sábado, 1 de abril de 2017

COSAS DE GARIPIL

¡Hola! No lo parece, pero estamos en primavera, la estación de las fiestas, la estación de las flores, la estación de la poesía, y en vísperas del paréntesis vacacional de Semana Santa. Nuestros niños tienen por delante unos días sin deberes, sin exámenes, sin madrugones o lo que es igual: sin excusas para no abrir un libro. Por esta razón hoy me niego a leerles yo, prefiero que sean ellos quienes lean para mí. ¿Os parece bien este poema? Gracias. 

    EL AS DE LOS ANIMALES 

    Moquitos era el as de los animales. 
Los imitaba tan perfectamente 
que, si le daba por rugir en casa, 
los vecinos se encerraban con llave 
convencidos de que era un león 
que se había escapado del zoológico. 
    Fue lo primero que aprendió en la vida. 
“¿Cómo hace el lobo?”, decía su madre. 
“¡Aaa-uuuuum! ¡Aaa-uuuuu! ¡Aaa-uuuuum!”, añadía su padre. 
Y el niño aullaba que se las pelaba. 
Tan bien se le dio que igual era un pez, 
que un caballo, una mariposa o un oso. 
    Cuando iba con sus padres de visita, 
o cuando estas llegaban a su casa, 
hacía y deshacía las tertulias. 
“¿Cómo hace el toro?”, decía cualquiera. 
“¡Muuuuu! ¡Muuuuu! ¡Muuuuu! ¡Muuuuu!”, respondía Moquitos. 
Y entre aplausos seguían los demás. 
 “¿Cómo hace el murciélago?”. 
“¡Qui! ¡Qui! ¡Qui!”. 
“¿Y el perro, cómo hace el perro?”. 
“¡Guau! ¡Guau! ¡Guau!”. 
“¿Y el grillo, cómo hace el grillo?”. 
“¡Cri! ¡Cri! ¡Cri!”. 
“¿Y la rana? ¡A ver! ¡A ver!”. 
“¡Croa! ¡Croa! ¡Croa!”. 
“Y ahora el cerdo. ¡A ver el cerdo!”. 
“¡Ñoinc! ¡Ñoinc! ¡Ñoinc!”. 
“Y ahora la cigüeña”. 
“¡Croot! ¡Croot! ¡Croot! ¡Croot! ¡Croot!”. 
    Tantos aplausos recibía siempre 
y tanto, tanto, tanto le halagaban 
que todo su afán era conseguirlos. 
“Vete a por el pan”, decía su madre. 
Ya en la puerta de la panadería 
pulsaba el timbre y decía: “¡Miau! ¡Miau!”. 
“Pasa, gatito, pasa”, le decían. 
Entraba como los gatos: maullando. 
La clientela le cedía la vez, 
los panaderos le daban el pan, 
dejaba el dinero en el mostrador 
y con otro “¡miau, miau!” se despedía. 
“¡Cua! ¡Cua! ¡Cua! ¡Cua!”, saludaba en la calle. 
“Hola, patito, hola. ¡Cuánto has crecido!”. 
“¡Pio!, ¡pio!, ¡pio!”, decía al salir del súper. 
“Adiós, pollito, adiós”, lo despedían. 
Antes de irse a la cama decía: “¡Ii! ¡Ii!”. 
Y “Hasta mañana, delfín”, le decían. 
Ante un grupo de mucha gente “¡Bzzzzz, bzzz…!”, 
zumbaba como las moscas al sol 
y todos se rascaban la cabeza 
fingiendo espantarlas con pavor, 
y Moquitos dejaba de ser mosca 
para empezar a ser un moscardón. 
    Pasaron los años y fue al colegio. 
Tras sentar a cada cual en su sitio, 
dijo la profe: “¿Qué sabéis hacer?” 
“¿Yo?, las vocales”, respondió una niña. 
“¿Yo?, escribir mi nombre”, respondió un niño. 
Y siguió la rueda dando la vuelta. 
“Yo, los números desde el uno al diez”. 
“Yo, pintar los colores del arco iris”. 
“Yo, de memoria todos los planetas”. 
“Yo, jugar al corro, cantar, bailar…” 
Moquitos se puso en pie de un respingo, 
estiró el cuello cuanto pudo y dijo: 
“Y yo el burro: ¡Brrr-brrr!, ¡brrr-brrr!, ¡brrr-brrr!, ¡brrr!, 
y la vaca lechera: ¡Muuu!, ¡muuu!, ¡muuu!, ¡muuu!, 
y el pavo real y la pava: ¡Glup!, ¡glup!, ¡glup!, 
y la gallina clueca: ¡Clo-clo!, ¡clo-clo!, 
y el cuervo, la cuerva y sus hijos: ¡Crac!, ¡crac!, ¡crac!, 
y el gallo del corral: ¡Quiquiriquí!”. 
Y todos los niños se rieron de él. 
    Moquitos salió del cole muy triste. 
Ni saludó a su madre con un “¡Béeee!”, 
ni ella lo recibió con un “¡báaa!”. 
“Pero, ¿qué le han hecho a mi corderillo? 
¿Por qué hoy no llama a su mamá balando?”. 
“Porque ya no quiere ser animal”, 
dijo sin saber que sus coleguillas 
le habían enseñado a desconfiar 
de las ovaciones de los mayores 
que, aunque siempre regalan al oído, 
pocas veces ayudan a crecer.

    María Jesús.

        Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
    Garipil-1995.
    Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
    Letanías-1999.
    Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
    El rosario de los cuentos-2003.
    Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
    Cartas de la Radio-2007.
    Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas en un programa de radio por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc, y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
    Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas)-2014.
    Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás –y los papás- disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.

    Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:

garipil94@oliva04.e.telefonica.net 

    Estaré encantado de responderte.

    Gracias por tu visita y hasta el próximo número.

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