Periódico publicado en su blog cada fin de mes por María Jesús Sánchez Oliva “Premio Tiflos 1996 y 2013”. Secciones: Portada. La Vitrina (libros). Mesa camilla (opinión). Cajón de Sastre El Álbum de la Lengua La Butaca (noticias positivas). Carta a… Cosas de Garipil (espacio de María Jesús). Y ya que has venido, entra en mi mercadillo. http://palabrascatetas.blogspot.com/
viernes, 2 de mayo de 2025
COSAS DE GARIPIL
¡Hola!: Desconecta el televisor, deja el móvil donde ni lo veas ni lo oigas, siéntate en tu sillón favorito, cierra los ojos y permíteme que te lea el capítulo XXXVII y último de Bella Luna en lo que el sueño te manda a la cama para recuperar las fuerzas perdidas durante el día.
XXXVII LA ROMERÍA DE LAS COSAS PERDIDAS
Faltaban unos días para el primer aniversario de la partida de tía Lulú. Una tarde, al salir de la escuela, Bella Luna reunió a sus amigos en el molino, que era el lugar preferido de la pandilla.
—Ese día iré al barranco para dejar tres azucenas en la tumba de tía Lulú y me gustaría que me acompañarais. Podría ir yo sola, pero no me atrevo. Tía Lulú me dijo que a veces aullaban los lobos y tenía que subirse a los árboles con el duende porque corrían el peligro de ser devorados. “A mí no me hubiera importado morir entre sus dientes —me decía—, pero el duende tenía que hacerse hombre para ir a Mimbres Blancas a conocer a su padre, y sólo yo podía ayudarle a conseguirlo”. Por eso, cuando el duende tuvo que esconderse y comprobó que allí no le harían daño, decidió bajarse a vivir en el molino, con los años no podía trepar a los árboles y tenía que vivir para llevarle flores de vez en cuando.
—Claro que te acompañaremos, nosotros también queremos llevar una azucena para cada uno, pero deberíamos conseguir que fueran también los mayores. ¿Se te ocurre algo para convencerlos?
Bella Luna pensó unos instantes y dijo:
—Podemos quitarles algo a nuestros padres, algo que utilicen a diario, para que lo echen a deber rápidamente. La víspera por la tarde nos vamos todos a esconder lo que les hemos quitado en el barranco. Cuando caiga la noche y vean que no damos señales de vida, recordarán las cosas que les faltan, y convencidos de que tía Lulú había dejado las brujerías para no morir en la hoguera, se irán al barranco para sacarla de la tumba y quemarla de muerta. Así son los mayores: antes de reflexionar, deciden. Ya en el barranco esconderemos las cosas robadas, y cuando lleguen ellos, que las busquen.
Todos estrellaron las manos para manifestarle con un aplauso su apoyo.
Bella Luna no se equivocó lo más mínimo, todo se desarrolló como lo había imaginado. No era que tía Lulú le hubiera dejado una bola mágica para ver el futuro, era que le había enseñado a estudiar las conductas de los seres humanos, y antes de hablar, observaba y sacaba conclusiones.
Los padres, tras registrar el molino de tía Lulú y llamar a sus hijos entre las mimbreras, se encaminaron al barranco llorando sus pérdidas. A unas madres se les había perdido la aguja y el dedal y no podían coser; otras no encontraban las cazuelas y no podían guisar; a otras les desaparecieron el lavadero y la tajuela y no podían lavar; a unos padres se les habían extraviado las tijeras de podar las mimbreras; a otros la albarda del burro; a otros la cayada; a otros la pipa de fumar; al alcalde le voló el bastón de mando, y lo más alarmante de todo fue que los jardines se habían quedado sin azucenas. Sólo Tarri subía tranquila.
—He encendido una vela para que San Antonio me ayude a encontrar vuestras cosas pues a mí no se me ha perdido nada, lo que me hace pensar que esto es una broma de Bella Luna y su pandilla, y no una tragedia provocada por un ser invisible.
Ñoto caminaba con una zapatilla gris ceniza y otra marrón chocolate, por más que buscó la pareja de cada una, no aparecieron por ningún sitio, pero compartía la opinión de Tarri. Sabía que las personas cautivas de cualquier forma, eran más peligrosas que las que tenían libertad, y Bella Luna ya no tenía que huir ni de ella ni de los demás.
Ya en el barranco azul los gritos de alegría de los niños y las azucenas sobre la tumba de tía Lulú revelaron el secreto y supieron qué tenían que hacer. No fue sencillo para aquellos padres dar con sus cosas perdidas pero al final todas aparecieron. A Ñoto le costó más que a nadie. Bella Luna era la que mejor conocía todos los recovecos del barranco y pudo esconder las zapatillas con menos posibilidades de ser localizadas moviendo una piedra o retirando una rama como los demás. Ni siquiera sumando a sus ojos los dos de Tarri las habría encontrado Ñoto si su hija no le hubiera dado alguna pista que otra.
Al final de aquel juego tan divertido regresaron al pueblo sin saber que había nacido la Romería de las Cosas Perdidas, pues, a partir de entonces, cuando en los días previos al aniversario de la partida de tía Lulú desaparecían las azucenas de los jardines, una cosa de cada casa y los niños, los padres, en lugar de preocuparse, preparaban comida y bebida, y con los primeros rayos del sol, acompañados por el cura, el alcalde y el tamborilero, partían hacia el barranco azul. Al llegar eran recibidos con un aplauso de todos los niños. Lo primero que hacían los romeros era comprobar que en la tumba de tía Lulú había tres azucenas por cada niño, la suya, la de Fufú y la del duende, y pobre de ellos si faltaba alguna. Después, entre risas, carreras y bromas, buscaban las cosas perdidas, y aunque raras veces las encontraban sin pistas, todas aparecían. Ya al mediodía comían y bebían hasta hartarse, y como una vez llena la panza pedía danza, el tamborilero los hacía bailar hasta que el sol le prestaba sus rayos a la luna y tenían que regresar.
Y así fue como Mimbres Blancas, además de por sus mimbreras, acabó siendo conocido por la romería que más romeros tenía de toda la comarca.
Glosario
Ababoles: amapolas
Alcancía: vasija grande de barro, con una ranura para guardar el dinero
Antier: anteayer
Bago: grano de uvas
Baldados: cansados, fatigados
Bicoca: ganga
Cabás: maletín de cartón o madera en el que los niños llevaban a la escuela sus cuadernos, libros y pizarras
Calda: dar guerra, molestias, trabajo
Chupateles: barritas de hielo acabadas en punta que se forman en los canales de los tejados cuando hiela
Clarión: tiza para escribir en los encerados
Damajuana: recipiente de cuello largo para contener líquidos
Desconchadas: con rozaduras o trozos sin pintura (las paredes)
Embajada: proposición o exigencia impertinente, fuera de lugar
Emperrarse: obstinarse en algo, empeñarse en hacerlo
Encolar: tirar algo a un lugar donde se queda detenido (el balón, en el tejado)
Engarañadas: muy frías, heladas (las manos)
Enjalbegar: blanquear las paredes con cal o yeso
Escaño: banco de madera y con respaldo, puesto, generalmente, en las cocinas y en los zaguanes, donde se sentaban varias personas
Hacer el canelo: el bobo, por trabajar sin ganar nada
Katiuskas: botas de goma, propias para el agua
Mal de Malta: brucelosis (enfermedad)
Mora: sin bautizar
Nidales: lugares donde acuden las gallinas y otras aves a poner sus huevos
Pamplinas: expresiones poco sinceras con las que se pretende alagar a alguien para conseguir algo
Patatas a la importancia: rebozadas
Pera: interruptor en forma de pera para encender la luz
Pitera: brecha en la cabeza
Plumier: estuche donde los niños llevaban los lápices a la escuela, pizarrines y pinturas de colores
Ponerle las peras al cuarto: bajarle los humos a alguien, quitarle las ganas de hacer o decir algo que no nos conviene con pocas palabras
Poyo: banco de piedra que en las casas de los pueblos se ponía a un lado o a los dos de la puerta para sentarse a tomar el fresco en verano
Practicante: persona que se encargaba de poner las inyecciones que recetaba el médico
Prosapia: linaje
Roña: suciedad de mucho tiempo
Trinchero: mueble de comedor
Sacristía: alude al estómago
Tener más hambre que un cerdo la víspera de la matanza: se dice por la conveniencia de tener a los cerdos en ayunas veinticuatro horas antes de ser sacrificados
Vainillas: galleta larga y estrecha, compuesta por varias capas rellenadas de esta sustancia
Vasar: anaquel de madera puesto horizontalmente en las cocinas, sobre la pared, para colocar piezas de vajilla
Venirle de perilla: muy bien
Este libro terminé de escribirlo el 19-II-1989
María Jesús Sánchez Oliva
Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros publicado me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
“Garipil (1995)”.
Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
“Letanías (1999)”.
Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
“El rosario de los cuentos (2003)”.
Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
“Cartas de la Radio (2007)”.
Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas semanalmente en Onda Cero por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
“Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas) (2014)”.
Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.
“Los días perdidos (2018)”.
Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. “Primer Premio Tiflos 2013”.
Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:
Garipil1995@gmail.com
Estaré encantado de responderte.
Gracias por tu visita y hasta el próximo número.
Firmado: Garipil.
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