sábado, 30 de enero de 2016

El Álbum de la Lengua

Dar gato por liebre
    
     El paso de los siglos no ha conseguido acabar con la mala fama de las posadas, hosterías y fondas de antaño, respecto de la calidad de sus comidas. Una de las prácticas más habituales era la de cocinar gatos y ofrecérselos a los huéspedes por otros animales. La literatura universal está llena de alusiones, muchas de ellas irónicas, que dejan a las claras la picaresca que existía con las carnes y otros alimentos. Los comensales no eran tan tontos como creían los estafadores y fue tal el descrédito de estos lugares, que llegó a hacerse normal que antes de empezar a comer, parados frente a la carne recién asada, recitaran el siguiente conjuro: Si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta al plato.
    Este “exorcismo” nunca sirvió para demostrar la veracidad de la fama de la posada, de la hostería o de la fonda en cuestión obviamente, pero dio origen a la expresión dar gato por liebre, que con el tiempo se incorporó al lenguaje popular como equivalente de engaño malicioso por el que se da alguna cosa de inferior calidad, bajo la apariencia de legitimidad.

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