viernes, 2 de mayo de 2025

PORTADA

Queridos lectores: Acaba de salir el número 128 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo. AVISO PARA QUIENES YA SON COLABORADORES Y PARA QUIENES QUIERAN SERLO Creo conveniente dejar de publicar a partir de esta fecha (30-I-2025) noticias sujetas a la “Ley del Loro”, es decir: que se repiten hasta el aburrimiento en todas las cadenas de radio, televisión y redes sociales, ya que la finalidad era la de publicar noticias recogidas a pie de calle, protagonizadas por personas anónimas, no famosas. En su lugar, aunque tendrán preferencia las ya mencionadas, os invito a participar con anécdotas, reflexiones, curiosidades, experiencias… respetando, en ambos casos, las dos sabidas condiciones. Primera: que sean buenas, positivas y ejemplares. Y segunda: que sean enviadas a mjsanchezoliva@gmail.com poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia. Espero seguir contando con vosotros y quedáis invitados a agregaros como seguidores. LO MÁS DESTACADO DE ABRIL LA VITRINA: Aitana Castaño es la autora del libro que en este número invita a la lectura. MESA CAMILLA: Los papas también mueren (última columna de opinión de abril publicada en www.salamancartvaldia.es). CAJÓN DE SASTRE: Josef Mengele: los ocho días que el "ángel de la muerte" vivió en Uruguay EL ÁLBUM DE LA Lengua: Apenas mejor que a penas. LA BUTACA: El lápiz también tiene su historia. CARTA a… Mario Vargas Llosa. COSAS DE GARIPIL: Capítulo XXXVII y último de Bella Luna. Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón. Volveremos a encontrarnos en el próximo número. María Jesús Sánchez Oliva. Seguidores de Honor: Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012. Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012. María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013. Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015. Claudio Hernández Díaz (pintor). Nacionalidad: española. 30-VI-2020.

LA VITRINA

Queridos lectores: En este número soy yo el elegido para invitaros a leerme. Por si decidís aceptar mi invitación, me presento y os adelanto mi contenido. Mi título: Carboneras Mi autora: Castaño, Aitana Esto me han dicho que os diga de mí: Trabajaban en las tolvas eligiendo el mejor mineral y descartando restos de piedras y madera. Cuidaban de las casas, de las familias, de los niños, de los mayores... También se cuidaban entre ellas. Todo el polvo del carbón de las minas asturianas pasaba por sus pulmones. Luchaban contra la silicosis, contra el olvido, contra una sociedad que las ignoraba y contra ellas mismas y sus destinos. Eran las carboneras. Madres, abuelas, tías, hermanas, vecinas, amantes y esposas de todos los niños de humo que nacieron, se criaron y murieron con las cuencas mineras metidas en el corazón. Sus vidas están llenas de llantos, amores y batallas, a las que había que sumar la de una clase dirigente represora que no dudó en hacer de las comarcas carboníferas uno de sus laboratorios de torturas. Firmado: Carboneras. Si abres mis hojas, abriré tus ojos.

MESA CAMILLA

Los papas también mueren Los papas, que son personas como las demás, también mueren, y el pasado lunes, al papa Francisco, a pesar de los esfuerzos de los doctores por alargarle la vida, le llegó la hora. Descanse en paz. Un entierro sencillo Esto es lo que el papa Francisco quería, un entierro sin grandes manifestaciones de lujo, de ostentación, de despilfarro, pero no lo ha conseguido por mucho que los medios de comunicación no se cansen de calificarlo de sencillo, de sobrio y de austero. Ha sido casi una semana de misas y rosarios, de condolencias, de alabanzas y de visitantes a la ciudad eterna para decirle adiós, lo que no sabemos si al papa le ha servido para salvar su alma, pues, como todos los mortales se consideraba pecador, o si para que los establecimientos de hostelería y medios de transporte hayan hecho el agosto a su costa. Datos que llaman la atención Doscientas cincuenta mil personas dicen los datos que han hecho colas de horas y horas para decirle adiós, y las encuestas, que surgen automáticamente, dicen que en España el número de creyentes jóvenes ha crecido como por ensalmo. Será verdad, pero cuesta creer que tantos miles de personas hayan ido movidos por la fe, muchas lo habrán hecho por eso de que donde va Vicente, va la gente. Tampoco hay que censurarlo, cada cual es libre de hacerlo por lo que más le guste, y como bien decía el papa Francisco “Más vale un ateo bueno que un católico malo”, que de todo hay en la viña del Señor, no nos engañemos. Visitas que han sobrado Como cualquier jefe de Estado el protocolo exigía invitar al entierro al resto de países y es normal que la mayoría hayan hecho acto de presencia porque con todos tenía cordiales relaciones, lo que ha sobrado es que el presidente de Argentina y el de Estados Unidos hayan tenido la desfachatez de aceptar la invitación, el primero porque haciendo uso de su lengua viperina dijo de él, entre otros despropósitos de su estilo, que era el maligno, el demonio, el satanás que los argentinos y el mundo teníamos en Roma, y el segundo porque si de algo puede hacer gala es de odiar a los migrantes, a los negros, a los homosexuales, a los pobres, a los diferentes y a todos los que no aplaudan sus extravagancias por no decir maldades. Pero seguro que al papa Francisco le ha sobrado generosidad para perdonarlos. Resumiendo: No soy yo la persona más indicada para juzgar la labor del papa Francisco al mando de la Iglesia católica, pero sí una de las muchas que ahora que está cerca del Padre le pida que interceda para que el Espíritu Santo que en breve decidirá con acierto, según dicen, quien será el nuevo pontífice decida también que las religiones sirvan para unir a los hombres, no para enfrentarlos, y todos, por fin, podamos vivir en paz, porque si los gobernantes, en dos mil años y pico, no han conseguido que abra los ojos un solo día y no vea una guerra en el mundo, está claro que los ciudadanos, si no es con su ayuda, con la de los hombres es de necios contar. 28-IV-2025 María Jesús Última columna de opinión de abril publicada en www.salamancartvaldia.es

CAJÓN DE SASTRE

Josef Mengele: los ocho días que el "ángel de la muerte" vivió en Uruguay El investigador uruguayo Héctor Amuedo reconstruyó la estadía del criminal nazi cuando vino a casarse a Nueva Helvecia Mengele se casó en Colonia en julio de 1958, con la viuda de su hermano Karl. Fue durante su estancia de 21 meses en Auschwitz que se granjeó el apodo de “el ángel de la muerte”. Cuando los vagones de tren repletos de prisioneros llegaban al campo de concentración, con frecuencia el médico esperaba en el andén para seleccionar a los más aptos para el trabajo y la experimentación, así como a quienes serían enviados inmediatamente a morir en las “duchas” de gas. Obsesionado con la biología hereditaria, Josef Mengele se paraba con rostro altivo en una rampa frente a las filas de prisioneros e indicaba con un movimiento de su mano quién sería utilizado para un “experimento científico”, quién moría y quién vivía. A la derecha iban los ancianos, embarazadas, enfermos y discapacitados; a la izquierda, las mujeres jóvenes y los hombres que evidenciaban un buen estado de salud. Los que quedaban a la derecha marchaban sin más trámites a las cámaras de exterminio y sus cuerpos eran sepultados luego en fosas comunes. Mengele abandonó Auschwitz de forma encubierta el 17 de enero de 1945, 10 días antes que el ejército ruso llegara a liberar a los pocos prisioneros que quedaban. Se dirigió posteriormente al campo de concentración de Gross-Rosen y en abril de 1945 huyó infiltrado entre la infantería regular alemana con una identidad falsa. Finalmente, fue capturado y permaneció como prisionero de guerra cerca de Nüremberg, hasta que fue liberado por los aliados, que desconocían su identidad. El médico logró cruzar el Atlántico en la llamada “ruta de las ratas”, que trajo a varios criminales nazis al Río de la Plata, para luego vivir y moverse cómodamente en Argentina bajo la protección del gobierno del vecino país. Se casó en Uruguay 13 años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial con la viuda de su hermano, utilizando su verdadero nombre, sin que nadie se percatara de que se trataba del temido “ángel de la muerte”, que había asesinado años antes a miles de personas. Nuevos elementos El investigador uruguayo Héctor Amuedo, quien ha participado en varios documentales de History Channel sobre la fuga de nazis hacia Sudamérica, ha logrado reconstruir los ocho días que estuvo Mengele en Uruguay y su llegada al Río de la Plata. Amuedo también formó parte del programa Día Cero de la National Geographic, realizado por la productora uruguaya Origami Estudio Audiovisual, que dirige Fernando Laureiro. Los elementos nuevos sobre la fuga de los nazis que ha aportado el investigador surgieron de sus trabajos de campo y de documentos inéditos (que hasta ahora no ha publicado) que recibió del hijo de un exoficial alemán que vivía en Argentina. Amuedo también entrevistó a uno de los dos testigos uruguayos de aquella boda y a Ilse Bernarzky, funcionaria del Juzgado de Nueva Helvecia que labró el expediente matrimonial. Estas tres personas, claves en la historia, ya murieron. “He podido determinar y documentar varias cosas, como por ejemplo que los documentos de la boda no habían desaparecido misteriosamente de los archivos oficiales (como afirmaban los periodistas de un diario que hicieron un informe hace muchos años) y que tanto el acta como el expediente del matrimonio se encontraban en el Registro Civil de la Intendencia de Colonia. Y estaban íntegros, es decir que no faltaba nada ni había ‘páginas arrancadas’”, relata Amuedo. “También pude demostrar que Mengele nunca vivió en Nueva Helvecia, sino que fue confundido con un alemán residente en esa ciudad”, agrega. En colaboración con el entonces fotógrafo de la agencia AFP Miguel Rojo, el investigador pudo determinar que Mengele y su esposa María Marta Will estuvieron viviendo ocho días en Colonia, desde que se inscribieron para casarse hasta que se concretó la boda. “Visitaban asiduamente la finca de un constructor de edificios de Nueva Helvecia. En esa casa todavía existe, bajo un enorme árbol de laurel, el banco y la mesa de piedra donde Josef Mengele y Marta Will tomaban el té por las tardes durante aquella semana de julio de 1958. Esto surge de los testimonios del actual dueño de la propiedad y del antiguo mayordomo”, anota. La casa se encuentra a pocos metros del Hotel del Prado, donde de acuerdo a informaciones que le proporcionó a Amuedo el empresario neohelvético Miguel Delfino, casi seguramente se hospedaron el criminal nazi y su prometida, Karl Thadeus. El investigador Héctor Amuedo con Ilse Bernarzky en su casa de Nueva Helvecia, funcionaria del Juzgado que labró el expediente matrimonial. Acta matrimonial que Mengele firmó con su verdadero nombre. Foto: H. Amuedo. La Ruta de las Ratas “En años recientes, recibí de parte del nieto de un excoronel nazi radicado en Argentina, documentos migratorios que estaban perdidos desde fines de la década de 1940 y que demuestran la estructura organizativa de la ruta de escape de los nazis desde Europa hacia Sudamérica, conocida como ‘ruta de las ratas’”, indicó Amuedo. Fue en uno de esos buques, el North King, que Mengele arribó a Buenos Aires el 20 de junio de 1949 con pasaporte de la Cruz Roja número 100.501 y la identidad falsa de Helmut Gregor, “italiano” de Termeno y de profesión “mecánico”. En la vecina orilla vivió seguro durante 10 años, de 1949 a 1959. Incluso pudo moverse sin mayores problemas durante todo ese tiempo y firmar documentos -como el acta de matrimonio uruguaya- utilizando su verdadero nombre. Entre los documentos que recibió Amuedo apareció el “Libro de Caja” que explica cómo se financió toda la operación. “En este texto contable está registrado el dinero que enviaba el gobierno del general Domingo Perón a la Sub Comisión Naval Argentina en Italia a efectos de contratar los buques que traían a los fugitivos nazis alemanes, fascistas italianos y croatas hacia Argentina. Allí se puede leer que la contratación del buque North King en el que Mengele escapó, insumió US$ 288.000 de la época, lo que llevado a valores actuales serían unos US$ 3 millones”, comenta. En algún momento entre febrero y octubre de 1959, Mengele huyó solo desde Argentina hacia Paraguay y luego a Brasil, permaneciendo su nueva esposa María Marta Will en Buenos Aires. El criminal de guerra nazi murió ahogado tras sufrir una falla cardíaca mientras se bañaba con el agua al pecho en la playa de la localidad brasileña de Bertioga, en 1979. Fue enterrado bajo el nombre falso de Wolfgang Gërhard y sus restos fueron exhumados después, en 1985, e identificados por una prueba forense. Banco y mesa de piedra donde el criminal de guerra y su prometida tomaban el té por la tarde, durante los ocho días que permanecieron en Colonia. Foto: H. Amuedo. “En 1992, la entonces novedosa técnica del test de ADN permitió determinar, mediante comparación con una muestra extraída de su único hijo Rolf, que el cadáver era, sin dudas, del famoso médico nazi. La familia jamás reclamó el cuerpo, que permaneció durante años en una bolsa de plástico en un locker del Instituto Forense de San Pablo. Actualmente, los restos óseos se encuentran en la Facultad de Medicina de la universidad de esa ciudad”, agrega el investigador. Los testigos ocasionales de la boda de Mengele con la viuda de su hermano fueron una joven pareja que vivía en Montevideo y viajaba con frecuencia por trabajo a Colonia: Juan Carlos Germán y Lydia Florio, ambos fallecidos. En aquel entonces, era frecuente que los novios vinieran a casarse en Uruguay por la imposibilidad de poder divorciarse en Argentina. Y que llegaran solos y solicitaran la firma de ocasionales testigos. Pero nunca imaginaron aquel principiante abogado y su esposa, los problemas que esto les traería, con amenazas que incluso caerían sobre sus hijos muchos años después. Cuando el tema del casamiento de Mengele en Uruguay salió a la luz, un medio de prensa se refirió a Germán como “el abogado del criminal nazi”, hecho que le generó todo tipo de problemas. Luego, el profesional se presentaría en un programa junto al periodista Néber Araújo para aclarar los hechos ocurridos en Nueva Helvecia aquel 25 de julio de 1958. Extraído de internet

EL ÁLBUM DE LA LENGUA

Apenas mejor que a penas La grafía recomendada del adverbio es apenas, todo junto, por lo que se desaconseja la escritura en dos palabras (a penas). Uso no recomendado * Desde que un habitante recibe la alerta, a penas tiene un minuto para correr al búnker y ponerse a salvo. * El equipo a penas reacciona a lo sucedido en el derbi. * Pierde dos de sus grandes bazas en a penas 24 horas. Uso recomendado * Desde que un habitante recibe la alerta, apenas tiene un minuto para correr al búnker y ponerse a salvo. * El equipo apenas reacciona a lo sucedido en el derbi. * Pierde dos de sus grandes bazas en apenas 24 horas. De acuerdo con la Nueva gramática de la lengua española, el término apenas Se usa como adverbio con los sentidos de ‘difícilmente, casi no’, ‘escasamente o solo’ y también puede equivaler a ‘en cuanto’. Esta misma obra señala que la grafía univerbal es la mayoritaria y recomendable actualmente y, por tanto, conviene evitar la forma a penas. Cabe recordar que la secuencia a penas es válida en frases como «Se enfrentan a penas de seis meses a dos años de prisión», en la que se está empleando el sustantivo pena con el sentido de ‘castigo’ precedido de la preposición a. Recomendación de la Fundéu.

LA BUTACA

El lápiz también tiene su historia. Si me prestas unos minutos, te la cuento: El lápiz es considerado un instrumento de escritura y dibujo muy importante para la humanidad, un invento extraordinario cuyo origen es bastante peculiar, y aunque se tienen registros de dibujo y escritura desde la prehistoria, nunca se habló de un lápiz hasta el siglo XVI. En aquél entonces, lo más cercano a un lápiz era una barrita de plomo y estaño, llamada “punta de plata” cuya marca podría borrarse con las migas de pan, o bien, podía mojarse en tinta para escribir sobre papiros. Cuenta la leyenda que cierto día en el noroeste de Inglaterra, una fuerte tempestad derribó un gran árbol de roble; sus habitantes vieron que debajo de sus raíces emergió una masa negra que tenía la virtud de tiznar cuanto tocaba, hasta entonces, esa piedra era desconocida y la denominaron “plomo negro” sin saber que en realidad se trataba del grafito. Los pastores comenzaron a utilizarla para marcar a sus ovejas, los militares para fabricar armas y cañones y unos pocos lo cortaban en pequeñas varillas que usaban para escribir, pero éstas se rompían fácilmente y ensuciaban todo, por lo que descartaban este uso. Aquél yacimiento de grafito resultó ser el más puro en todo el mundo y en el siglo XVIII pasó a ser propiedad de la Corona inglesa para uso exclusivo del ejército, prohibiendo su exportación y cualquier otro uso, tanto así que aquél que extrajera grafito para otros fines era castigado con la pena de muerte. A pesar de ello, algunas personas aún le tenían fe al material como método de escritura y aunque la calidad de su grafito no era tan buena, buscaron otras alternativas; en 1750 el alemán Kaspar Faber mezcló el grafito con azufre, antimonio y resina para darle una mayor dureza y aunque funcionaba, no era lo esperado. En 1795, el francés Nicolás Conté añadió arcilla a la mezcla con la que se tuvo mejor resultado; por su parte, el austriaco Joseph Hardmuth descubrió que variando la cantidad de arcilla y grafito en la mezcla, variaba la dureza de la mina, naciendo la gama HB que conocemos actualmente. Hasta entonces, era solo una barrita que ya podía sostenerse y pintar pero para agarrarla se envolvía con cuerdas y pieles de animal, no existía el sacapuntas y para liberar la punta se iba desenvolviendo la cuerda. Para 1812, el americano William Monroe descubre la manera de recubrir la mina con madera de cedro para que fuera ligero y cómodo. Faber y Conté lo aplicaron a su producto y lo popularizaron rápidamente; en 1856 Lothar Faber (bisnieto de Kaspar Faber) compró un territorio en Siberia con una mina de grafito puro y patentó oficialmente la invención del lápiz. Tras su muerte en 1870, la empresa Dixon se convirtió en la mayor consumidora de grafito en el mundo. Actualmente, los lápices Conté a parís y los Faber Castell, siguen siendo los de mayor calidad en el mundo del arte, mientras que los lápices de la Dixon, aunque de menor calidad, siguen siendo los más vendidos. Ahora ya lo sabes, el lápiz es un instrumento con el que puedes escribir y trazar miles de historias, pero que en sí mismo tiene una gran historia que contar… 12-IV-2025 Desde su espacio en 30 días envió para todos Garipil.

CARTA A...

14-IV-2025 Mario Vargas Llosa Muy valorado escritor: La noticia de su fallecimiento a los ochenta y nueve años de edad, en la ciudad de Lima y rodeado de su familia, nos sorprendió esta madrugada, y la literatura se quedó huérfana, las letras se vistieron de luto y sus lectores lloramos su ausencia. Sobra mencionar sus merecidos premios, también sus muchísimos títulos: son del dominio público. Por esta razón sobra comentar su vasta obra. El primer libro que cayó en mis manos fue La fiesta del chivo. Hace unas semanas releí La tía Julia y el escribidor. El próximo que leeré será el último que escribió: Le dedico mi silencio. Como heredera del importante legado que a todos nos deja, quiero, con estas sencillas líneas, manifestarle mi reconocimiento y expresarle mis más sinceras gracias. Descanse en paz María Jesús

COSAS DE GARIPIL

¡Hola!: Desconecta el televisor, deja el móvil donde ni lo veas ni lo oigas, siéntate en tu sillón favorito, cierra los ojos y permíteme que te lea el capítulo XXXVII y último de Bella Luna en lo que el sueño te manda a la cama para recuperar las fuerzas perdidas durante el día. XXXVII LA ROMERÍA DE LAS COSAS PERDIDAS Faltaban unos días para el primer aniversario de la partida de tía Lulú. Una tarde, al salir de la escuela, Bella Luna reunió a sus amigos en el molino, que era el lugar preferido de la pandilla. —Ese día iré al barranco para dejar tres azucenas en la tumba de tía Lulú y me gustaría que me acompañarais. Podría ir yo sola, pero no me atrevo. Tía Lulú me dijo que a veces aullaban los lobos y tenía que subirse a los árboles con el duende porque corrían el peligro de ser devorados. “A mí no me hubiera importado morir entre sus dientes —me decía—, pero el duende tenía que hacerse hombre para ir a Mimbres Blancas a conocer a su padre, y sólo yo podía ayudarle a conseguirlo”. Por eso, cuando el duende tuvo que esconderse y comprobó que allí no le harían daño, decidió bajarse a vivir en el molino, con los años no podía trepar a los árboles y tenía que vivir para llevarle flores de vez en cuando. —Claro que te acompañaremos, nosotros también queremos llevar una azucena para cada uno, pero deberíamos conseguir que fueran también los mayores. ¿Se te ocurre algo para convencerlos? Bella Luna pensó unos instantes y dijo: —Podemos quitarles algo a nuestros padres, algo que utilicen a diario, para que lo echen a deber rápidamente. La víspera por la tarde nos vamos todos a esconder lo que les hemos quitado en el barranco. Cuando caiga la noche y vean que no damos señales de vida, recordarán las cosas que les faltan, y convencidos de que tía Lulú había dejado las brujerías para no morir en la hoguera, se irán al barranco para sacarla de la tumba y quemarla de muerta. Así son los mayores: antes de reflexionar, deciden. Ya en el barranco esconderemos las cosas robadas, y cuando lleguen ellos, que las busquen. Todos estrellaron las manos para manifestarle con un aplauso su apoyo. Bella Luna no se equivocó lo más mínimo, todo se desarrolló como lo había imaginado. No era que tía Lulú le hubiera dejado una bola mágica para ver el futuro, era que le había enseñado a estudiar las conductas de los seres humanos, y antes de hablar, observaba y sacaba conclusiones. Los padres, tras registrar el molino de tía Lulú y llamar a sus hijos entre las mimbreras, se encaminaron al barranco llorando sus pérdidas. A unas madres se les había perdido la aguja y el dedal y no podían coser; otras no encontraban las cazuelas y no podían guisar; a otras les desaparecieron el lavadero y la tajuela y no podían lavar; a unos padres se les habían extraviado las tijeras de podar las mimbreras; a otros la albarda del burro; a otros la cayada; a otros la pipa de fumar; al alcalde le voló el bastón de mando, y lo más alarmante de todo fue que los jardines se habían quedado sin azucenas. Sólo Tarri subía tranquila. —He encendido una vela para que San Antonio me ayude a encontrar vuestras cosas pues a mí no se me ha perdido nada, lo que me hace pensar que esto es una broma de Bella Luna y su pandilla, y no una tragedia provocada por un ser invisible. Ñoto caminaba con una zapatilla gris ceniza y otra marrón chocolate, por más que buscó la pareja de cada una, no aparecieron por ningún sitio, pero compartía la opinión de Tarri. Sabía que las personas cautivas de cualquier forma, eran más peligrosas que las que tenían libertad, y Bella Luna ya no tenía que huir ni de ella ni de los demás. Ya en el barranco azul los gritos de alegría de los niños y las azucenas sobre la tumba de tía Lulú revelaron el secreto y supieron qué tenían que hacer. No fue sencillo para aquellos padres dar con sus cosas perdidas pero al final todas aparecieron. A Ñoto le costó más que a nadie. Bella Luna era la que mejor conocía todos los recovecos del barranco y pudo esconder las zapatillas con menos posibilidades de ser localizadas moviendo una piedra o retirando una rama como los demás. Ni siquiera sumando a sus ojos los dos de Tarri las habría encontrado Ñoto si su hija no le hubiera dado alguna pista que otra. Al final de aquel juego tan divertido regresaron al pueblo sin saber que había nacido la Romería de las Cosas Perdidas, pues, a partir de entonces, cuando en los días previos al aniversario de la partida de tía Lulú desaparecían las azucenas de los jardines, una cosa de cada casa y los niños, los padres, en lugar de preocuparse, preparaban comida y bebida, y con los primeros rayos del sol, acompañados por el cura, el alcalde y el tamborilero, partían hacia el barranco azul. Al llegar eran recibidos con un aplauso de todos los niños. Lo primero que hacían los romeros era comprobar que en la tumba de tía Lulú había tres azucenas por cada niño, la suya, la de Fufú y la del duende, y pobre de ellos si faltaba alguna. Después, entre risas, carreras y bromas, buscaban las cosas perdidas, y aunque raras veces las encontraban sin pistas, todas aparecían. Ya al mediodía comían y bebían hasta hartarse, y como una vez llena la panza pedía danza, el tamborilero los hacía bailar hasta que el sol le prestaba sus rayos a la luna y tenían que regresar. Y así fue como Mimbres Blancas, además de por sus mimbreras, acabó siendo conocido por la romería que más romeros tenía de toda la comarca. Glosario Ababoles: amapolas Alcancía: vasija grande de barro, con una ranura para guardar el dinero Antier: anteayer Bago: grano de uvas Baldados: cansados, fatigados Bicoca: ganga Cabás: maletín de cartón o madera en el que los niños llevaban a la escuela sus cuadernos, libros y pizarras Calda: dar guerra, molestias, trabajo Chupateles: barritas de hielo acabadas en punta que se forman en los canales de los tejados cuando hiela Clarión: tiza para escribir en los encerados Damajuana: recipiente de cuello largo para contener líquidos Desconchadas: con rozaduras o trozos sin pintura (las paredes) Embajada: proposición o exigencia impertinente, fuera de lugar Emperrarse: obstinarse en algo, empeñarse en hacerlo Encolar: tirar algo a un lugar donde se queda detenido (el balón, en el tejado) Engarañadas: muy frías, heladas (las manos) Enjalbegar: blanquear las paredes con cal o yeso Escaño: banco de madera y con respaldo, puesto, generalmente, en las cocinas y en los zaguanes, donde se sentaban varias personas Hacer el canelo: el bobo, por trabajar sin ganar nada Katiuskas: botas de goma, propias para el agua Mal de Malta: brucelosis (enfermedad) Mora: sin bautizar Nidales: lugares donde acuden las gallinas y otras aves a poner sus huevos Pamplinas: expresiones poco sinceras con las que se pretende alagar a alguien para conseguir algo Patatas a la importancia: rebozadas Pera: interruptor en forma de pera para encender la luz Pitera: brecha en la cabeza Plumier: estuche donde los niños llevaban los lápices a la escuela, pizarrines y pinturas de colores Ponerle las peras al cuarto: bajarle los humos a alguien, quitarle las ganas de hacer o decir algo que no nos conviene con pocas palabras Poyo: banco de piedra que en las casas de los pueblos se ponía a un lado o a los dos de la puerta para sentarse a tomar el fresco en verano Practicante: persona que se encargaba de poner las inyecciones que recetaba el médico Prosapia: linaje Roña: suciedad de mucho tiempo Trinchero: mueble de comedor Sacristía: alude al estómago Tener más hambre que un cerdo la víspera de la matanza: se dice por la conveniencia de tener a los cerdos en ayunas veinticuatro horas antes de ser sacrificados Vainillas: galleta larga y estrecha, compuesta por varias capas rellenadas de esta sustancia Vasar: anaquel de madera puesto horizontalmente en las cocinas, sobre la pared, para colocar piezas de vajilla Venirle de perilla: muy bien Este libro terminé de escribirlo el 19-II-1989 María Jesús Sánchez Oliva Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros publicado me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable. “Garipil (1995)”. Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores. “Letanías (1999)”. Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios. “El rosario de los cuentos (2003)”. Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996. “Cartas de la Radio (2007)”. Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas semanalmente en Onda Cero por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc., y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria. “Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas) (2014)”. Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás y los papás disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos. “Los días perdidos (2018)”. Reseña: En esta novela se narra la historia de Ara, una mujer que de forma inesperada tiene que enfrentarse a una ruptura matrimonial. El impacto la lleva a recluirse en su ático de soltera. Tras varios años de aislamiento, al salir de casa una mañana, la avería del ascensor la obliga a bajar andando todas las plantas del edificio. En cada planta se encuentra con una mujer que le cuenta su historia. Son mujeres muy distintas unas de otras, pero todas, por distintas razones, han perdido muchos días de su vida. Ya en la planta baja se encuentra con Daniel, el único vecino del edificio que también ha perdido muchos días inútilmente, y de forma espontánea los dos deciden no perder ni uno más. “Primer Premio Tiflos 2013”. Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico: Garipil1995@gmail.com Estaré encantado de responderte. Gracias por tu visita y hasta el próximo número. Firmado: Garipil.