viernes, 2 de mayo de 2025

MESA CAMILLA

Los papas también mueren Los papas, que son personas como las demás, también mueren, y el pasado lunes, al papa Francisco, a pesar de los esfuerzos de los doctores por alargarle la vida, le llegó la hora. Descanse en paz. Un entierro sencillo Esto es lo que el papa Francisco quería, un entierro sin grandes manifestaciones de lujo, de ostentación, de despilfarro, pero no lo ha conseguido por mucho que los medios de comunicación no se cansen de calificarlo de sencillo, de sobrio y de austero. Ha sido casi una semana de misas y rosarios, de condolencias, de alabanzas y de visitantes a la ciudad eterna para decirle adiós, lo que no sabemos si al papa le ha servido para salvar su alma, pues, como todos los mortales se consideraba pecador, o si para que los establecimientos de hostelería y medios de transporte hayan hecho el agosto a su costa. Datos que llaman la atención Doscientas cincuenta mil personas dicen los datos que han hecho colas de horas y horas para decirle adiós, y las encuestas, que surgen automáticamente, dicen que en España el número de creyentes jóvenes ha crecido como por ensalmo. Será verdad, pero cuesta creer que tantos miles de personas hayan ido movidos por la fe, muchas lo habrán hecho por eso de que donde va Vicente, va la gente. Tampoco hay que censurarlo, cada cual es libre de hacerlo por lo que más le guste, y como bien decía el papa Francisco “Más vale un ateo bueno que un católico malo”, que de todo hay en la viña del Señor, no nos engañemos. Visitas que han sobrado Como cualquier jefe de Estado el protocolo exigía invitar al entierro al resto de países y es normal que la mayoría hayan hecho acto de presencia porque con todos tenía cordiales relaciones, lo que ha sobrado es que el presidente de Argentina y el de Estados Unidos hayan tenido la desfachatez de aceptar la invitación, el primero porque haciendo uso de su lengua viperina dijo de él, entre otros despropósitos de su estilo, que era el maligno, el demonio, el satanás que los argentinos y el mundo teníamos en Roma, y el segundo porque si de algo puede hacer gala es de odiar a los migrantes, a los negros, a los homosexuales, a los pobres, a los diferentes y a todos los que no aplaudan sus extravagancias por no decir maldades. Pero seguro que al papa Francisco le ha sobrado generosidad para perdonarlos. Resumiendo: No soy yo la persona más indicada para juzgar la labor del papa Francisco al mando de la Iglesia católica, pero sí una de las muchas que ahora que está cerca del Padre le pida que interceda para que el Espíritu Santo que en breve decidirá con acierto, según dicen, quien será el nuevo pontífice decida también que las religiones sirvan para unir a los hombres, no para enfrentarlos, y todos, por fin, podamos vivir en paz, porque si los gobernantes, en dos mil años y pico, no han conseguido que abra los ojos un solo día y no vea una guerra en el mundo, está claro que los ciudadanos, si no es con su ayuda, con la de los hombres es de necios contar. 28-IV-2025 María Jesús Última columna de opinión de abril publicada en www.salamancartvaldia.es

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