve a sustituirlos y después de cuatro décadas siguen siendo una promesa sin visos de cumplirse. No sé si esto servirá para algo, no se si no servirá para nada, pero me sumo a la protesta copiando el mencionado trabajo para que al menos se enteren de que los ciudadanos no tenemos tan mala memoria como ellos piensan.
CARTA A UN TREN
Querido Tren: De entre la niebla de una larga espera emerge la ilusión de que hasta ti va A llegar esta torpe misiva. He pensado que podría localizar tu cadáver entre las reliquias de un museo pero se alzó la voz de quien fue testigo de mil reacciones humanas: “No lo intentes. El brillo del valor se apaga a menudo entre las sombras de la sencillez”. ¡Necia idea que fue capaz de hacerme soñar con que alguien pudiera tener un pensamiento tan justo! Pero me resisto a creer que no quede de ti más que un amasijo de hierros fundidos. Estoy segura de que si los hombres te han negado los merecidos muros de un museo, las hadas te habrán premiado con la tibia paz de un cielo: tú eras un tren con alma, y las almas, cuando han servido, no pueden morir. Sé que encontraré una paloma que remontando el horizonte de la nada pueda entregarte este manojo de pensamientos que son, simplemente, un ruego.
¿Te acuerdas de nosotros, viejo tren? Tus amigos no te olvidamos. Desde que tú te fuiste no hemos visto más trenes.
Amaneció un nevado día de San Silvestre, pero corrí a un quiosco para comprar la prensa como cada mañana. hojeando las páginas de un periódico local me topé con una noticia que prendió mi atención. “El tren correo… procedente de… con destino a… que durante equis años ha pasado por… hará hoy su último recorrido. Desde mañana entrará en servicio una extensa red de autocares. Por carretera quedarán comunicados los mismos destinos pero con mejor confort y más rapidez. En el breve espacio de equis años va a ser rehabilitada la red de ferrocarril y de nuevo un tren más actual, realizará el mismo trayecto”. Las letras menudas parecían esconderse con timidez en el envés de la vistosa imagen de un tren pintado. Era un gran tren y muy lujoso. Con un par de alas abiertas alardeaba de la enorme velocidad que era capaz de alcanzar. Muy atrás dejaba otro tren tan entrado en años como tú. Con las ventanillas de par en par exhibía sus salas de lectura, de televisión, de té… y otras lindezas como jóvenes azafatas que con una sonrisa y claveles daban la bienvenida a los pasajeros. ¿Quién habría sido capaz de protestar ante tan magnífica promesa? La noticia venía enmarcada por enormes anuncios de cotillones tentadores de fin de año pero cerré el periódico ajena a tales ofertas porque un sentimiento de gratitud me había comprometido a pasar la noche contigo.
El manto negro que desplegó la noche no venció la luz de los racimos de bombillas de colores que vestían de fiesta la ciudad. Caminé entre un río de gente pero ¡qué decepción!, todos corrían bulliciosos y con dirección opuesta a la mía. Entré en la estación y por primera vez toda la estancia fue mía.
—¡Querido tren! ¿Nadie viene a decirte adiós?
Tu silbido, desde lejos, se lamentó.
—Cada noche de San Silvestre he albergado en esa sala de espera a seres sin hogar y silbé contento para que en sus solitarios corazones bailara la danza de la esperanza; hoy, para morir, me dejan solo.
Se abrió una ventanilla y con unas monedas en la mano solicité un billete como quien cumple con un ritual.
—¡Querido tren! ¿Cómo sigues siendo tan barato?
Tu silbido, aproximándose, me explicó:
—Vine para servir a todos y me fue preciso ser asequible a todos los bolsillos. Hoy me ordenan marcharme porque piensan que todos son ricos.
Esperé en el andén. El reloj de la estación marcaba la misma hora que la que estaba impresa en mi billete pero te demorabas.
—¡Querido tren! ¿Tampoco hoy vas a ser puntual?
Tu silbido, entrando en la estación, comentó:
—Se han empeñado en ponerme topes al tiempo con ese alocado invento que llaman reloj. Olvidan que nací para ser leal y cortés. Esto lleva más tiempo de lo que ellos establecen. He burlado normas para no poner vidas en peligro y visitar todas las estaciones. Hoy, desprestigiado, me retiran en el desván.
¡Ay!, querido tren. Con crónica pereza y reciente tristeza al fin llegaste a la cita. Tus puertas fueron brazos extendidos pero sólo yo me dejé abrazar. De tu paisaje se esfumaron los más entrañables matices. Ni maletas a empujones, ni cestas con frutas, ni bolsas con la merienda, ni besos en el andén, ni adioses desde las ventanillas, ni saludos en los departamentos ni un “¿adónde va?” o “¿de dónde viene?” Sólo una voz opaca que anunció: “El tren correo… procedente de… con destino a… que está situado en el andén tal… vía cual… efectuará su salida dentro de cinco minutos“.
Sitiada por un círculo de silencio y sorprendida del pueril motivo que me ponía en viaje pensé apearme, pero tu silbido, mezclado con el chirriar de unas lágrimas, me pidió:
—¡Ven! Tengo que descargar recuerdos de mis vagones para subir ligero la última cuesta.
Sonó la campanilla y se estremeció la hilera de vagones. Bajo mis pies crujieron tus huesos. Mecida por el traqueteo oí la cantinela cansada de tu locomotora:
—Cambié el ritmo del mundo. En los mercados se vendieron burros y carros. Fue un éxito el traslado a lomos de mis vagones. Fui paraguas para la lluvia, sombrero para el sol, manta para el frío. Para quienes venían conmigo, regalaba las bellezas del paisaje, y para quienes me veían pasar, compañía con mi traquetear. Sin agobios llevé mis alforjas repletas de cestos de gallinas, sacos de trigo, pellejos de aceite, telas, lanas y cartas con noticias de todos los colores. Reí con unos estudiantes y lloré con otros, sala de fiestas fui para brindar por algún fin de carrera, mercado fui para comprar y vender ganado; el trato se firmaba con un apretón de manos y conmigo de notario. Latí a golpe de amor enlazando dos pensamientos y de desamor desuniendo dos sentimientos, sentí el alivio de quien regresaba del hospital curado y la agonía de quien tenía prisa por morir en casa, recité rosarios con curas viejos y jugué con niños traviesos, en amenas tertulias hice compartir el pan y el vino del viaje, dormí con una pareja de guardias mientras un pícaro sin pasaje se ocultaba del revisor entre los pliegues de mis vagones, de anécdotas soy un archivo: de cuarteles, de fiestas, de fábricas… pero no tengo tiempo para relatarlas. Mi gran pena fue la de aquella época de guerra y, a pesar de que han pasado muchos años, moriré sin entender nada de lo que vi. Sólo sé que cargué con sangre, miseria, miedo, hambre… Me contaron que se mataban por ideas opuestas y no acabó la tragedia hasta que no traje a unos cantando y llevé a otros llorando pero me chocó que todos viajaban destrozados. Ni un día falté a mi trabajo aunque todos mis hierros temblaban de pánico y me sangraban las heridas que me propinaban las balas de unos y las de otros. Y mi gran alegría fue la de una joven que con mi ayuda dio el primer paso a lo que fue una hermosa revolución. Nadie sabe qué fatigas pasamos hasta aquel día que me dijo: “Mañana no me esperes que mi ilusión ya es realidad”. Pero ¿qué me hace decir la embriaguez de emociones? ¡Silencio! Esta cadena de vida ha de ser cerrada con el eslabón de la discreción. ¡Adiós!
Tus ruedas desgastadas siguieron la voz. “El tren procedente de…” Sin oír la frase, con la emoción por equipaje, me apeé.
—¿No te anima dar paso al progreso como el invierno se lo da al verano?
Te vi entrar en el túnel del tiempo cargado de sentimientos mientras silbabas como un eco: “¡Ay!, si viniera un tren como viene el verano…
Nació el año nuevo pero sin autocares. Pasaron muchos San Silvestres pero sin traernos el tren. Ya no hay mercados para comprar un burro y un carro. ¿Cómo regresaré? Instalada en el andén del tiempo confío en que oigas mi mensaje.
—Vuelve, querido tren, para comunicarnos que, más útil eres tú con tus achaques, que un magnífico tren estampado en las páginas de un periódico local.
María Jesús Sánchez Oliva.
Fecha en la que recibió el premio: prem8-VIII-1988
20-I-2025
EL ÁLBUM DE LA LENGUA
una espiral mejor que un espiral
El sustantivo espiral es femenino (la espiral), y no se recomienda su uso como masculino (el espiral).
Uso no recomendado
• El hijo vivía en un espiral delictivo y de consumo del que nunca pudo salir.
• La trama nos lleva a descubrir el profundo espiral en el que nos puede llegar a hundir el abuso de las redes sociales.
• Captan una extraña imagen de un espiral en medio del cielo.
Uso recomendado
• El hijo vivía en una espiral delictiva y de consumo de la que nunca pudo salir.
• La trama nos lleva a descubrir la profunda espiral en la que nos puede llegar a hundir el abuso de las redes sociales.
• Captan una extraña imagen de una espiral en medio del cielo.
En el diccionario académico, espiral está recogido como sustantivo con diversos significados, y en todos ellos es un término femenino. No obstante, en algunos países se registra a veces en masculino, por ejemplo para referirse a ciertos objetos con forma de espiral que sirven como repelente de insectos («Encendió un espiral para alejar a los mosquitos»). Tal como señala el
Diccionario panhispánico de dudas, esta voz en el uso culto se utiliza mayoritariamente como femenina, y esa es la opción recomendada, sea cual sea el sentido con el que se emplee.
Recomendación de la Fundéu.
LA BUTACA
Anécdota o leyenda
No sé si esto es una anécdota verídica o es una leyenda simplemente. Entiendo que lo segundo. Pero es algo tan maravilloso que me apetece contarlo y cada cual que lo califique de lo que quiera.
Un día un campesino que caminaba por una zona pantanosa se encontró con un joven que estaba hundido hasta la cintura en un pantano muy asustado, llorando y tratando de liberarse. El granjero, con algo de esfuerzo y riesgo de su propia vida, salvó al chico de una muerte lenta y brutal. Al día siguiente un elegante coche se aparcó en la finca del campesino y un noble muy bien vestido se acercó al granjero y le dijo:
—Soy el padre del niño que usted salvó ayer. Me gustaría recompensarle, pues salvaste la vida de mi hijo.
—No puedo aceptar dinero por lo que he hecho, —respondió el granjero escocés—, lo habría hecho por cualquiera en esa misma situación.
En ese momento el hijo del escocés apareció en la puerta de la choza.
—¿Es tu hijo? —preguntó el noble.
—así es, —respondió el campesino.
—Déjame darle a tu hijo la misma educación que le daré al mío. Si el hijo es como su padre, estoy seguro que será una persona de la que ambos estaremos orgullosos.
El escocés pensando que jamás él podría darle una buena preparación a su hijo y con gran tristeza por tener que separarse de él asintió.
El hijo del granjero estudió en las mejores universidades de Inglaterra y se graduó de medicina en el hospital Sainte Marie en Londres con honores. Impulsado por un gran deseo, continuó hasta que fue reconocido por todo el mundo.
Aquel niño de ese humilde granjero desconocido se llamaba Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina. Pero como a veces la vida nos presenta esos milagros inesperados, sucedió que el hijo de aquel noble, rescatado del pantano por el humilde escocés, enfermó de neumonía. ¿Y quién le salvó la vida esta vez? la aplicación de la penicilina. ¿Y cómo se llamaba el noble? Sir Randolph Churchill y el padre Sir Winston Churchill.
Alguien dijo una vez: todo lo que se va vuelve; ¡y vaya si tenía razón!
No sé si será una anécdota ocurrida de verdad, o si será una leyenda de esas que surgen alrededor de las personas importantes, pero creo que con que alguien la lea y la reflexione mi propósito está cumplido.
Desde Alcorcón (Madrid) envió para 30 días Rosario.
CARTA A...
A sus majestades los Reyes Magos
Queridos Reyes Magos: No es que este año os haya escrito con retraso. Hilvané estas líneas la víspera del 6 de enero como desde que era niña y para pediros lo que año tras año os pido desde que dejé de serlo: que los gobernantes acaben las guerras de una pu… ñetera vez que vergonzosamente ya ni se toman la molestia de dejar de jugar a matar inocentes durante el paréntesis navideño, que los dictadores que matan de mil formas a sus pueblos se queden sin ciudadanos que se vendan por un plato de lentejas, que los demócratas se dediquen a servir a los ciudadanos en lugar de dedicarse a servirse de ellos, y que todos seamos capaces de valorarlos por sus obras, no por sus encendidos discursos, ni por sus promesas, ni por sus consejos, que es hora de que prediquen con el ejemplo y todos, no solamente ellos y sus compinches, tenemos derecho a vivir en paz y con pan. Pero por esas cosas raras que pasan en este país mi carta no ha podido llegar a tiempo. Os cuento para que me perdonéis: los trabajadores españoles, salvo los autónomos, que estos solo entran en las leyes de pagar impuestos y en las de exigirles papeles, tenemos un mes de vacaciones al año, quince días que pueden disfrutarse en verano y quince días que pueden disfrutarse en invierno. A estos hay que sumarles los días de libre disposición y los puentes que cambiando las fiestas de fecha se convierten en acueductos. Así y todo llegan las navidades y los organismos y centros públicos se quedan sin empleados, la mayoría están de vacaciones, algunos hasta después de despediros. El servicio de correos no es una excepción. Y como los carteros que han aceptado hacer horas extraordinarias, bien pagadas, por cierto, ni han sido muchos, porque como en tantos otros servicios los empleados nuevos, los más jóvenes, los que son expertos antes que profesionales, necesitan más tiempo para descansar, para divertirse y para disfrutar, que para dar servicio y ganar un dinero trabajando ni son magos como vosotros, mi carta, este año, ha tenido que salir con retraso; no obstante, espero que aunque tarde, llegue a tiempo, y en vuestra infinita generosidad seáis capaces de darnos a todos los ciudadanos del mundo la comprensión, la serenidad y el entendimiento que necesitamos para acabar con los problemas que solo están obligados a resolver los mismos que los crean.
Recibid mi cariño y mi gratitud.
13-I-2025
María Jesús
COSAS DE GARIPIL
¡Hola!: Desconecta el televisor, deja el móvil donde ni lo veas ni lo oigas, siéntate en tu sillón favorito, cierra los ojos y permíteme que te lea el capítulo XXXIV de Bella Luna en lo que el sueño te manda a la cama para recuperar las fuerzas perdidas durante el día.
XXXIV LOS ÁRBOLES LLORONES
El molino nuevo era como un alegre patio de escuela. Siempre estaba a tope de niños que por acá y por acullá jugaban felices sin parar. Solamente se quedaba vacío el tiempo en que éstos asistían a las clases. Tía Lulú, cuando estaba sola, vagaba como una sombra dentro de aquel espacio circular. “Qué largas son estas horas pero vale la pena que aprendan aunque estos bichejos son tan vivos que sin estudiar le dan mil vueltas a la maestra”. Acortaba las horas de espera observando las mimbreras desde la puerta del molino. Ella creía conocer bien a todos los árboles. Los había visto nacer, crecer, morir. Hasta aprendió a hablar con ellos y escudriñó en sus raíces. Siempre pensó que todos los árboles de la tierra eran felices pero en aquellos paréntesis de soledad descubrió que las mimbreras eran la excepción de la regla. Con alma y vida fue arrancándoles sus secretos para comunicárselos a los niños.
Las mimbreras estaban últimamente más de capa caída que nunca y cualquier cosa era un pretexto válido para llorar a moco tendido. Sus ramillas se cimbreaban tímidamente para comunicarse las unas con las otras. “Hasta los niños se han vuelto locos en este pueblo. Si trastean sin tino, como duendes endiablados. ¡Pobre de nosotras si algún día nos dan en las copas con esas bolas que corren solas por el aire como si fueran flechas...!” Unos gruesos lagrimones brotaron de sus yemas y se extendieron a lo largo y ancho de sus troncos. Ñoto, en mangas de camisa en el patio de su casa, tejía mimbres y canturreaba entre dientes. “Qué a gusto se trabaja a la sombra en verano y que vengan duros los inviernos que ya no los temo. ¡Vaya lumbres que pienso hacer en el cobertizo! Fuera sabañones y eso de trabajar con las manos vendadas, que es un engorro de mucho cuidado”. Las gavillas de varas se transformaron en una torre de cestos embutidos unos en otros y Ñoto cogió sus herramientas para ir a cortar mimbres de nuevo. Las mimbreras se estremecieron en cuanto lo vieron aparecer y bajaron la cabeza como sacudidas por un huracán. “¡Ya viene ese salvaje para cosernos a tijeretazos! ¿Pero para qué querrá esos malditos cuévanos? EL día menos sonado se le va la punta y nos deja sin savia en las venas...” Bella Luna trepaba por los arbustos y se columpiaba de sus ramas provocando a sus amigos.
—¡Enanos, enanos! ¡A ver quién es el primero en pillarme! ¡Aquí lo espero!
Las mimbreras gemían hasta dar miedo a la niña con sus tristes lamentos. “Esta bribona nos tiene los troncos sembrados de moratones y con tantos puntapiés y con tantos remeneos nos dejará sin brazos el día menos pensado”. Tenían que sonarse los mocos porque les atascaban la nariz y no podían llorar. Tarri lavaba en el río y extendía la colada sobre las matas de romero.
—¡Sal con fuerza, solito, y seca mis ropas en un momentito que, si tardas otro poquito, me las manchan los pajaritos!
Las mimbreras se taparon los poros de sus tallos con las puntas de las hojas para no seguir oyendo aquellas palabras.” ¡Qué mala pieza es esta mujer y que ideas tan perversas tiene! Sin pensar en nosotros llama a gritos al sol para que venga, como si él no supiera venir solo todos los días. ¡Ahora sí que se va a achicharrar el río y ya estamos débiles para hacer frente a sus peleas!” Las mimbreras se sumergieron en un copioso valle de lágrimas. Tía Lulú no podía creerse cuanto oía y veía. “Estos árboles son tan llorones que pierden el tiempo sufriendo por bobadas como si no supieran que también hay en la vida muchas alegrías por las que sonreír”. Una mañana tía Lulú fue testigo de algo horrible: la más antigua de las mimbreras abrió el pico para avisar a sus compañeras.
—Le he dado a este asunto muchas vueltas en mi copa y he decidido que es preferible quitarnos del medio antes de que nos quiten los demás. Lo más fácil sería ahogarnos en el río, pero es humillante darle a ese canalla la alegría de matarnos. Lo normal sería matarnos las unas a las otras pero sé que nos faltará valor. Lo más rápido y seguro para morir es que nos vayamos a ese bosque próximo. Los cazadores ya andan de caza. ¿No habéis oído los tiros? Nos plantamos delante de las balas y ellas apagarán en seguida la luz de nuestras vidas.
Todas se reunieron tiesas y entrelazándose las unas a las otras empezaron a andar con dirección al bosque dando trompicones. Tía Lulú echó a correr haciendo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban y a punto de caer rendida consiguió alcanzarlas para decirles:
—Estáis en un error. Lo habríais sabido si en lugar de perder el tiempo con lamentos y llorando lo hubierais empleado en defenderos. Esas bolas redondas no son flechas que matan, sino balones con los que juegan los niños; las tijeras de ese hombre no sirven para cortar venas, sino mimbres con las que fabrica unos cestos que son el pan de su familia; los puntapiés de esa niña no dejan moratones, sino las señales más evidentes de que está sana y fuerte y tiene muchas ganas de jugar; el sol no sale para malmeter al río y pelearse con vosotras, el río juega porque es feliz y baila cuando cantan sus aguas y el sol hace florecer los sembrados y abriga las casas y los cuerpos de las gentes. ¿No merece la pena vivir cuando se es tan útil? ¡Volved a vuestras raíces! ¡Dejad que Dios disponga de vuestras vidas! No os empecinéis en ver siempre el lado malo de las cosas, aprended a verles el bueno, que todas lo tienen.
Las mimbreras sintieron que las hojas se les caían de vergüenza y la más antigua escondía su copa entre las ramas de sus compañeras. Arrastras dieron la media vuelta y como Dios les dio a entender se plantaron de nuevo en los hoyos que abandonaron en la tierra. Tía Lulú pasó delante de ellas y las oyó decir al unísono: “Es verdad que es hermoso vivir aunque haya que ir por los caminos de la vida quitando espinas a las rosas”. Las hojas de las mimbreras languidecieron porque unas gotas cristalinas empezaron a perlar sus troncos y sus ramas pero ya no eran lágrimas de tristeza sino de alegría. Tía Lulú entró en el molino y cuando llegaron los niños les reveló un secreto.
—Son las mimbreras árboles tan llorones que todos sus sentimientos los expresan con lágrimas y lo mismo lloran cuando son felices que cuando se sienten desgraciados.
Y desde aquel día los niños de Mimbres Blancas llamaron a las familiares mimbreras los árboles llorones pero sabían muy bien que siempre lloraban de felicidad.
María Jesús Sánchez Oliva.
Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
“Garipil (1995)”.
Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
“Letanías (1999)”.
Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
“El rosario de los cuentos (2003)”.
Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
“Cartas de la Radio (2007)”.
Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas semanalmente en un Onda Cero por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
“Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas) (2014)”.
Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.
“Los días perdidos (2018)”.
Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. “Primer Premio Tiflos 2013”.
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