lunes, 30 de junio de 2025

PORTADA

Queridos lectores: Acaba de salir el número 129 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo. AVISO PARA QUIENES YA SON COLABORADORES Y PARA QUIENES QUIERAN SERLO Creo conveniente dejar de publicar a partir de esta fecha (30-I-2025) noticias sujetas a la “Ley del Loro”, es decir: que se repiten hasta el aburrimiento en todas las cadenas de radio, televisión y redes sociales, ya que la finalidad era la de publicar noticias recogidas a pie de calle, protagonizadas por personas anónimas, no famosas. En su lugar, aunque tendrán preferencia las ya mencionadas, os invito a participar con anécdotas, reflexiones, curiosidades, experiencias… respetando, en ambos casos, las dos sabidas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y ejemplares. Y segunda: que sean enviadas a mjsanchezoliva@gmail.com poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Espero seguir contando con vosotros y quedáis invitados a agregaros como seguidores. LO MÁS DESTACADO DE MAYO Y JUNIO LA VITRINA: Título: Las mujeres que bordaron su libertad. Autora: Thatiana Pretelt. MESA CAMILLA: Última columna de opinión de junio publicada en rtv al día. CAJÓN DE SASTRE: El pequeño país que una vez existió entre España y Portugal. EL ÁLBUM DE LA Lengua: Acentuación: casos especiales. LA BUTACA: ¿Cuál es el origen de la cuenta atrás? CARTA a… Rafa Nadal, Teresa Perales y Luz Casal. COSAS DE GARIPIL: Primer relato de Letanías. Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón. Volveremos a encontrarnos en el próximo número. María Jesús Sánchez Oliva. Seguidores de Honor: Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012. Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012. María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013. Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015. Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.

LA VITRINA

Queridos lectores: En este número soy yo el elegido para invitaros a leerme. Por si decidís aceptar mi invitación, me presento y os adelanto mi contenido. Mi título: Las mujeres que bordaron su libertad Mi autora: Thatiana Pretelt Esto puedo deciros para animaros a leerme: "Las mujeres que bordaron su libertad" es una novela histórica ambientada en la Nueva Panamá de 1745, que narra la historia de tres mujeres afrodescendientes, Damiana, Manuela y María Yoruba, quienes, a pesar de la esclavitud, encuentran una forma de resistencia a través del bordado de polleras criollas. Estas mujeres planean usar las ganancias de la venta de sus creaciones a contrabandistas para comprar su libertad. Sin embargo, el asesinato de una de ellas, encontrado con símbolos yoruba, desencadena una investigación que revela un contexto de tensiones raciales y religiosas en la ciudad. La novela explora temas de libertad, resistencia, y la lucha contra la opresión, a la vez que destaca la importancia del arte y la cultura afrodescendiente en la formación de la identidad panameña. Si abres mis hojas, abriré tus ojos Firmado: Las mujeres que bordaron su libertad

MESA CAMILLA

Maldita condición humana Dos décadas hace que se aprobó en España la ley que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo . Todavía quedan vergonzosamente 65 países, la mayoría ubicados en Oriente Medio, África y Asia, en los que Mantener relaciones homosexuales es considerado un delito que puede ser castigado con 20 años de prisión, cadena perpetua o con la pena de muerte. Razón por la que muchas personas tienen que huir de sus países como no pocos españoles tuvieron que hacerlo en años pretéritos y algunos pagaron con su vida incluso. Afortunadamente ya es historia, pero en este veinte aniversario, es imposible no hacer memoria. Los primeros en ponerse en contra de la ley que cambió la vida de muchas personas para bien fueron los obispos. ¿Pero qué coño les importaría a ellos con quién querían acostarse y levantarse los demás? Más les hubiera valido que se hubieran preocupado de poner en su sitio a los miembros de la Iglesia que abusaban sexualmente de menores y que hoy, gracias a la ley, no pueden negarlo. Recuerdo una guía de turismo que no pudo acompañarnos en una visita al Vaticano porque era madre soltera y tenía prohibida la entrada. A una ONG de prestigio en una de nuestras ciudades, por seguir recordando, llegó un día a pedir ayuda económica una madre extranjera que no tenía donde caerse muerta. Le dieron con la puerta en las narices. Según el cura que formaba parte de la comisión evaluadora era lo que no habría sido de haber estado casada o viuda: una pecadora, y los pecadores, para salvar su alma, necesitan castigo. ¿Qué tendría que hacer la Iglesia con sus colegas violadores de niños ahora? Por educación y porque entiendo que el único camino para salvar el alma es no maltratar el cuerpo no se lo diré, pero espero que San Pedro, cuando le llegue la hora, le haga lo mismo. Los políticos de los partidos de derechas no se quedaron a la zaga. Estaban en contra del aborto, pero sus hijas podían ir a abortar a Londres, porque hacerlo en Londres era ir a pasar un fin de semana; estaban en contra del divorcio porque podían permitirse el lujo de tener amantes, pero en cuanto se aprobó la ley, corrieron a divorciarse, y los que no lo han hecho todavía es porque con los trajines que se traen para hacer un negocio del cargo no han tenido tiempo de arreglar los papeles seguramente. Con la ley que en estos días cumple 20 años no hicieron excepción. Convertidos en pájaros de mal agüero trataron de envenenar a la sociedad con los males morales que la ley provocaría inmediatamente, pero está claro que no pasó nada de nada, bueno, sí, algo ha pasado y hay que decirlo: desde aquel 3 de julio de 2005, fecha en la que la ley fue publicada en el Boletín Oficial del Estado, nadie, en España, ha vuelto a ser detenido por su orientación sexual, juzgado, condenado y encarcelado, ni siquiera aquel politiquillo de tres al cuarto que tomaba café todas las mañanas en la misma cafetería que lo tomaba yo antes de entrar a trabajar y se jactaba de ser de derechas de cintura para arriba y de izquierdas de cintura para abajo, ni los pocos mequetrefes que sigan pensando como pensaba él. ¡Maldita condición humana! Es decir: inhumana. 30-VI-2025 María Jesús.

CAJÓN DE SASTRE

Un destino por descubrir: el pequeño país que una vez existió entre España y Portugal Andorra, Gibraltar, España y Portugal forman parte de la península ibérica, que se extiende entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. A pesar de que este mapa geopolítico incluye cuatro territorios significativos, hubo un tiempo en que esta región europea contaba con cinco naciones. ¿Sabes cuál era la quinta? Aunque apenas abarcaba 30 kilómetros cuadrados, esta nación existió y se ubicaba entre España y Portugal. Su nombre es Couto Mixto, y no fue un país efímero, sino que mantuvo su estatus durante siete siglos. El origen de Couto Mixto La República de Couto Mixto era una micronación independiente en la región gallega que emergió de uno de los capítulos menos conocidos de la historia europea. Su nacimiento no se debió a una conquista, sino a una anomalía jurídica medieval que le otorgó un sistema administrativo único, junto con derechos y privilegios. Su origen se remonta al siglo XII, cuando el territorio recibió beneficios especiales y autonomía, probablemente por su ubicación estratégica. Este periodo coincidió con la firma del Tratado de Zamora, que, el 5 de octubre de 1143, estableció una frontera entre Alfonso I de Portugal y Alfonso VII de León, marcando el inicio del reino de Portugal y la dinastía alfonsina. Tras la creación de esta frontera, surgió un pequeño espacio fuera de la ley que dio lugar a este "microestado", formado por tres villas: Rubias dos Mixtos, Meaus y Santiago de Rubiás, esta última considerada su capital. Este microestado incluso tenía su propia bandera, escudo, y hasta un lema: Tres unum sunt (Tres son uno). Su bandera era cuadrada con franjas azul y blanca, emulando a la del Reino de Portugal, pero invirtiendo los colores, y con la diferencia de que la portuguesa contenía el escudo del país. Gobierno y vida en Couto Mixto Couto Mixto era gobernado por una república federal con un sistema político que se basaba en tres jueces electos, conocidos como 'home de acordo', seleccionados de las tres villas, además del 'xuiz' o juez, que actuaba como presidente del Gobierno. Este juez era elegido democráticamente cada tres inviernos por los propios vecinos, lo que les permitía manejar los asuntos locales y resolver disputas sin la intervención de autoridades externas. Curiosamente, la iglesia de Santiago funcionaba como Parlamento, donde se guardaba el tesoro de Couto Mixto: un cofre con tres cerraduras, una por cada juez, que contenía los documentos oficiales del país. Imagina vivir en una comunidad donde las decisiones se toman de manera local, sin depender de un gobierno central. Sus habitantes disfrutaban de un notable grado de autogobierno democrático, algo poco común en la Europa medieval, en una época en que España aún no existía como tal y el continente enfrentaba múltiples luchas de poder. Con una superficie de solo 27 kilómetros cuadrados, Couto Mixto no tenía una gran población. Entre las tres villas, la cifra de habitantes apenas alcanzaba mil, lo que, junto a su falta de recursos, contribuyó a su discreción a lo largo de los siglos. Su estructura social era igualitaria y basada en la cooperación mutua, esencial para sobrevivir en una región aislada. Hablaban gallego y celebraban festividades locales que reforzaban su identidad y tradición. Los ciudadanos podían elegir su nacionalidad, optando por ser españoles, portugueses o ciudadanos de la República de Couto Mixto. Además, estaban exentos de servicio militar, impuestos y disfrutaban de libertad en comercio y agricultura, lo que posiblemente facilitó el contrabando, dado que carecían de control fiscal y aduanero. La independencia de esta micronación se extinguió con el Tratado de Lisboa en 1864. El fin de Couto Mixto Couto Mixto llegó a su fin muchos siglos después de su fundación. La independencia de esta micronación se extinguió con el Tratado de Lisboa en 1864, que dividió oficialmente el territorio entre España y Portugal, cerrando un capítulo en su historia. Este tratado se centró en resolver disputas fronterizas y cuestiones de soberanía, afectando a la histórica independencia de Couto Mixto. "Portugal renuncia en favor de España a todos los derechos que pueda tener sobre el terreno del Coto misto y sobre los pueblos situados en el mismo, que en virtud de la división determinada por la línea descrita quedan en territorio español". Desde entonces, sólo queda su recuerdo. En 2008 se erigió una estatua en honor a Delfín Modesto Brandón, el último juez de la pequeña nación, y se conserva una réplica del cofre que contenía el archivo de la república en la iglesia de Santiago de Rubiás, como homenaje a aquella época. A pesar de que Couto Mixto dejó de ser un país hace casi dos siglos, aún se puede visitar. En la región encontrarás rutas de senderismo y podrás explorar los siguientes atractivos: Santiago de Rubiás: Famosa por su iglesia y su encantador entorno rural. Rubiás de los Mixtos: Un pueblo tranquilo con vestigios de su historia singular. Meaus: Otro de los pueblos históricos, con arquitectura tradicional y paisajes naturales. ¿Cómo llegar? La zona es de fácil acceso: desde Ourense, toma la A-52 (Autovía de las Rías Bajas) en dirección a Verín, y en poco más de una hora llegarás. La ruta atraviesa montañas y ofrece vistas espectaculares del paisaje gallego. Feliz viaje.

EL ÁLBUM DE LA LENGUA

Acentuación: casos especiales En la aplicación de las normas de acentuación, que se basan en la terminación de las palabras, es preciso tener presentes una serie de casos especiales para el empleo correcto de la tilde. Las normas generales se pueden exponer de forma sintética del siguiente modo: se acentúan las voces esdrújulas, las agudas que terminan en vocal o en las consonantes s y n precedidas de vocal, y las llanas o graves que terminan de otro modo, mientras que el resto van sin tilde. Los casos especiales que hay que tener en cuenta son los siguientes: 1. Lleva tilde toda vocal cerrada (i, u) tónica que va unida a una vocal abierta (a, e, o): oído, desafíos, aúnan, que son todas llanas. De no añadirse, los grupos vocálicos se considerarían diptongos y, por tanto, se pronunciarían /⁠óido/, /desáfios/ y /áunan/. De modo informal y no muy riguroso, se suele decir que la tilde deshace el diptongo. Esta regla también se aplica a los grupos que incluyen una hache muda (tahúr), a los de tres vocales o más (construíais) y a voces compuestas y prefijadas (cortaúñas). 2. Llevan tilde las voces llanas o graves acabadas en dos consonantes cualesquiera: cómics, wéstern. Por el contrario, no llevan tilde las agudas que terminan en dos consonantes (salvo que fuera necesario para deshacer un diptongo): anoraks, pronunciado /anoráks/. 3. Se acentúan todas las palabras con valor interrogativo o exclamativo: «¿Cuántos libros hay?», «Preguntó qué hay de comer», «¿Cómo lo hizo?», «¡Quién pudiera ser rico!». 4. Es obligatorio tildar los monosílabos en los que se ha establecido la tilde diacrítica: sé, de saber y ser; dé, de dar; té y tés, como bebida… 5. Los adverbios acabados en -⁠mente se acentúan como si este sufijo no existiera: ágilmente de ágil, torpemente de torpe, increíblemente de increíble. Como se comprueba en los ejemplos anteriores, en lingüística es habitual señalar las pronunciaciones escritas entre barras y con la adición sistemática de la tilde, incluso cuando en la forma escrita no la lleva. Recomendación de la Fundéu.

LA BUTACA

¿Cuál es el origen de la cuenta atrás? «¡TRES... DOS... Uno... Cero!». Normalmente relacionamos esta cuenta con el lanzamiento de un cohete, pero la cuenta atrás no es un invento de la NASA o algún que otro centro de investigación espacial, sino que su origen y popularidad proviene de un largometraje del año 1929 de Fritz Lang, titulado Die Frau im Mond [La Mujer en la Luna]. Preguntado por ese recurso, el propio Lang explicó en una entrevista: «Si empezamos a contar a partir de uno, no sabremos cuándo terminar. Pero si empezamos desde diez hacia atrás, todos sabrán que la cuenta acabará en cero. Eso da un dramatismo inusitado a la escena». Ese conteo descendente sería después aplicado por otros directores en muchísimas películas y, lo que es más interesante, a los lanzamientos reales, con lo que debemos a Lang el suspense que se produce cada vez que se pone en marcha la carrera espacial, enviando naves o satélites al espacio. Desde su espacio “Cosas de Garipil” envió para “30 días” Garipil.

CARTA A...

30 días, 19-VI-2025 Rafa Nadal, Teresa Perales y Luz Casal: Hasta hoy eran ustedes tres españoles que durante muchos años han destacado como tenista, nadadora paralímpica y cantante respectivamente. A partir de hoy son, además, marqueses, Nadal de Llevant de Mallorca, (comarca en la que se encuentra su Manacor natal), Teresa de Perales y Luz Casal de Luz y Paz. Los tres forman parte de los seis españoles que Felipe VI ha decidido premiar con este título nobiliario en el 11 aniversario de su reinado. Enhorabuena. Ojalá puedan disfrutarlo muchos años y sigan siendo lo que han sido hasta ahora: un ejemplo a seguir para todos y un referente para los más jóvenes. María Jesús.

COSAS DE GARIPIL

¡Hola!: Desconecta el televisor, deja el móvil donde ni lo veas ni lo oigas, siéntate en tu sillón favorito, cierra los ojos y permíteme que te lea el primer relato de Letanías en lo que el sueño te manda a la cama para recuperar las fuerzas perdidas durante el día. Entre la ley y la trampa —Viva en paz, señor juez, que en nombre de Dios y del Rey ya cumplió con la ley, pero no pretenda impedirme hilvanar estas líneas que ni su poder, ni su sabiduría, ni sus leyes servirán de soga para amarrar mis pensamientos obstinados en volar al ayer, en posarse en el hoy, en remontar el mañana: en gritarme indignados que ustedes conjugan hábilmente las leyes y las trampas para hundir a los pobres y salvar a los ricos. ¿Acaso sabe SU Señoría quién es este tal Moisés González que ha decidido domiciliar en una cárcel como al más vulgar de los ladrones o al más temible de los ciudadanos? Pues simplemente soy un extraño, un ser anónimo, agreste, de mala cabeza para las trampas, de buen corazón para las leyes, que por vez primera en mi vida tengo la necesidad de dibujar mis sentimientos en unas hojas de papel para que todos me conozcan aunque sólo cuente su veredicto. Todavía usaba pantalón corto cuando mi padre intentó asegurarme un futuro más halagüeño que el suyo. Hoy vuelvo a oír su voz llena de entusiasmo: "Sabes leer y escribir y los números los entiendes al dedillo. Con esa cabeza y con esas manos bien puedes aspirar a un oficio mejor que el mío. ¿No ves que el campo es lo más esclavo y lo menos rentable que existe”? Con dinero prestado me compró una mula y un carro y en él me instaló una tienda ambulante. Con la fuerza que da la ilusión de me¬drar empezaba la jornada el lunes al despuntar el alba y satisfecho por el deber cumplido la concluía el sábado cuando el sol ya había prestado su luz a la luna. Por el día recorría aldeas y pueblos llamando de puerta en puert¬a con un (medias, ligas, velos, lanas, mandiles, moqueros, hebillas, botas, bragueros, hilos, botones, sombreros, agujas de ganchillo, de punto, de coser, de zurcir, de bordar...) para ahorrarme los veinte reales que pedía el alguacil por echarme un bando convocando en la plaza a los vecinos, a los clientes. Aquí, a la Luisa, le vendía y le cobraba una gorra para su padre y otra para su suegro; allí, a la Juana, le trocaba mudas para toda la familia por un cantarillo de aceite; acullá, a la Rosa, le dejaba las sábanas para los ajuares de sus hijas, que me pagaba cada semana como buenamente podía... y a más de una María le fié las mantillas del niño que ni cobré por las buenas ni tuve valor para cobrar por las malas. Por la noche dormía a la intemperie, y si los bostezos del crepúsculo humedecían mi piel, y si el relente de las madrugadas hacía castañetear mis dientes, era la mula quien me prestaba calor, y a ella me abrazaba para sacarme el miedo del cuerpo cuando aullaban los lobos, cuando silbaban los cierzos, cuando se peleaban los relámpagos y los truenos: cuando todos los habitantes del campo alzaban sus respectivas voces para impregnar el aire de misterio, y sólo cuando a alguna gripe le daba por visitarme con sus fiebres, era capaz de darle al cuerpo el lujo de una posada. Claro, señor juez, que aquello no era un ir y venir por un camino sin piedras, sin cuestas, sin zarzas, pero yo era feliz porque me sentía libre como los pájaros y nadie ataba mis alas, era alegre como una campana y al son de las ruedas del carro cantaba sin ofender para que mi voz me acompañara, podía trabajar sin zancadillas, en paz, y si alguien con mala pinta me abordaba, no era para llevarse mi jornal a punta de navaja, sino para compartir como hermanos el pan y el vino. ¿Ve, señor juez, como por hambre se pide y no se roba? Por el hecho de ser persona nacemos con el pan ganado y nunca Moisés privó de este derecho a ningún semejante. Por fin pude ayudar a mi padre a saldar las deudas que contrajo y vi llenarse la tienda hasta ser una de las mejores abastecidas que circulaba por aquellos parajes. ¡Qué importante me sentía al cortar los frutos del árbol del trabajo! Dos días de descanso me fijé al año: el uno por Navidad, el otro por el Patrón del pueblo. La víspera de un San Antonio conocí en la verbena a la Inés, y en la Misa Mayor del San Antonio siguiente, para no echar a perder un tercer día, con ella me casé. Se deslizaba la vida desgajando sobre nosotros racimos de problemas, pero jamás nos devoró la cólera, eran culpa de las circunstancias, no de los hombres. ¿Entiende ahora, señor juez, por qué, más que mi situación, me mata el hecho de que sea obra de un hombre como yo, pero con derechos por tener más? Por entonces no nos arañaba la espina de impotencia que hoy nos humilla. Yo seguí haciendo caminos y restando horas al sueño; ella, en el pueblo, conducía un hogar invadido pronto por tres rapaces que daban alegrías y pedían sacrificios. Un sábado, al abrirme la puerta, vi a mi esposa enlutada. —Ha muerto el abuelo y estos hijos reclaman un padre en casa. Me dolían los ojos de contar estrellas y en el alma me abrasaba la soledad del paisaje. -Es hora de instalarme en la ciudad. Entre todos diseñamos un mapa de proyectos. Con nuestros ahorros se compraría un piso modesto; lo que el abuelo dejó a fuerza de escatimárselo al cuerpo serviría para comprar un local añadiendo el préstamo de algún banco; los hijos estudiarían. Lo que de nosotros dependió salió muy bien, pero los bancos nos cerraron las ventanillas: el valor de la casa del pueblo era inferior al del crédito soli¬citado, y el sistema era dar sólo a quien tenía más de lo que pedía. Se optó por un alquiler y aparqué el sueño entre las cosas pendientes pues con mi amor al trabajo bien se¬guro estaba de no tener que renunciar a él. Aquella mañana, cuando abrí las puertas de mi tienda, me sentí el ser más realizado de la Tierra. El vistoso escaparate, los estantes repletos, clientes entrando y saliendo y sin comprar al fiado. El futuro de los míos se encendía de promesas y tanto las fatigas pasadas como las venideras valían la pena. Una mañana entró el amigo Samuel con un periódico en las manos y una sonrisa de oreja a oreja. —¡Enhorabuena, Moisés, enhorabuena, que en este país ya somos libres! —¿Libres? ¡Yo he sido siempre libre! —¡Ja ja ja ja! Tú sólo entiendes de trabajar a lo burro. Esto quiere decir, entre otras cosas muy importantes, que todos los ciudadanos, todos, tendremos los mismos deberes y los mismos derechos. —¿Derechos? ¿A qué? —A todo, hombre, a todo. ¿Por qué pones esa cara de incrédulo? A trabajar sin ser explotado, a tener una vivienda digna, a que estudien los hijos de los pobres con los hijos de los ricos... ¡Habrá justicia por fin! —¿Y crees que yo conseguiré un crédito con la misma facilidad que ese de la esquina que es dueño de una cadena de supermercados? —¡Naturalmente! —¡Pues de ser así, bienvenido sea el cambio, que cuanto más corro, más tarde llego! La Inés, que según las vecinas había salido del pueblo, pero el pueblo no había salido de ella, no se hizo ilusiones. —Baja de las nubes que de nada sirven las herramientas nuevas si los maestros no cambian las mañas viejas. Vi cambiar las tornas, pero la Inés fue más lista que el Samuel. Crecieron los deberes: tenía que declarar mis ingresos todos los días, tenía que dar el nombre y los apellidos de mis proveedores, tenía que liquidar los pedidos por adelantado… Menguaron los derechos: la Inés no podía ni fregarme el suelo sin darla de alta, no podía poner las rebajas cuando lo veía conveniente, no podía despachar a nadie fuera del horario establecido... Se desorbitaron los impuestos: pagaba por abrir, pagaba por cerrar… pagaba por cada palmo de suelo aunque las baldosas no le olieran los pies a ningún cliente. A menudo, un municipal, visitaba mi tienda para comunicar normas: ora que pusiera perchas con doble fila de ganchos en los probadores; ora que cambiara el color de las letras del fluorescente; ora que le rebajara un par de dedos al mostrador; ora que le dividiera en dos la hoja de la puerta... y todas concluían con una coletilla que advertía que los gastos corrían por cuenta del propietario del negocio y que de no acometerse en tal plazo sería sancionado con una multa de tanto. Cumplí siempre a cambio sólo de ver mermar mis ahorros y mi sueño. En dos años pasaron por mi tienda veintiocho veces los ladrones. ¡Ah, perdón! He olvidado el nombre que ustedes les dan ahora para hermosear su condición. La primera se llevaron los cuartos del cajón, pero como el dinero no tiene señal y como la palabra de un ciudadano honrado no es garantía de la verdad, ni se les buscó por falta de pruebas, y tuve que consolarme con ponerle rejas a la puerta, a la puerta que me obligaron a cambiar por razones de seguridad; la segunda, arramblaron con la ropa de los percheros, pero no dejaron huellas, ni siquiera en las colillas que bailaban por doquier, no había pruebas, y tuve que limitarme a meter el escaparate entre rejas; la tercera, me desvalijaron el almacén, pero la matrícula del furgón utilizado decía que no era de ellos, que llevaba denunciado por robo varios días, que tampoco había pruebas, y tuve que conformarme con poner una alarma. La cuarta vez los pilló la policía con las manos en la masa. Eran tres. Fuimos a juicio. ¿Recuerda su sentencia? A mí no se me va de la cabeza. A los dos menores los dejó en libertad sin cargos, al otro, al jefe, lo condenó a indemnizarme con mil quinientas pesetas. Pero ojo, nada de pagármelas entonces, que me las pagara después, cuando fuera solvente, y sólo si yo se las reclamaba judicialmente. Y aquella misma noche volvieron a saquearme, y a la semana siguiente, y a la otra... y tuve que dejar de denunciar, ellos no tenían límite para robarme, yo, para denunciarlos, sí. Debía de ser para que no se les desmadraran las estadísticas oficiales. Me fue imposible costear más sistemas de seguridad. La compañía de seguros se pronunciaba tarde y mal. Eso sí, era puntual para cobrar la póliza, y si no se cumplía sin demora, quedaba nula su responsabilidad. "Haz uso de tus derechos y pide protección policial", dijo "el" Samuel. Pero yo no era un ciudadano importante, un ciudadano de dinero, y ni el pan de los míos ni mi propia vida tenían valor para recibir este servicio. Una tarde se coló un ladrón entre los clientes y a punta de cuchillo exigió la caja. Me resistí. Después de bordarme el cuerpo a cuchilladas huyó con el mejor abrigo que había en la tienda. Las carteras de los clientes le hicieron fren¬te. Cuando fue localizado por la policía ya había puesto el abrigo a salvo. Tres horas después usted lo puso en libertad y el juicio sigue pendiente. La Inés decía que pensara ¬ 1 en curarme, que me olvidara de ver hacer justicia a la Justicia, y andaba en lo cierto, el delincuente era hijo del banquero que denegaba mi crédito una y otra vez y de una de las concejalas del partido que me sangraba a impuestos con amenazas de multa. Salí del hospital y para rehabilitar mis piernas daba mil paseos por el parque principal. Una mañana sorprendí a mi agresor intentando vender el abrigo y otros objetos hurtados y no pude aguantar más, alcé la muleta que me servía de apoyo a modo de espada y rescaté por las bravas lo que me negó por favor. Me faltó valor para huir y dejarlo con unas costillas rotas. Llamé pidiendo una ambulancia y confesé mi delito. Fui trasladado a la cárcel y seis meses después usted me juzgó. Mi piso fue embargado y vendido en pública subasta para indemnizar a la víctima y mi familia volvió a la destartalada casa del pueblo sin más equipaje que el abrigo, pues la policía demostró que era el mío. Hoy, por ser jueves, dejaron que la Inés viniera a verme y quiso encenderme una esperanza. "Es un día tan her¬moso de primavera que todo en la Tierra va a cambiar". Pero yo oía antiguas palabras: "¿De qué sirve cambiar las leyes si no cambian los hombres?…" Bello día sí, pero para los pájaros, para las amapolas, para los ricos: para los hombres que tienen derechos, para los que pueden ver el sol sin el dolor de sentirse ultrajados por otros hombres. Yo, señor juez, siento crecer el invier¬no y entre sus sombras busco los principios que su implacable veredicto me ha extraviado por este laberinto de la ley y de la trampa. María Jesús Sánchez Oliva Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros publicado me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable. “Garipil (1995)”. Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores. “Letanías (1999)”. Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios. “El rosario de los cuentos (2003)”. Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996. “Cartas de la Radio (2007)”. Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas semanalmente en Onda Cero por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria. “Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas) (2014)”. Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos. “Los días perdidos (2018)”. Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. “Primer Premio Tiflos 2013”. Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico: Garipil1995@gmail.com Estaré encantado de responderte. Gracias por tu visita y hasta el próximo número. Firmado: Garipil.