MESA CAMILLA

 “Día Mundial del Braille”.

    El pasado 4 de enero, como todos los años, se celebró el “Día Mundial del Braille”. Pero ¿por qué y para qué se nombró este día y se eligió esta fecha?
    Louis Braille nació en Coupvray, un pequeño pueblo cerca de París. Era el 4 de enero de 1809. ¿Qué fecha mejor para la celebración que la de su nacimiento? Murió en París, el 6 de enero de 1852. Solo vivió 43 años, pero consiguió dar vida a millones de seres humanos. La familia Braille era una familia de origen humilde. El padre era talabartero y Louis el menor de sus cuatro hijos. En 1812, cuando Louis solo contaba tres años, jugando en el taller de su padre a hacer agujeros en una cinta de cuero con una lezna se la clavó en un ojo, y lo que hoy hubiera sido algo sin demasiada importancia, por aquellos días acabó en una ceguera total. Tendrían que pasar algunos años para que Louis Braille descubriera que un punzón similar a aquella lezna era la herramienta ideal para trazar los seis puntos que forman el sistema de lectoescritura que lleva su nombre.
    El sistema Braille no fue bien recibido por los responsables de la educación del momento, de hecho, el Gobierno francés, prohibió su enseñanza, y los primeros ciegos que lo aprendieron y utilizaron tuvieron que hacerlo a escondidas, pero ante lo imposible de parar, tuvo que ser aceptado. El inventor murió consciente de que su invento cambiaría la vida de todas las personas ciegas, pero los reconocimientos, como a todos los grandes, le llegaron después de muerto.
     Louis Braille fue enterrado en su pueblo natal el 10 de enero de 1852. En 1895 el término braille fue incorporado a todos los diccionarios como una palabra más. Cien años después de su muerte, en 1952, sus restos fueron trasladados al lugar que le correspondía: el Panteón de París. Solo sus manos quedaron en el cementerio de Coupvray como símbolo de su gran invento. Pero el mejor reconocimiento que recibe Louis Braille son los millones de hombres y mujeres que hoy, gracias a su invento, pueden competir social, cultural y laboralmente con los videntes. El sistema Braille también es reconocido por la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en la que se menciona en algunos de sus artículos en el que se le reconoce no solo como un medio de comunicación para las personas ciegas sino también como camino a la inclusión social. Actualmente, sin que esto signifique que se pueda prescindir del braille,  ya se han incorporado nuevas herramientas, creado nuevas ayudas técnicas, programas informáticos, aplicaciones y otros apoyos que ayudan a las personas ciegas para que puedan acceder a la información ya sea a través de libros, televisión revistas digitales o Internet. Para ello pueden usar ordenadores, tabletas o teléfonos móviles. Pero no podemos olvidar que aún hoy algunos programas informáticos y proyectos web no son todo lo accesibles que debieran ser. Por ello la celebración de este día debe servir para recordar cosas tan importantes como estas: 
Que las empresas, organismos públicos y entidades bancarias cuiden la accesibilidad a la hora de diseñar sus páginas (es compatible en todos los casos, solo hay que tener interés).
Que se refuerce la enseñanza del Braille en la educación de los niños ciegos desde los primeros años (no es cierto que las nuevas tecnologías puedan suplirlo al cien por cien).
Que se promuevan proyectos con acceso a braille tanto en la vida social, cultural y comunitaria u otros aspectos de la vida de una persona ciega (esto, además de no ser costoso, también beneficiaría a los videntes).
Que se adapten materiales y publicaciones ya existentes y transcribirlos a braille.
Que los profesores y personal docente lo conozcan para trabajar con los alumnos ciegos (el braille no solo puede leerse con las manos, como suele creerse, también se puede leer con los ojos, y mejor, claro).
Que el braille se promocione desde las aulas para que la población vidente acabe de enterarse que es un sistema de lectoescritura que puede traducirse a todos los idiomas, y no un idioma ilegible, como se suele creer.