Querida Luna:
Este mes he tenido que pensar poco para decidir a quién dirigir mis líneas. Lo tuve claro desde el primer momento: a ti.
Tienes 20 años, eres de Móstoles (Madrid), estudias un Grado de Integración Social y actualmente realizas prácticas como voluntaria de Cruz Roja en Ceuta donde te sorprendió la crisis humanitaria que ha desatado el conflicto diplomático entre España y Marruecos. Hasta entonces solamente te conocían tus familiares, tus vecinos y tus amigos, ahora te conocemos todos por dos razones: una que alegra y otra que da vergüenza .
La que alegra:
Las imágenes que se han visto en televisión han sido terribles: mostraban la cruda realidad de las personas que tienen que dejar su país para vivir. Pero una de las que más veces se ha visto y de la que más se ha hablado ha sido la tuya abrazando en la playa ceutí del Tarajal a Abdou, un joven de 27 años que pedía socorro desesperado ante el terrible drama que le ha tocado vivir. Fue un abrazo de ánimo, de consuelo, de apoyo… un abrazo que Abdou no olvidará nunca y que no pocos te agradeceremos siempre. ¿Hay algo más importante que descubrir unos brazos abiertos para salvarte cuando la vida está en peligro? Gracias, Luna, muchas gracias, las personas como tú son las que nos reconcilian con los jóvenes, y a tantas alabanzas recibidas, te añado la mía con pocas palabras: me siento muy orgullosa de ti.
La que avergüenza:
En cuanto la imagen se difundió por las redes sociales empezó a caerte una lluvia de insultos tan vergonzosos como estos: “lo vas a pagar caro”, “te lo querías follar” o “Europa no es una ONG”. Estos son los cernícalos que piensan con el sexo porque en la cabeza solo tienen huesos, los que buscan pareja por Internet porque cara a cara ni las tontas les hacen caso, los que matan el tiempo enviando groseros mensajes sin nombre y apellidos para impedir que el tiempo los mate a ellos… los que son una carga para todos en general y para sus familias en particular. ¿Qué otra cosa puede sentir la sociedad por ellos que no sea vergüenza? Pero no les hagas caso, Luna, no les hagas caso y sigue siendo como eres, son ellos los que tienen que cambiar, no tú, y necesitamos muchas Lunas para conseguirlo.
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