Periódico publicado en su blog cada fin de mes por María Jesús Sánchez Oliva “Premio Tiflos 1996 y 2013”. Secciones: Portada. La Vitrina (libros). Mesa camilla (opinión). Cajón de Sastre El Álbum de la Lengua La Butaca (noticias positivas). Carta a… Cosas de Garipil (espacio de María Jesús). Y ya que has venido, entra en mi mercadillo. http://palabrascatetas.blogspot.com/
jueves, 30 de enero de 2025
LA BUTACA
Anécdota o leyenda
No sé si esto es una anécdota verídica o es una leyenda simplemente. Entiendo que lo segundo. Pero es algo tan maravilloso que me apetece contarlo y cada cual que lo califique de lo que quiera.
Un día un campesino que caminaba por una zona pantanosa se encontró con un joven que estaba hundido hasta la cintura en un pantano muy asustado, llorando y tratando de liberarse. El granjero, con algo de esfuerzo y riesgo de su propia vida, salvó al chico de una muerte lenta y brutal. Al día siguiente un elegante coche se aparcó en la finca del campesino y un noble muy bien vestido se acercó al granjero y le dijo:
—Soy el padre del niño que usted salvó ayer. Me gustaría recompensarle, pues salvaste la vida de mi hijo.
—No puedo aceptar dinero por lo que he hecho, —respondió el granjero escocés—, lo habría hecho por cualquiera en esa misma situación.
En ese momento el hijo del escocés apareció en la puerta de la choza.
—¿Es tu hijo? —preguntó el noble.
—así es, —respondió el campesino.
—Déjame darle a tu hijo la misma educación que le daré al mío. Si el hijo es como su padre, estoy seguro que será una persona de la que ambos estaremos orgullosos.
El escocés pensando que jamás él podría darle una buena preparación a su hijo y con gran tristeza por tener que separarse de él asintió.
El hijo del granjero estudió en las mejores universidades de Inglaterra y se graduó de medicina en el hospital Sainte Marie en Londres con honores. Impulsado por un gran deseo, continuó hasta que fue reconocido por todo el mundo.
Aquel niño de ese humilde granjero desconocido se llamaba Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina. Pero como a veces la vida nos presenta esos milagros inesperados, sucedió que el hijo de aquel noble, rescatado del pantano por el humilde escocés, enfermó de neumonía. ¿Y quién le salvó la vida esta vez? la aplicación de la penicilina. ¿Y cómo se llamaba el noble? Sir Randolph Churchill y el padre Sir Winston Churchill.
Alguien dijo una vez: todo lo que se va vuelve; ¡y vaya si tenía razón!
No sé si será una anécdota ocurrida de verdad, o si será una leyenda de esas que surgen alrededor de las personas importantes, pero creo que con que alguien la lea y la reflexione mi propósito está cumplido.
Desde Alcorcón (Madrid) envió para 30 días Rosario.
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