Queridas azafatas de Iberia:
Nunca me había preguntado por qué trabajabais con tacones. Si lo hubiera hecho, habría pensado que por coquetería, por presumir, y me habría equivocado: era de obligado cumplimiento. No podía creerlo cuando lo supe. Lo descubrí cuando una de vosotras inició una campaña de recogida de firmas en Change.org para exigir a la compañía que los nuevos uniformes dejaran de ser sexistas. Si los azafatos podían trabajar con zapatos planos, ¿por qué las azafatas no? Pero no es esta la razón que me mueve a dedicaros las líneas de este mes, lo hago porque me sorprende que la misma compañía que aconseja al pasaje viajar sin tacones por medidas de seguridad con muy buen criterio, exija que sus trabajadoras, seguramente por cuestión de imagen, tengan que volar con tacones, lo que no deja de ser contradictorio. ¿Es que da por hecho de que en caso de accidente ellas están a salvo? ¿Quién puede garantizarles que no tengan que salir corriendo en un momento dado? Lo normal es que fuera al revés: que se las obligara a trabajar con zapato plano, porque el hecho de moverse por esos pasillos tan estrechos ya es problemático, por no decir peligroso.
Siento que la azafata que lanzó la petición lo hiciera por sentirse discriminada, me hubiera gustado que lo hubiera hecho, es mi opinión, lo que no significa que sea la mejor, por razones de seguridad, de comodidad, de salud y de sentido común más que de normativas, pero hay que felicitarla. Gracias a las casi sesenta mil firmas recogidas las azafatas de Iberia ya podéis elegir entre tres clases de calzado: zapato de tacón de 6 centímetros, otro con tacón más bajo de 3 centímetros y unas zapatillas deportivas ergonómicas.
¡Enhorabuena!
María Jesús.
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