Lisa ya es de la familia
Hace unos días mi hijo regresaba en bici de su trabajo cuando una perrita se le atravesó en el camino y tuvo que parar. Le pidió que se fuera hacia la orilla para no hacerle daño, pero cuanto más se lo decía, menos caso le hacía. Se bajó de la bici y la cogió en brazos para sacarla del camino, pero al darse la vuelta para seguir camino, corrió llorando tras él, y tantas veces como lo intentó, tantas veces hizo lo mismo. Hizo tiempo. Seguro que se había perdido y alguien la estaría buscando y no tardaría en llegar. Una hora después y tras preguntar a varias personas de la zona tuvo que convencerse de que no era un cachorrito perdido, era un cachorrito abandonado, y sin valor para dejarla allí llorando y tiritando de hambre, de frío y de miedo decidió llevársela a casa. Si no quieres que nos quedemos con ella, la llevo a la perrera municipal, dijo a su pareja. Pero su pareja dijo que esa era otra forma de abandono, y en lugar de a la perrera, lo llevó al veterinario quien confirmó que tenía tres o cuatro días de vida y le dio cita para recibir sus vacunas.
El nombre me tocó elegirlo a mí. Se llama Lisa, como la Mona de Da Vinci. Y se lo puse en recuerdo de la que siendo niña tuvimos muchos años en casa.
Desde Cáceres informó para 30 días Florita.
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