lunes, 30 de junio de 2025

MESA CAMILLA

Maldita condición humana Dos décadas hace que se aprobó en España la ley que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo . Todavía quedan vergonzosamente 65 países, la mayoría ubicados en Oriente Medio, África y Asia, en los que Mantener relaciones homosexuales es considerado un delito que puede ser castigado con 20 años de prisión, cadena perpetua o con la pena de muerte. Razón por la que muchas personas tienen que huir de sus países como no pocos españoles tuvieron que hacerlo en años pretéritos y algunos pagaron con su vida incluso. Afortunadamente ya es historia, pero en este veinte aniversario, es imposible no hacer memoria. Los primeros en ponerse en contra de la ley que cambió la vida de muchas personas para bien fueron los obispos. ¿Pero qué coño les importaría a ellos con quién querían acostarse y levantarse los demás? Más les hubiera valido que se hubieran preocupado de poner en su sitio a los miembros de la Iglesia que abusaban sexualmente de menores y que hoy, gracias a la ley, no pueden negarlo. Recuerdo una guía de turismo que no pudo acompañarnos en una visita al Vaticano porque era madre soltera y tenía prohibida la entrada. A una ONG de prestigio en una de nuestras ciudades, por seguir recordando, llegó un día a pedir ayuda económica una madre extranjera que no tenía donde caerse muerta. Le dieron con la puerta en las narices. Según el cura que formaba parte de la comisión evaluadora era lo que no habría sido de haber estado casada o viuda: una pecadora, y los pecadores, para salvar su alma, necesitan castigo. ¿Qué tendría que hacer la Iglesia con sus colegas violadores de niños ahora? Por educación y porque entiendo que el único camino para salvar el alma es no maltratar el cuerpo no se lo diré, pero espero que San Pedro, cuando le llegue la hora, le haga lo mismo. Los políticos de los partidos de derechas no se quedaron a la zaga. Estaban en contra del aborto, pero sus hijas podían ir a abortar a Londres, porque hacerlo en Londres era ir a pasar un fin de semana; estaban en contra del divorcio porque podían permitirse el lujo de tener amantes, pero en cuanto se aprobó la ley, corrieron a divorciarse, y los que no lo han hecho todavía es porque con los trajines que se traen para hacer un negocio del cargo no han tenido tiempo de arreglar los papeles seguramente. Con la ley que en estos días cumple 20 años no hicieron excepción. Convertidos en pájaros de mal agüero trataron de envenenar a la sociedad con los males morales que la ley provocaría inmediatamente, pero está claro que no pasó nada de nada, bueno, sí, algo ha pasado y hay que decirlo: desde aquel 3 de julio de 2005, fecha en la que la ley fue publicada en el Boletín Oficial del Estado, nadie, en España, ha vuelto a ser detenido por su orientación sexual, juzgado, condenado y encarcelado, ni siquiera aquel politiquillo de tres al cuarto que tomaba café todas las mañanas en la misma cafetería que lo tomaba yo antes de entrar a trabajar y se jactaba de ser de derechas de cintura para arriba y de izquierdas de cintura para abajo, ni los pocos mequetrefes que sigan pensando como pensaba él. ¡Maldita condición humana! Es decir: inhumana. 30-VI-2025 María Jesús.

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