sábado, 1 de abril de 2017

CARTA A...

Querida Mélanie:

    Como todos los jóvenes, tenías un sueño: ser presentadora de televisión. Si en tu caso ya era difícil acceder al mercado laboral, eligiendo una profesión como esta, lo hacía poco menos que imposible, y todo esto por ser diferente, que dicen los iguales, porque digo yo que si vosotros sois diferentes, ellos, por lógica, son iguales, es decir, síndrome de Down, sin más etiquetas, que a las personas no hay que marcarles el precio, lo indican sus hechos, y en tu caso, está claro que es alto: vales mucho.
    Consciente de las  trabas que encontrarías, en lugar de enviar curriculums a todas las cadenas de tu país, solicitaste apoyos a través de tu página web.  El resultado fue sorprendente; de los cien mil que necesitabas, pasaste a los doscientos mil. Ante la reacción de los ciudadanos, una de las cadenas de televisión francesas te ha contratado para dar el parte metereológico, y estás encantada. ¡Enhorabuena!
    De todos modos, aunque celebro tu felicidad, hay algo en todo esto que me disgusta. Si a los iguales se les pide para trabajar títulos, experiencia, exámenes, ¿por qué a ti se te exigen apoyos sociales? De momento no me respondo. Prefiero que sigas pensando que la gente es así de coherente, que esa cadena de televisión no te contrata para captar espectadores predicando solidaridad, que los mismos que te han catapultado a la pequeña pantalla, no cambien de canal para saber si llueve sin abrir la ventana. No es cuestión de amargar tu sueño cuando acaba de hacerse realidad.
    
     Suerte. 

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